Veteranos de la actuación. Así son los cuatro actores que se juegan el próximo domingo el Goya a mejor interpretación masculina protagonista. Cuatro rostros muy queridos y apreciados de nuestro cine que echarán un último pulso para levantar el cabezón dorado de nuestra cinematografía. Algunos ya poseen alguno en su estantería como es el caso de Eduard Fernández o Antonio de la Torre; otros, en cambio, pese a contar con un bagaje artístico más que respetable aún esperan poder tocarlo por primera vez como es el caso de Javier Cámara o Tito Valverde.
Todos ellos han demostrado su buen hacer delante de la cámara y han alimentado méritos más que suficientes para unir su nombre al de la historia de estos premios. No obstante, como suele ocurrir en estos casos, la suerte está echada entre las manos de los académicos. Ellos serán los que deban elegir quién de estos cuatro grandes actores patrios se alzará con el Goya el próximo 9 de febrero. Mientras, hagan sus apuestas.
Javier Cámara por Vivir es fácil con los ojos cerrados
2013 fue su año. Al riojano le sobrevolaron los más bellos piropos de su carrera con dos títulos curiosamente contraopuestos, pero que unidos trazan a la perfección el perfil de uno de los actores más carismáticos y versátiles de nuestro cine: Javier Cámara. La primera vez que se metía a la crítica y al público en el bolsillo fue con la dramática Ayer no termina nunca, al lado de una sensacional Candela Peña y con Isabel Coixet en la batuta artística. Pero cuando todo el mundo daba por hecho estar ante una de las mejores interpretaciones de su carrera, desembarcó en San Sebastián Vivir es fácil con los ojos cerrados. La tragicomedia de David Trueba no rascó nada de la Zinemaldia, pero Cámara se llevó algo de su paso por el certamen donostiarra, había puesto la semilla para su sexta nominación a los Goya. Sin duda, era uno de los previsibles de la categoría cuando se anunciaron las candidaturas. Su intepretación llena de matices y en estado de gracia de un profesor de inglés que decide ir a buscar a su cantante favorito, John Lennon, a Almería, era la mejor carta de presentación ante los académicos. No es el favorito pero si el próximo domingo levanta el primer cabezón de su palmarés nadie podría cuestionarlo. Méritos no le faltan.
Tito Valverde por 15 años y un día
Es el más veterano de la categoría. Curtido en las tres disciplinas artísticas, Tito Valverde lleva regalándonos ilusión con su calidad escénica desde aquel 1977 y La guerra de papá, de Antonio Mercero. Pese a contar con una dilatada y reconocida trayectoria profesional en la gran pantalla, sorprende que ésta sea tan solo la segunda ocasión que recibe una nominación por parte de la Academia de Cine. Dos décadas separan su primera, y por ahora, nominación y posterior estatuilla a mejor actor de reparto por Sombas en una batalla, y la presente. Aunque su nombre no está dentro de las quinielas de favoritos, no podemos olvidarnos de destacar su más que notable participación en la cinta de Gracia Querejeta, 15 años y un día, drama en el que da vida a un militar jubilado que debe cuidar de su nieto (Arón Piper) durante unas semanas tras la desesperación de su madre (Maribel Verdú) por su actitud rebelde. Un personaje dotado de intensidad y paciencia, como buen abuelo de cine, que supuso su regreso triunfal a la industria cinematográfica tras ocho años de silencio. Su última película fue Reinas (2005).
Eduard Fernández por Todas las mujeres
Se extendió como la pólvora entre los presentes del pasado Festival de Málaga. El veterano Eduard Fernández se hubiese llevado sin pestañear la Biznaga a Mejor Actor (que recayó en Mario Casas por La mula) de no ser porque la cinta de Mariano Barroso, Todas las mujeres, se estrenó fuera de competición. Su soberbia encarnación de Nacho, un mentiroso compulsivo (a ratos ingenuo, a ratos repulsivo) que debe enfrentarse a las mujeres más importantes de su vida, le posicionó en la casilla de salida de los Goya mucho antes que sus rivales. Algunos cuestionaban si no se trataba de un papel hecho a su medida. No falta verdad en esta afirmación, dado que este personaje se antoja como una segunda piel en la complexión del intérprete; una ventaja que bien podría hacerle aumentar su ya considerable palmarés. Recordar que el barcelonés ha sido candidato en ocho ocasiones para los premios de la Academia de Cine Español y que guarda en casa dos por Fausto 5.0 (mejor actor en 2001) y En la ciudad (mejor actor de reparto 2003). Tiene todas las papeletas para levantar su tercer cabezón tras alzarse hace escasas semanas con el José María Forqué (galardón que suele coincidir con los gustos de los académicos). Aunque su camino hacia el escenario presenta un obstáculo con nombre y apellidos: Antonio de la Torre.
Antonio de la Torre por Caníbal
El malagueño vuelve a jugar por partida doble; experiencia que ya vivió el pasado año tras lograr nominación tanto a mejor actor protagonista por Grupo 7 como actor de reparto por Invasor. No se llevó nada a casa, pero este año retorna al certamen con otras dos opciones que le podrían llevar a acariciar su segundo Goya. Con Caníbal y La gran familia española, mejor actor principal y actor de reparto, respectivamente, repite jugada. Centrándonos en la primera candidatura, su magistral interpretación en la película de Manuel Martín Cuenca ya le valió el elogio de la crítica internacional tras su paso por el Festival de Toronto. Posteriormente hizo lo propio en San Sebastián, para terminar de convencer al público en las salas de cine. Comedido, soberbio, desgarrador, capaz de transmitir toda una verdad a través de sus vivos y reflexivos ojos azules, el intérprete andaluz supo dotar de humanidad a un peligroso caníbal que juega a ser sastre en Granada. Ya tiene un Premio Feroz por ello, solo falta ver si los académicos también son capaces de oír lo que muchos piden a gritos desde hace tiempo. La última vez que premiaron su talento fue en 2006 por AzulOscuroCasiNegro.
Fotos del cuerpo de texto: Culturamas, labutaca, bandejadeplata y cinemaldito.
