Juan Carlos Girauta: "No veo ningún problema en que el Gobierno español opte por hacer un referéndum en Cataluña"
Juan Carlos Girauta,en Valencia. / Foto: @JoseMnlTejedor.

Juan Carlos Girauta nació y vive en Barcelona, tiene 52 años y es licenciado en Derecho y MBA por Esade. Ha escrito varios ensayos políticos e históricos, y un par de novelas. Ha trabajado como abogado y como consultor de empresas antes de dedicarse al periodismo de opinión en distintos medios de comunicación. Actualmente es columnista de ABC y colabora en varias radios y televisiones. Más que trayectoria política, tiene trayectoria ideológica: muy de izquierdas en su juventud, como correspondía a aquella época, y convertido al liberalismo hacia los veinticinco años, paralelamente al descubrimiento de lo que había sido realmente el comunismo. La lectura de una serie de intelectuales disidentes del Este fue crucial en su formación política e intelectual. Entre sus aficiones destaca la música, a la que llegó a entregarse en cuerpo y alma durante la carrera. Está enganchado al pop-rock de los años setenta y no podría prescindir de la novela rusa, ni del cine americano.

Pregunta: Hábleme de sus comienzos en política. ¿Cuándo le picó el gusanillo por la política?

Respuesta: El gusanillo, entendido como un interés por la cosa pública, me picó... desde que tengo memoria. Recuerdo una adolescencia muy politizada. Era la época de la Transición, y resultaba casi imposible no entregarse a aquel ambiente. Luego, en la Facultad de Derecho, recibí una fuerte influencia de uno de los padres de la Constitución, Jordi Solé Tura. Aunque él era entonces del PSUC, sus seminarios me acercaron al PSOE. No me extraña que acabara siendo ministro de Felipe González. También fue determinante su riguroso posicionamiento en contra del nacionalismo. Pero debo aclarar que yo no soy un político. Me dedico a opinar sobre política.

P: ¿Cree que actualmente el trabajo que hacéis los políticos está desmerecido?

R: Creo que ya está claro que no entro en la categoría. En cuanto al trabajo de los políticos, sí, lo considero desprestigiado por culpa de una parte de la propia clase política.

P: ¿Por qué cree que la gente está desencantada con la política? ¿No cree que han sido los propios políticos los culpables de esta situación?

R: Existe un desencanto que es exclusiva responsabilidad de los políticos profesionales. Estoy pensando en sus incumplimientos electorales, por supuesto, pero no sólo en eso. Creo que ahora mismo su gran problema es la falta de sintonía con los tiempos, con los cambios sociales, con las nuevas formas de abordar el trabajo, con las consecuencias de la globalización, que son en muchos casos prometedoras y estimulantes. Una parte de la clase política se sigue comportando en todo como hace varias décadas, lo cual es un enorme error que acabarán pagando con el distanciamiento de sus votantes.

P: Acaba de presentar, junto a Albert Rivera y  Antonio Asunción, una nueva plataforma llamada “Movimiento Ciudadano”. ¿Nace como alternativa al bipartidismo español?

R: Nace como expresión de la urgencia de regeneración de la política española, de sus instituciones y de sus valores. Los grandes principios constitucionales tienen que recobrar su sentido original. Si los dos grandes partidos españoles son capaces de darse cuenta de esta urgencia, nos felicitaremos. En caso contrario, no tenemos ningún problema en afirmar que pensamos desafiar al bipartidismo.

P: ¿Cuáles son los ejes fundamentales de esta plataforma?

R: En primer lugar, es imprescindible un gran Pacto Nacional por la Educación que dure varias décadas, no una legislatura, y que introduzca de una vez, y de verdad, los criterios de calidad, mérito, autonomía de los centros e igualdad de oportunidades. Y que prestigie socialmente a los docentes. El terrible índice de abandono escolar es una lacra inadmisible. También es precisa una reforma profunda de las Administraciones Públicas para ponerlas al servicio de los ciudadanos que las pagamos, no de sus propias burocracias ensimismadas y redundantes. La Administración no cumple con su papel cuando se convierte en obstáculo a las iniciativas de los individuos. A continuación exigimos que la división de poderes se convierta en una realidad y no en una muletilla sin contenido. Una demanda que está estrechamente ligada a la deriva despótica de los grandes partidos, cuyas cúpulas deciden quién compone los tres poderes, quién manda en cada uno. Esa situación nos ha llevado a un lamentable déficit democrático. Exigimos la reforma de los partidos políticos para que cumplan con el requisito democrático que les impone la Constitución. Sus cuentas deben ser transparentes, y sus candidatos deben resultar de procesos abiertos de primarias. Finalmente, pero no menos importante, la legislación electoral debe corregirse para obtener un sistema más proporcional, con listas abiertas y haciendo realidad el principio de "un hombre, un voto", desvirtuado por la efectiva desigualdad del valor de los sufragios dependiendo del territorio donde se han emitido.

P: Esta plataforma aspira a darle más voz a la ciudadanía. ¿Falta cercanía entre los políticos y la ciudadanía?

R: No sólo falta cercanía; es que muchos políticos tienen pavor a acortar distancias con sus representados. Viven más cómodos arropados por camarillas auto complacientes que van generando un pensamiento grupal, paulatinamente alejado de la realidad.

P: ¿Es  Movimiento Ciudadano la gran esperanza de cambio?

