Alexander Payne no es un director común. Sus cintas, efímeras como el oro más puro y volátil, se miden con cuentagotas, y, sin embargo, cada minucia destilada por su magia hace las delicias de un espectador expectante ante su definida calidad cinematográfica. Con apenas seis películas en su haber, el director de Omaha, Nebraska, se ha abierto un pequeño hueco entre los más profundos instigadores del cine de calidad, de los guiones elaborados y de la producción exquisita. Todas y cada una de sus películas han marcado un antes y un después, convirtiéndose en un personaje con una huella importante y difícilmente desapercibido. Todas ellas han contribuido a formar parte de la historia del cine, a construir, poco a poco, la más reciente recámara del séptimo arte.
Su debut hollywoodiense tuvo lugar con la controvertida Citizien Ruth, una cinta desenfadada e irónica acerca de la drogadicción y el aborto, un ejemplo de la introspección de Payne partiendo de una premisa humorística entremezclada con temáticas de grave impacto social en la América de finales de los años 90. La acogida de la crítica fue reducida para esta película, que, sin embargo, no sería más que una simple carta de presentación para un hombre que, a partir de ese momento, comenzaría a realizar cintas de calidad exponencialmente mejor a la previa.
Su siguiente paso detrás de las cámaras fue Election, largometraje con un altísimo grado de madurez que estudia los conflictos internos de una profesora universitaria ante las elecciones escolares. De nuevo Payne parte de lo trivial para alcanzar el éxtasis interpretativo, una perfección dotada de un guión de altísima calidad y de un tono amable y marginal. La realización de Election le sirvió al director estadounidense para lograr su primera nominación a la estatuilla, en esta ocasión para la categoría de Mejor Guión Adaptado, Oscar que acabaría llevándose John Irving por la extravagante Las normas de la casa de la sidra.
A propósito de Schmidt, un diamante en brutoHabitualmente se considera a A propósito de Schmidt ("About Schmidt") como un bicho raro, como la cinta extraña en el mar de Alexander Payne. Sin embargo, esta película circundante a la progresión del personaje interpretado por un magnífico Jack Nicholson tras el fallecimiento de su mujer, su madurez tardía y su comprensión y apertura emocional, perdura como una de las más grandes-pequeñas maravillas del cine en la última década. Su exploración de lo íntimo, de los vaivenes vitales y la evolución mental de una persona de avanzada edad constituyó una revolución cinematográfica difícil de digerir pero que nada tiene que envidiar a sus más aclamadas películas.
Éxito entre copas
Foto: Inventodeldemonio
El éxito y la cumbre creativa llegaron con la extremadamente dulce Entre copas ("Sideways"), cinta símbolo de lo indie y dotada de uno de los guiones más extraordinarios del siglo XXI. Entre copas se construye sobre la premisa de que el viaje no significa nada sin tener en cuenta el camino. Una introducción hacia los más profundos e intrínsecos pesares del ser humano, una absoluta y maravillosa inducción hacia lo inexplicable, lo magnífico de la magia del individuo. Un canto a la personalidad, a la humanidad como tal y a todo aquello que es dejado de lado, apartado por su obviedad. El esfuerzo introspectivo de Payne en esta cinta es, con tintes de aquellas Fresas salvajes de Bergman, uno de los mayores logros cinematográficos de cara a la comprensión de la naturalidad vital y el progreso que ésta acarrea. Una película inolvidable e imperdible para todos los adeptos al cine reflexivo. El Oscar al Mejor Guión Adaptado fue la recompensa para un Payne desbocado.
Tras siete años en el dique seco creativo, Payne volvió a la gran pantalla en el año 2011 con, sin duda, otra de las grandes cintas de los últimos años. Los descendientes ("The Descendants"), con un Clooney espectacular, muestran la pesadumbre irónica de un hombre que, después de que su mujer caiga en coma, descubre que ésta lo engañaba con otro. El apoyo familiar, lo entrañable y lo inexplicable logran un elaborado punto de encuentro en una película que sirvió al director de Omaha para lograr su segundo Oscar consecutivo en la categoría de Mejor Guión Adaptado, además de otras dos nominaciones a Mejor Director y Mejor Película.
Su sexto largometraje, Nebraska, por el que ha vuelto a ser nominado a Mejor Director, es el primero en el que no participa como guionista, entregándole este honor al desconocido Bob Nelson, que en su debut en la gran pantalla ha sido nominado a la estatuilla. El estreno de esta cinta en España tendrá lugar el próximo siete de febrero, fecha marcada en el calendario por todo amante del cine elaborado, detallista y profundo. Una cita que no debe pasarse por alto en toda agenda cinematográfica.