Las once de la noche. Un joven hace autoestop en una carretera poco convencional. Una amable desconocida se presta a llevarle hasta casa. Pero eso sí, si se lo pide por favor. Una conversación trivial que se tercia en un interés máximo por parte de ella y una pasividad absoluta por parte de él, Alberto. Ella le invita a un café. Él rehúye. «Un café no te va a matar», insiste ella.
Es así como comienza esta pequeña gran obra maestra de Alejandro Amenábar, cuyo toque único hace de estos treinta minutos una pieza sin igual, a pesar de la aparente lentitud en el desarrollo del corto. Un corto que nos lleva hasta las profundidades de las relaciones sociales, concretamente sentimentales, acompañada del dudoso trato que puedan tener dos desconocidos. Dos desconocidos que, tras el empeño de ella, aún sin nombre, acaban tomando un café en una cafetería regentado por un camarero que no es otro que el propio Amenábar. Una conversación llena y vacía a la par. Un guión no muy complejo que ayuda a la identificación del público con un estridente final, maravillosa característica del director.
Sin embargo, a pesar de las reticencias de él, ella no desiste ante la idea de tener algo juntos. «Parecemos un matrimonio», dice en un final que saca completamente de quicio a ambos coprotagonistas. Él, un joven Eduardo Noriega que aún no alcanza la madurez interpretativa y ella, Nieves Herranz, que se alza por encima de su compañero. Además, hay que señalar que es un cortometraje desarrollado en blanco y negro, con una iluminación que deja ver sólo lo suficiente, lo cual hace que la interpretación tenga, si cabe, aún más protagonismo. Ambos actores formarían parte del reparto habitual del realizador tanto en anteriores como en posteriores ocasiones.
A pesar de ser una cinta joven (1995) y poco reconocida del autor, no hay que pasarla por alto. Tampoco hay que hacerlo con títulos como Himenóptero, La extraña obsesión del Doctor Morbius o La cabeza, todos ellos cortometrajes anteriores a Luna. Por no hablar de los títulos posteriores, verdaderas obras maestras del cine español.
Además, este corto contiene la receta base de todo el cine posterior de Amenábar. Relaciones sociales, turbias, poco claras, con toques cómicos y personajes introspectivos. Un imprescindible para todos los amantes del cine más joven del realizador.