'Nymphomaniac. Volumen 2'
Foto (sin efecto): blackfilm.

Un mes después del estreno de la primera parte, ya se podrá ver como acaba Nymphomaniac, tercera entrega de la Trilogía de la Depresión de Lars Von Trier (las otras películas que completan esta colección son Anticristo y Melancolía, todas protagonizadas por Charlotte Gainsbourg). Para los que no hayan visto Nymphomaniac. Volumen 1, la cinta se trata del relato que hace Joe a Seligman (Stellan Skarsgård), después de que este se la encontrara inconsciente en la calle, explicándole cómo ha llegado a aquella situación. Una vida llena de conflictos y turbias relaciones, pues, tal y como dice el título de la película, la joven que interpreta Gainsbourg es ninfómana.

El sexo es el motor de las reflexiones

En la segunda parte hay menos escenas de sexo explícito que en la primera. Pero recordamos: aunque el sexo parezca ser el vehículo de la historia, no es lo más importante. Aunque es a través de todas las historias de Joe con el sexo como se ponen diferentes interrogantes y reflexiones sobre la mesa. Es decir, se trata de una excusa para pensar sobre diferentes aspectos de la humanidad y la sociedad actual. Es el motivo que utilizan los dos protagonistas de la película para establecer una conversa socrática. Los argumentos y resoluciones llegan a alcanzar un nivel de profundidad que es lo que choca con las imágenes de sexo explícito (llegando a rozar, en algunas ocasiones, con la pornografía). Es en este momento cuando el espectador puede dudar si lo que está viendo, lo que Von Trier quiere enseñar, son misterios que siempre han acompañado al ser humano, o sencillamente se está tomando todo esto en broma.

Puede que en la segunda parte haya más reflexiones que en la primera, aunque todas se complementan entre ellas. Pensamientos que van intercambiando Joe y Seligman. pues son dos personas totalmente contrarias, pero que parecen comprenderse a la perfección (dos contrarios que se tocan, el ying y el yang). Ella siempre se ha guiado por el instinto, sin pensar en sus repercusiones. Él es lógica pura, lo razona todo y siempre utiliza el pensamiento y la reflexión antes de hacer cualquier cosa. Ella es ninfómana, él nunca ha tenido necesidades sexuales (él mismo dice que es asexual). Pero son estas dos personas tan opuestas (e iguales) que van construyendo toda la argumentación filosófica a partir de las diferentes experiencias sexuales de Joe.

Un guion lleno de metáforas muy distintas

Anécdotas y reflexiones que siempre explican con metáforas de mundos muy distintos (música, literatura, cine, naturaleza...). La serie de Fibonacci, la pesca de río, las harmonías polifónicas, el nudo Prusik, una de las pistolas de James Bond, Edgar Allan Poe; todo es susceptible de tener alguna relación con lo que se está contando. Pero en la segunda parte se hace más referencias a la religión que en la primera, llegando a sacralizar algunas partes de la historia y comparar a la protagonista con el diablo en más de una vez (por ejemplo, la risa de un niño acabado de nacer).

Todas estas metáforas llegan a causar la risa del público, por la faceta cómica e irónica de la exageración que llegan a coger algunos momentos (un claro ejemplo de esto, en la primera parte, es el capítulo en el que aparece Uma Thurman). Pero es una risa con sabor agridulce, ya que esta exageración solo esconde la gravedad que llega a tener la situación en el fondo. Es un método de contener todo el drama que hay en las palabras de Joe. Estos momentos cómicos se reducen mucho en la segunda parte, pues esta es mucho más dura que la primera. El volumen 2 consigue llegar a unos niveles bajos y oscuros que la primera parte ni se acercaba. Hay más violencia, más crueldad. Es el viaje de la protagonista a la demacración, va hasta el infierno para encontrar su propio cielo divino.

Una película que a nadie dejará indiferente, seguramente provocará opiniones muy contrastadas, puesto que se puede coger de muchas maneras diferentes. Mucho más profunda de lo que puede parecer en un primer momento, pero también es divertida, inteligente y muy provocativa. Tiene la magia y el arte que solo Lars Von Trier puede dar. Por supuesto, las magníficas interpretaciones de los dos protagonistas, y el gran elenco que había detrás (remarcar la pequeña pero brillante actuación de Uma Thurman) han ayudado a hacer de esta historia una película tan especial, interesante y buena.

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