Desde los Apalaches con amor
Bill Monroe | Foto: musicbloodline.info.

Los hombres y mujeres que dejaban las Islas Británicas para cruzar el charco atlántico y adentrarse en esa América de mediados del siglo XIX; sí, ellos fueron los que pusieron la semilla. Sus descendientes se encargarían de producir la mezcolanza necesaria para concebir una de las músicas tradicionales americanas. Estos jóvenes habían sido amamantados con melodías tradicionales irlandesas, escocesas e inglesas que, sumadas al Jazz y al Blues, engendrarían el Country y otros estilos. Entre estos últimos se encuentra el Bluegrass.

Su curioso nombre significa, literalmente, “hierba azul” y aunque suene a chiste, el nombre proviene de la zona donde se originó esta música. Los inmigrantes europeos se alojaron alrededor de los Montes Apalaches; territorio donde se encuentran los estados de Kentucky, Ohio y Alabama, por ejemplo. Concretamente, la zona comprendida entre el norte de Kentucky y el sur de Ohio fue apodada Región Bluegrass. Ahí abunda una planta llamada Poa de los prados, popularmente también conocida como Pasto azul de Kentucky. He aquí la razón por la que esa región recibió este peculiar sobrenombre.

Para homenajear a su ciudad natal, el hombre considerado padre del Bluegrass, Bill Monroe, formó la banda The Blue Grass Boys en 1939. Gracias a la popularidad y nombre de este conjunto, el estilo pasó a ser conocido popularmente como Bluegrass; se consagró y tomó forma, asentando sus bases y características musicales. Sin embargo, no fue hasta la década de los 50 -época en la que se popularizó de forma masiva el Bluegrass- que los estadounidenses cambiaron, definitivamente, el nombre del género. Antes de eso, los americanos lo denominaban Hillbilly; apodo que antaño se utilizaba despectivamente para denominar a aquellos americanos agricultores, con pocas luces y pertenecientes a la denominada América profunda. De todas formas, lo que realmente importa es saber cómo y por quiénes este estilo tan característico de Estados Unidos ha traspasado sus fronteras, hasta llegar a nosotros.

Como ya hemos dicho, Bill Monroe y su banda The Blue Grass Boys fueron quienes popularizaron este estilo, el cual ya tuvo sus inicios a finales del siglo XIX en ambientes rurales y obreros. Monroe en la mandolina, acompañado de guitarra, violín, bajo y banjo, este último de mano de Earl Scruggs. El estilo de Monroe con la mandolina los diferenció del Country realizado hasta entonces; Scruggs, por su parte, dio importancia al banjo y creó escuela con su forma de tocarlo. Gracias a su virtuosismo, hoy en día existe el “estilo Scruggs”, forma de tocar el banjo típica del Bluegrass.

La formación instrumental de la banda se convertiría en la tradicional y característica del Bluegrass, pudiendo incluir el dobro siempre que se crea necesario. La parte vocal puede ir desde solistas, hasta dúos o tríos. Y las letras de sus canciones cuentan historias de distinta temática -amor, religión o problemas cotidianos-, pero siempre protagonizadas por un campesino americano y su visión del mundo.

Gracias al pistoletazo de salida de The Blue Grass Boys, el estilo cogió potencia y fama. Durante los años 50 se formaron distintos conjuntos, como The Stanley Brothers o The Foggy Mountain Boys. Las bandas de esta época se creaban y se disolvían a menudo, efecto de la efervescencia y la búsqueda de una forma musical definitiva para el género. Por ello no era extraño ver, en un nuevo conjunto, a músicos pertenecientes a bandas ya disueltas. Era evidente que el estilo daba sus primeros pasos y se iban perfilando, puliendo, sus características.

En la década de los 60 y hasta llegar a los 80, aparecieron distintas vertientes del Bluegrass debidas a la experimentación y a los atrevimientos de sus músicos. Por ejemplo, el Bluegrass Progresivo, caracterizado por un paulatino desplazamiento de los sonidos acústicos para acercarse a los electrónicos. Dentro de esta vertiente destacan nombres como Seldom Scene y New Grass Revival.

Al llegar la década de los 80, los sonidos eléctricos asumieron un papel más importante. Algunos temas clásicos se versionaron y adaptaron a los nuevos matices que iban tomando las composiciones. En la actualidad, el Bluegrass sigue siendo un estilo con muchos adeptos en EE.UU. Por ello, artistas de Country, como Dolly Parton, también han grabado trabajos que se pueden encasillar dentro de este género. No obstante, artistas como Ricky Skaggs, Ashlee Monroe -ambos han colaborado con Jack White-, Alison Krauss o Rhonda Vincent son ejemplos de músicos identificados directamente con el Bluegrass. Ellos son una muestra del buen estado actual de esta música.

Por otro lado, en territorio español también hay lugar para esta música tan típica y tópica norteamericana. Para empezar, os nombraremos a Milan & Babiloni. Estos dos músicos son mallorquines y, pese a no estar ya en activo como conjunto, han aportado mucho a la música instrumental española, en especial al Bluegrass de nuestro país.

Rodeo fue una banda madrileña que, allá por esos años 70 de la psicodelia y de cambios sociopolíticos en España, dedicaba sus esfuerzos al Bluegrass. Se les considera, aún hoy en día, uno de los puntales españoles de este estilo. Algunos de los músicos que formaban parte de la banda son, por ejemplo, Fredy y Arturo Marugán. Ambos siguen en activo, aunque ya no en Rodeo. Además, Fredy Marugán ha colaborado con artistas actuales y conocidos en el panorama español, como Ismael Serrano.

Por otro lado, en tiempos más próximos a la actualidad encontramos a Cañones y Mantequilla. La banda posee unos miembros fundadores de origen americano, pero hace años que están afincados en España. Su estilo se acerca más a la fusión del Country con el Bluegrass y el Folk.

La West Bluegrass Band es un conjunto vasco, concretamente de Bilbao, que lleva más de 15 años de trayectoria musical. Del Bluegrass puro al New Grass, estos músicos versionan temas clásicos de músicos como Bill Monroe y Ricky Skaggs.

Pese a no ser un estilo muy dado a las radios fórmula, el Bluegrass sigue teniendo simpatizantes. Más allá de las modas transitorias, los fans de estas melodías son fieles admiradores; ello se aprecia al comprobar que sus notas han traspasado las fronteras de su tierra natal, América. El Bluegrass es un claro ejemplo de que la música norteamericana tradicional, pese a los prejuicios de mucha gente, va mucho más allá del Country.

VAVEL Logo