Lou Reed, nihilismo del rock
Foto: Cnn.

Lewis Allen Reed nació en Nueva York el 2 de marzo de 1942 en el seno de una familia judía de Brooklyn. Desde muy joven expresó sus inquietudes musicales, a la edad de ocho años comenzó a estudiar piano, luego a la edad de 14 con el grupo "The Shades" y su primer disco So blue, experimentó con sonidos que jugaban con una enigmática y rebelde personalidad que le llevó a ser tratado psiquiátricamente, recibiendo incluso sesiones de electroshock que devolvió a la sociedad con posterioridad en forma de un sonido único.

En la Universidad de Syracuse, donde estudió Filología, recogió las influencias poéticas de Delmore Schwartz y conoció al cantante galés John Cale, en la que iba a ser una prolífica y crucial unión para el futuro de la música rock. Junto a él fundó el grupo "The Warlocks", luego llamado "The Falling Spikes", pero no sería hasta el padrinaje de Andy Warhol, cuando comenzaron a crear algo único. Y lo hicieron con la mítica banda The Velvet Underground, en la que la unión de Lou Reed a John Cale, Sterling Morrison y Maureen Tucker, hizo cambiar las reglas del juego, sonando bajo la enseñanza de la música experimental y el rock and roll original.

Un grupo sin duda capital en la música que quizás vendió poco, pues como dijo Brian Eno de su primer disco se vendieron tan solo 30.000 ejemplares, pero los 30.000 que lo compraron formaron una banda. Por ello Velvet Underground & Nico es tratada como obra de culto, un disco de presentación que para muchos supuso un chute de tenebrismo profundo que les dejó marcados.

Cuando surgieron, pocos estaban preparados para ese revolucionario ruido de estridentes guitarras, esa dolorosa sinceridad y dureza callejera que contaba en sus letras. Sonido urbano, neoyorquino, duro, amenazante, sórdidamente poético que con su nihilismo se enfrentó a la rígida moral de la sociedad de su época. Buen ejemplo de ello es la controvertida canción Heroin, un enganchón de jaco fundido en hierro, la visión creativa de Lou Reed, de alguien que sabe lo que es ponerse, situarse en la gravedad cero de la droga y al filo de su precipicio mortal, sentirse mejor que muerto pero muy cerca de ese estado inerte. Una obra de arte del rock que comienza a sonar justo cuando la sangre comienza a fluir, una letra genial, sumamente controvertida pero absolutamente real y un sonido que atraviesa.

Aquella banda, ese sonido es considerado el germen del punk y el indie, desafortunadamente la unión del grupo fue efímera, pues la explosiva sintonía entre Reed y Cale acabó por dinamitar una relación creativa y profesional que concluyó tras grabar White light, white heat (1968). The Velvet siguió durante un tiempo sin la presencia de Case, junto a Sterling Morrison y “Moe” Tucker. El fin de la banda abrió un periodo de dos años en el que Lou se refugió en la pintura y la oficina de su padre, donde ejercía como mecanógrafo. Regresó en 1972, para pintar en los vinilos su inconfundible sonido, ya en solitario. Primero con el disco Lou Reed y luego con Transformer, con el que dio una vuelta de tuerca más a la desolación urbana y los parias de la calle. Especialmente con la canción Walk on the wild side, donde Holly, Candy, Joe, Sugar y Jackie, nos muestran el rostro oculto de las calles de Nueva York.

Con Rock'n Roll Animal, este indómito poeta, guitarrista y vocalista del rock, dejó un legado creativo que brota de sus canciones, que no son otra cosa que sus castigadas venas que van a morir al mar de la vida. Obras maestras como Berlín composición torrencial y lírica surgida de un averno de guitarras, como Coney Island Baby donde se manifiesta brillantemente su halo de poeta del underground. No menos transgresora es New York, dura crítica a los problemas sociales y políticos de la que siempre fue su ciudad, en la que se identifica el sello de su sonido. Tampoco podemos olvidar Magic and Loss que gira entorno a la muerte, historias de los que se van y los que se quedan.

Lou Reed fue cantante de inmensas minorías, poeta de lo oscuro, músico y letrista de lo sórdido, de lo enigmático. Filósofo de la cara oculta de la Luna forma parte sin duda de los poetas malditos de la música. Uno de los verdaderamente grandes, pues existen rockeros míticos, y luego está Lou Reed, no se parece a nadie, forma parte de la Beat Generation y con sus letras logró colocar el rock a la altura del arte. Reed que amplió profusamente las fronteras del rock, jamás fue un cantante comercial, RCA pudo comprobar en 1976 que Reed estaba dispuesto a desafiar a la industria a seguir sonando a espaldas de ella. Pese a ello su música ejerció un poder de influencia crucial pues fue una de las patas del rock.

Su legado llegó a la España rockera de la transición marcando a generaciones enteras de rockeros, pues no hay rockero español de los últimas cuatro décadas que no le deba nada a Lou Reed. Por ello la desaparición de este genio con camisa de fuerza supone una de las mayores pérdidas del amplio universo de la música y el rock, que queda absolutamente paliada con la contribución sonora y creativa del artista más singular, nihilista y controvertido de la Gran Manzana.

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