Cada vez son más los ciudadanos procedentes de otros países de la Unión Europea que se aprovechan del subsidio de desempleo en Suiza. Aumentan el precio de la vivienda. Sobrecargan los trenes. Ocasionan problemas de circulación. Generan competencia desleal al trabajar por salarios inferiores. Estos son los argumentos que ha esgrimido la Unión Democrática de Centro (UDC), de marcada ideología conservadora y xenófoba, para justificar el llevar a referéndum si se debía limitar la entrada de inmigrantes europeos en Suiza.
Cabe destacar que, de los 8 millones de habitantes que tiene Suiza, apróximadamente un cuarto son inmigrantes. A pesar de ello, UDC ha conseguido las 100.00 firmas que se necesitan para convocar un referéndum en el país helvético. Aunque los sondeos diesen como vencedor al "no" con un 50% de los votos (frente al 43% del "sí" y al 7% de indecisos), la propuesta salió adelante con un 50,4%. El 56% de los ciudadanos con derecho a voto ha acudido a las urnas.
El "sí" triunfó en el referéndum con un escaso 50.4%
Esta nueva medida hará que Suiza conceda a los inmigrantes procedentes de la Unión Europea un número limitado (todavía por conocer) de permisos de trabajo al año. Durante toda la campaña previa al referéndum, UDC ha asegurado que en el país se estaba produciendo un fenómeno conocido como turismo social, esto es, que ciudadanos europeos se beneficiaban de un subsidio de desempleo si demostraban que habían cotizado al menos un año en otro país de la Unión Europea. Los servicios sociales de las principales ciudades de Suiza sostienen que estos fraudes son sucesos aislados, no la norma general.
Dirigentes de UDC celebrando la victoria del "sí" en el referéndum. (Foto: Marcel Bieri | EPA).
Tanto empresarios como políticos se han pronunciado en contra de la propuesta de UDC. Además de garantizar la sostenibilidad del sistema de pensiones (que sería deficitario desde 1992 en caso de no contar con ciudadanos extranjeros cotizando), la entrada de inmigrantes también es una parte importante de los acuerdos del país helvético con la Unión Europea. La población suiza aceptó abrir sus fronteras a ciudadanos de todos los países de la UE en 2000, renovando dicho permiso ante las subsiguientes ampliaciones de la Unión Europea en 2005 y 2009.
Todos los expertos coinciden en señalar que la aprobación de esta medida podría suponer la reestructuración o la desaparición de todos los acuerdos que tiene Suiza con la Unión Europea, con catastróficas consecuencias para la economía del país, así como para su mercado laboral, que perdería dinamismo. De hecho, el propio líder de los democristianos suizos, Pirmin Bischof, afirma que este referéndum supone "un ataque a los valores que han convertido a Suiza en el país más rico y exitoso de Europa".
Cambio de tendencia
Más allá de las consecuencias que esto pueda tener para Suiza, es destacable sobre todo el cambio de tendencia en el trato a los inmigrantes. Si a lo largo de toda la pasada década la mayor parte de la población suiza se mostraba a favor de la entrada de ciudadanos europeos, la aprobación de esta medida deja claro que se ha dado un importante paso hacia las políticas antiinmigración propias de la extrema derecha europea. A falta de poco más de tres meses para que se celebren las elecciones al Parlamento Europeo, el resultado de este referéndum dará alas a los partidos más reticentes a permitir la entrada de inmigrantes en sus países. Sin ir más lejos, el Frente Nacional de Francia, con Marine Le Pen a la cabeza, no ha tardado en felicitar a los votantes suizos por haber aprobado esta medida. Son tiempos de cambio para el Viejo Continente: la Unión Europea, cuyo buque insignia es la libre movildad entre sus países miembros, tendrá que buscar la forma de sobreponerse a esta nueva ola de odio hacia los inmigrantes.