El pasado 1 de agosto comenzaba su andadura esta edición del Resurrection Fest bajo un sol abrasador. Contar en el cartel con bandas históricas como Bad Religion y Slayer, la reunión de Black Flag o la última fecha de Your Demise en España antes de separarse son alicientes suficientes. Por si fuera poco, estos grupos van acompañados por gigantes de la música actual (Lamb of God, Trivium, Comeback Kid...) y grandes promesas de la escena nacional del hardcore y el metal (Dawn of the Maya, Mutant Squad, Noiseast, Crisix, Against the Waves...). Ya el jueves las expectativas se situaron en lo más alto, contando en total con 10.000 asistentes. Desde el principio la conexión entre las bandas y el público fue total: Mutant Squad, una de las grandes promesas (si no son ya una realidad) del metal gallego, consiguieron motivar a sus oyentes abriendo el escenario Jägermeister. Su concierto dio el pistoletazo de salida a un largo día, que para los asistentes concluiría 12 horas después, con las últimas notas de los británicos Sylosis.
Entre medias, Against the Waves lidiaron con el sol y el polvo en la complicada tarea de ser la primera banda en tocar en el escenario Monster (el más grande del festival). Sin embargo, el grupo madrileño demostró que no han ganado el Band Contest del Resurrection Fest de casualidad. Con su metalcore con tintes electrónicos se hicieron con el público en cuestión de segundos. Dentro de ese mismo estilo (con matices) cabe destacar a lo largo de la tarde a los gallegos Amenaza de Muerte y A New Heaven Arise, que consiguieron hacer parar a los asistentes que se desplazaban entre los escenarios grandes con su apuesta por un metalcore directo y contundente. El escenario Jägermeister era testigo de actuaciones de grupos más contrastados como Inordem, Posession o Escuela de Odio, que contando con la sombra de la carpa como ventaja y 49 años en total sobre los escenarios dieron muestras de un gran directo.
La tarde avanzaba y cada vez más gente se congregaba frente al Monster Stage, esperando actuaciones de los míticos The Casualties. El grupo de punk de New York (con sus característicos peinados ignorando la gravedad) consiguieron que todo el público corease sus temas, soltándose incluso con algunas palabras en castellano. Antes de los platos fuertes del día, Devil In Me (en su segunda visita al Resurrection Fest) y The Amsterdam Red-Light City District (en su primer concierto en España) siguieron tocando ante el éxodo masivo hacia el escenario grande. En él, una multitud expectante aguardaba la salida de Trivium. Con su Throes of Perdition arrancaba el concierto, que una canción más tarde tuvo que pararse por problemas con las vallas de seguridad. Veinte minutos más tarde se reanudaría su concierto, que tendría como punto álgido el momento en que tocaron In Waves, el tema que da nombre a su último trabajo y que consiguió poner en movimiento a todo el público. Con el final de su concierto, los preparativos para Lamb of God comenzaban en el Monster Stage, mientras el público se dirigía a la carpa del Jägermeister Stage para ver a Madball, viejos conocidos del festival. Con un nuevo EP bajo el brazo, los neoyorquinos acabaron de calentar al público de cara a lo que estaba por llegar.
Lamb of God arrancaron con su habitual Desolation, tras el cual ofrecieron hora y media de metal sin descanso. Randy Blythe, el frontman del quinteto, recordaba como es costumbre "we are Lamb of God from Richmond motherfucking Virginia", por si algún asistente todavía no era consciente. Lo que siguió fue una lección de cómo actuar en directo, conectando con un público que no tuvo un segundo de descanso. Los que llegaron de una pieza al final pudieron contemplar el virtuosismo de unos Sylosis que tuvieron que cerrar la noche ante un público destrozado tras el espectáculo dado por Lamb of God. Minutos antes, Jello Biafra deleitó a un público que le echó de menos la edición pasada, cuando Dead Kennedys actuaron sin la presencia de su legendario cantante.
El segundo día de Resurrection amanecía con la amenaza de lluvia, que al final no hizo acto de presencia a lo largo de la tarde-noche en Viveiro. En su lugar, la jornada comenzó de la mano de Noiseast. Procedentes de Mallorca, este quinteto demostró que su directo es impecable. Con dos LPs publicados, el metalcore de este grupo les confirma como una de las grandes promesas de la escena nacional, dejando claro (igual que Against the Waves el día anterior) que el Band Contest no se gana de casualidad. De contrastes fue la tarde en el escenario Jägermeister, pasando del metalcore de Noiseast al black metal de Noctem, el máximo exponente de este estilo a nivel nacional a día de hoy. Por si este contraste era poco, los siguieron Avulsed, una de las bandas más veteranas del death metal español que pronto sacarán disco. Más tarde, Lehendakaris Muertos congregaron en el mismo escenario a los aficionados de su punk.
Mientras, en el Monster Stage el público fue testigo del directo arrollador de For The Glory, Vita Imana y No Turning Back, así como del retorno de Belvedere a los escenarios. Por su parte, en el escenario Arnette hicieron acto de presencia Dawn of the Maya. Si Noiseast era la gran promesa del metalcore a nivel nacional, ellos no se quedan atrás, consiguiendo una gran afluencia de público tanto en su actuación como en su sesión de firmas. Más tarde, se vio una de las grandes sorpresas del festival: Rise of the Northstar. Procedentes de Francia, este quintento dejó claro que el escenario se les quedaba pequeño. Con su estética y letras de inspiración japonesa, el quinteto francés se llevó de calle al público gracias a su música contundente y su impecable puesta en escena. El final de su actuación marcaba el comienzo de la noche para los aficionados del thrash metal.
