Se fue 2013 y con él, el tiempo. Llegó 2014 y con él, poco. Se afanan los miembros del gobierno en repetir que será el año de la recuperación, más como un acto administrativo que desde el convencimiento. No abandona Mas una huida hacia adelante de la que es preso. Celebran los etarras su victoria. Todo sigue igual. Mismos maestros, mismos alumnos, misma lección.
Nos enseñaron que hay dos Españas. A unos, que los de enfrente son rojos, anticlericales y enemigos de la nación. A otros, a odiar a fachas, carcas, meapilas y explotadores. Dos Españas enfrentadas. Irreconciliables. Hubo un tiempo en que nuestras madres nos repetían como una jaculatoria un "no te signifiques" sincero, prudente y optimista, que englobaba mejor que cualquier ley la reconciliación y la esperanza que hoy no están ni se les espera.
Con la democracia aparentemente asentada volvió la división que parecía en general superada. Ahora sabemos que nuestro mañana como nación es hablar del ayer. Nos espera el recuerdo de tiempos que no habitamos, el llanto por guerras que no perdimos, la nostalgia de regímenes que no conocimos. Y así vivimos, cambiando el pasado, ignorando el futuro que llega, pasa y algún día, dentro de años, convertido en historia, será tenido en cuenta. Unos a un lado, otros enfrente.
Dos Españas. Derecha e izquierda. Ésa es la enseñanza, la distracción. Existen dos Españas, claro que sí, pero no ésas. Etiquetas, eufemismos y sacos en los que meter generalizaciones aparte, existe una España que vive en y del pasado, que odia, que envidia, que no perdona, frente a otra que trabaja, o lo intenta, que detesta el enfrentamiento fratricida, que mira al futuro. Nos dijeron, nos dirán, que hay dos Españas. Nos etiquetaron, nos etiquetarán, con un color desde la cuna. Tratarán de evitar así que pensemos que quizá las dos Españas no están a la izquierda y a la derecha, sino, más bien, arriba y abajo.
Y así llegan los años. Y así pasan, como pasó el último y pasará éste que comienza. Sic transit entre dos trincheras cada día más enfrentadas por voluntad de unos gobernantes que ven un filón en el odio y por desidia de una nación que en conjunto pone el foco en la diferencia. Y unos seguirán madrugando para que otros vivan de sus impuestos, seguirán mirando al futuro mientras otros le dan la espalda al progreso, incapaces de quitar sus miradas del pasado, sus esperanzas del ayer.
Feliz año.