Hayao Miyazaki, el genio de la animación japonesa
(Foto (sin efecto): paperblog)

Aunque estudió Ciencias Políticas y Económicas, Hayao Miyazaki, (Tokio, 1941) supo desde la adolescencia que quería dedicarse al mundo de la animación. Al terminar su carrera entró a trabajar en una empresa de dibujos en movimiento, en la que llegó a alcanzar un puesto de gran responsabilidad y donde conoció a Isao Takahata, con el que colaboró en muchísimas ocasiones y que sería miembro también del Studio Ghibli.

Sus padres serían una gran influencia para sus obras. De la figura paterna heredó una gran fascinación tanto por la aviación como por la literatura bélica; mientras que de su madre, que tenía un carácter fuerte y a la que estaba muy unido, obtendría un concepto diferente de la mujer nipona.

Fruto de la amistad entre Hayao y Isao surgieron las primeras producciones: Heidi, Marco y Ana de las tejas verdes. Con el manga de 1982, Nausicaa del Valle del viento, apareció por primera vez en la revista Animage, lo que fue muy importante para su carrera, demostrando una gran evolución artística como dibujante manga con un estilo diferente. Pudo trasladar el cómic a la gran pantalla en 1984, y un año después se aventuraba a abrir su propio estudio de animación, el Studio Ghibli, junto a Takahata.

Desde Japón al mundo

Con una enorme libertad de movimientos, Miyazaki se embarcará en la dirección y el guión de películas enfocadas en su gran mayoría los niños. Las temáticas empleadas suelen ser duales, aportando la frescura e imaginación de aquellas cintas que resultan muy atractivas para el público infantil pero con el contenido propio del cine adulto: mensajes antibélicos, la responsabilidad, el hombre y la naturaleza, el individualismo o el papel de la mujer en la cultura japonesa.

Gracias a 'El Viaje de Chihiro' consiguió el Oscar en 2002

Studio Ghibli generó en sus comienzos cintas como El castillo en el cielo (1986), Mi vecino Totoro (1988), Porco Rosso (1992) o La princesa Mononoke (1997), proyecto que fue el más ambicioso y trascendental para Hayao, ya que lo hizo consagrarse como maestro de la animación japonesa.

Tras una primera etapa con muy buenos resultados, los éxitos continuaron llegando para Miyazaki, que fue el máximo responsable de películas como El viaje de Chihiro (por el cual obtuvo el Oscar a la mejor película de animación en 2002), El castillo ambulante (2004) o Ponyo en el acantilado (2008). Estas cintas se alternaron con otros títulos menores de la casa y han convertido a Ghibli en uno de los estudios de animación más prolíferos del momento.

Y como todo lo bueno tiene un final, y para sorpresa de muchos, el aclamado director anunció su retirada como responsable de proyectos el pasado fin de semana, aprovechando el estreno de su última película The Wind Rises (2013) en el Festival de Venecia. La cinta ha obtenido de nuevo muy buenas críticas y cuenta la vida de Jiro Horikoshi, un ingeniero creador del famoso avión de caza que Japón utilizó en la II Guerra Mundial.

Sirva este artículo como homenaje a toda una vida dedicada al cine de animación. Una vida que nos ha ofrecido algunos de los títulos imprescindibles para los amantes del séptimo arte, que ha conseguido colocar al cine japonés a la altura de las grandes producciones norteamericanas y que sin duda será una fuente de inspiración para jóvenes creadores que están por venir. ¡Arigatô Hayao!

VAVEL Logo