Con un pluriempleado Gary Holt, Exodus consiguió hacer enloquecer al público, expectante por lo que vendría después. Con el virtuoso guitarrista de Exodus sustituyendo al recientemente fallecido Jeff Hanneman y un Tom Araya estático debido a sus problemas de espalda, Slayer era la banda que levantó más expectación de esta edición del Resurrection Fest. No defraudaron, ofreciendo un recital de pura contundencia, desde su inicial World Painted Blood hasta rematar el concierto con su clásico Angel of Death. Entre estos dos grupos, Comeback Kid hizo las delicias de los aficionados al hardcore en el escenario Jägermeister, donde la banda, en comunión total con el público, hizo gala del directo frenético que les caracteriza, con su clásico Wake the Dead como broche de oro para una actuación para recordar. Tras Slayer, Millencolin tomó el testigo de las leyendas del thrash, cerrando la noche con menos éxito que Sylosis la jornada anterior. Un sonido vacilante y alguna que otra canción acústica no terminaron de convencer a un público exhausto, acusando el cansancio de dos días de festival.
El tercer y último día de resurrección estuvo marcado por retornos y despedidas. La complicada tarea de inaugurar la tarde residió sobre los hombros de Blast Off y Exodia, quienes cumplieron con creces las expectativas de los valientes que habían sobrevivido a las dos noches anteriores. Más tarde, el hardcore de Galicia también hizo acto de presencia, vía Wolves Are Coming y We Ride. Mientras que los primeros se formaron hace poco, We Ride son una de las bandas más consagradas de la zona, estando a punto de emprender su primera gira por América. Mientras, Rise to Fall deleitaron al público del escenario Monster con su death metal melódico, demostrando por qué son uno de los mayores rerferentes a nivel nacional. Les siguieron los catalanes Crisix, quienes hicieron gala de su característico directo demoledor, contando con la colaboración de los cantantes de Angelus Apatrida y Mutant Squad en su ya mítico Ultra Thrash. Con el rock instrumental de Toundra a modo de interludio, I Killed The Prom Queen tomó el testigo de Crisix en el escenario Monster. Los australianos, que no habían pisado España desde 2007, ofrecieron un concierto espectacular, dándolo todo desde el primer al último minuto, además de en su sesión de firmas.
El público del escenario Jägermeister fue testigo de los últimos minutos de Your Demise en España. Habiendo anunciado su separación amistosa para el próximo año, su última fecha en el país era en el Resurrection Fest. Conscientes de ello, tanto el grupo como el público se entregaron totalmente en todo el tiempo que duró su show, sobre todo con himnos como These Lights. En el mismo escenario, contrastando con la despedida de Your Demise, se producía horas después el retorno de Black Flag. Tras 27 años sin tocar, el público estaba expectante por contemplar a estas leyendas del hardcore-punk, que no defraudaron a pesar de la factura de los años.
Killswitch Engage hizo acto de presencia entre ambos en el Monster Stage, con nuevo disco bajo el brazo, nuevo cantante (el cantante original de la banda, Jesse Leach) y Jordan Mancino (de los ausentes As I Lay Dying) a la batería. A lo largo de todo el concierto su carismático guitarrista, Adam D., se ganó al público de Viveiro gracias a sus continuas bromas. En lo relativo a lo musical, la banda mezcló clásicos con novedades con gran éxito, haciendo especial mención a In Due Time, single de su último trabajo, que fue recibida como si de un clásico se tratase.
Tras el concierto de los de Massachussets, fue el turno de lo que muchos habían esperado tres días para contemplar: la actuación de Bad Religion. Dejando claro que la consigna "el punk no está muerto" tiene buena parte de realidad, la banda deleitó a sus fans con 80 minutos de concierto en el que tocaron menos clásicos de los esperados. Sin embargo, el público se entregó al máximo con los californianos, que pasaron el testigo a Biohazard, encargados de cerrar esta octava edición del Resurrection Fest. A pesar de que el cansancio era evidente entre los asistentes, las leyendas neoyorquinas del hardcore consiguieron que el último aliento del público les fuera entregando, en total comunión con sus aficionados.
Con un bagaje final de 30.000 asistentes, esta edición se ha confirmado como la más grande hasta la fecha del Resurrection Fest. Con grupos de primer nivel de estilos diversos (desde el punk de Bad Religion al thrash metal de Slayer, pasando por el metal moderno de Lamb of God), el público fue de lo más variado, garantizando así una entrada espectacular. El año que viene empieza apuntando fuerte, con el anuncio del primer cabeza de cartel: NOFX. La legendaria banda, una de las más exigidas por el público desde los comienzos del festival, hará por fin acto de presencia en Viveiro. Con un apoyo social cada vez mayor, el Resurrection Fest se ha confirmado un año más como referente a nivel nacional de hardcore, punk y metal. Ocho ediciones avalan ya a un festival que ha venido para quedarse por mucho tiempo, gracias a una continua mejora tanto en su organización como en su cartel.