R: Ahí está la oleada de entusiasmo desatada a partir de nuestra presentación. Esta esperanza resulta de la oportunidad y claridad de sus contenidos. Y el principal de ellos es: se acabó el fatalismo paralizante y se acabó el optimismo oficial inane. España va a ser lo que queramos los ciudadanos españoles, nada está escrito. Y, para empezar, vamos a volver a dotar de sentido los conceptos fundacionales de nuestra democracia.

P: La plataforma plantea la necesidad de aplicar reformas en el sistema electoral, las administraciones públicas, la separación de poderes y especialmente en la Educación. ¿Tan mal están las cosas?

R: En esas materias, están fatal. Y son materias cruciales, como he explicado antes.

P: ¿Hay alguna diferencia entre Ciutadans y Movimiento Ciudadano?

R: Ciutadans es un partido político con representación institucional. Movimiento Ciudadano es lo que su nombre indica. La voz de decenas de miles de personas que han dicho "Hasta aquí hemos llegado". O sea, que son herramientas diferentes. Por otra parte, el liderazgo de Albert Rivera en ambos proyectos confirma la coincidencia en contenidos.

P: ¿Cree que falta autocrítica en política?

R: La autocrítica en política suele llegar muy tarde, cuando ya no hay nada que hacer. ¿En qué cambia las cosas, por ejemplo, que ahora Zapatero reconozca el error de no anticipar el diagnóstico de la crisis? Ya no se juega nada. En realidad, quiere que redoblemos el respeto hacia él por ser capaz de rectificar. Pero esa rectificación no opera sobre la realidad sino sobre su concepto de sí mismo. Haberlo dicho antes, hombre. Antes de las elecciones, por ejemplo.

P: La situación de tensión en Cataluña es palpable  ¿Qué solución ve usted a la independencia? ¿Sería viable para Cataluña en estos momentos independizarse de España?

R: No considero viable la secesión, salvo que una sociedad madura, antigua y generalmente sensata esté dispuesta a salir de la Unión Europea, a optar por una soberanía que no reconocerá ni la ONU y a perder una gran cantidad de riqueza, de inversiones y, sobre todo, de relaciones humanas. No pienso en términos de solución, sino de evitar el problema. Y la mejor manera de hacerlo es enfrentarlo con claridad, sin tonterías ni complejos, sin silencios cómplices. Porque entonces sí que acabaremos teniendo un problema.

P: Si como dice Movimiento Ciudadano hay que darle más voz al pueblo, no cree que sería sano hacer un referéndum sobre la independencia de Cataluña? 

R: No veo ningún problema en que el gobierno español opte por esa vía, perfectamente constitucional. Siempre y cuando no se quede callado a continuación, sino que haga una decidida campaña a favor del "no", obviamente. Como Cameron.

P: Derecha e izquierda. ¿Sirven estos conceptos en la situación de crisis actual?

R: Cada vez menos. Más bien sirven para no tener que detenerse a pensar, para ponerse una especie de camiseta y enfocar la política, con toda su complejidad, como si fuera un partido de fútbol, un juego de suma cero.

Hablemos de actualidad

P: Corrupción: ¿Qué le parece todo lo que se está destapando? (Caso de los ERE, financiación ilegal…)

R: Por un lado es deprimente comprobar hasta qué niveles puede avanzar la podredumbre. Por otro, debemos felicitarnos porque se han descubierto las irregularidades, se están investigado y se van a juzgar. Nunca tendremos una sociedad o una clase política inmaculada, pero sí podemos y debemos aspirar a unos poderes e instituciones que prevengan, persigan y castiguen la corrupción.

P: Educación: ¿Qué opina sobre la Reforma Educativa de Wert?

R: Que se ha desdibujado tanto, con todas esas correcciones sobre la marcha, que, al final, no se sabe muy bien cuál es su filosofía y cuál será su impacto. Mención especial -y especialmente escandalizada- merece la forma insólita que se les ha ocurrido de garantizar que la lengua castellana sea también vehicular en la escuela catalana: váyanse a una escuela privada bilingüe, dice a los padres. Eso es desconocer una obligación fundamental: la de hacer cumplir las leyes y las sentencias. En sus términos, obviamente.

P: Independencia: ¿Qué le parece la “hoja de ruta” de Artur Mas para la independencia de Cataluña?

R: El delirio de un personaje que abandona sus responsabilidades como presidente de una comunidad autónoma para adentrarse en lo que él cree un destino histórico. Llevándose por delante la cohesión de la sociedad catalana, por cierto.

P: Justicia: ¿Qué opinión le merece la derogación de la Doctrina Parot?

R: Mala. Es contradictoria con la propia jurisprudencia del TEDH (véase Kafkaris contra Chipre, Hogben contra el Reino Unido y Uttley contra el Reino Unido). Pero ahí está la sentencia...

P: Corrida de Toros: ¿Qué opinión le merece la prohibición de las corridas de toros en Cataluña?

R: Que prosperó porque muchos nacionalistas, ignorando la gran tradición taurina catalana, veían en los toros un símbolo ajeno y españolísimo. Lo cual no tiene nada que ver con la intención verdadera de los promotores de la iniciativa legislativa, efectivamente preocupados por el sufrimiento del animal.

El Termómetro

Alfredo Pérez Rubalcaba: Un hombre con un gran pasado por delante.

Mariano Rajoy: La plasmación política del taoísmo.

Artur Mas: El timonel de un barco encallado.

Rosa Díez: Una mujer valiente que tiene un partido.

Iñigo Urkullu: La incomodidad de saber que tu proyecto ha llegado a su óptimo.

Albert Rivera: La pesadilla del nacionalismo y un sueño para el constitucionalismo.

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