El fenómeno House of Cards irrumpe en los Emmy: éxitos financieros y académicos
Kevin Spacey ya tiene 2 Óscars, 1 Bafta y 1 premio del Sindicato de Actores. Le falta un Emmy al que está nominado (Foto: Canal Plus)

El llamado imperialismo cultural es un concepto a tener en cuenta cuando se habla de las producciones cinematográficas y televisivas estadounidenses. El imperialismo cultural es la imposición ideológica a través de los medios culturales y de comunicación que difunden productos audiovisuales. Las series y películas reflejan el modo de vida del país donde se produce el argumento. De este modo, el tráfico internacional de estos productos colaboran en el intercambio de culturas/costumbres.

Para un enriquecimiento mutuo de culturas es necesario un flujo multidireccional de productos, sin embargo, Estados Unidos se encuentra en una posición hegemónica. Mientras la vía de salida de productos estadounidenses apenas encuentra semáforos en rojo, el carril de entrada tiene una ventanilla donde las productoras norteamericanas compran los derechos de las series que les interesan y, en lugar de emitirlas y enriquecerse de la cultura de otro país, hacen un remake. Ese remake reelabora la historia adaptándola al modo de vida estadounidense, a veces sólo tiene esa finalidad porque hay guiones que apenas cambian respecto a la versión original. Y ese remake, esa producción que se ha impregnado del modo de vida americano, vuelve a recorrer la vía de salida desde Estados Unidos y se emite en otros países, a menudo descartando la llegada de la versión original. Ahí es donde Estados Unidos gana la posición hegemónica en el imperialismo cultural.

Hablamos de las televisiones y el público de masas, claro está. El público especializado en determinado género siempre encuentra la forma de llegar a su demanda, caso de las atractivas series nórdicas (Forbrydelsen, Bron/Broen), italianas (Roma Criminal) o inglesas (The Hour, Misfits, Utopia).

David Fincher lidera el proyecto

Los ejemplos más recientes son The Killing, basada en la danesa Forbrydelsen; o la triunfadora Homeland, basada en la israelí Hatufim. Dos series de menos de cinco de años de diferencia entre el estreno original y el remake. Una diferencia bastante grande con House of Cards, una miniserie de cuatro capítulos emitida a principios de los años noventa en la BBC. La trama de la serie cuenta cómo un veterano político espera determinado cargo político tras la victoria de su partido en las últimas elecciones, sin embargo, no consigue ese ascenso y maquina una venganza que debe culminar con su deseado cargo.

Netflix ganó la puja para emitir House of Cards después de que Fincher se hiciera con sus derechos, atrás quedaron HBO, Showtime o AMC

En 2011, Media Rights Capital y David Fincher (La Red Social, Seven, El club de la lucha...) se hacen con los derechos para hacer una nueva versión, aquí se puede entender un remake porque adapta la trama a un mundo más actual. Sin embargo, lo más novedoso, lo más rompedor llega cuando los grandes canales -en abierto y de pago- no ganan la puja por su emisión, sino Netflix. Una plataforma de emisión de películas y series vía inline se encargará de su emisión. Parece un severo correctivo a las aspiraciones de Fincher: su serie, basada en la emitida en la prestigiosa BBC, ahora será emitida por Internet en el país con los canales de televisión más influyentes del mundo.

Shakespeare lidera la influencia inglesa de House of Cards

El doblemente oscarizado Kevin Spacey, en 1995 y 1999, se apunta al proyecto. Beau Willimon, guionista y productor ejecutivo, explicó en la promoción de la serie que "es un placer trabajar con un experto en David Mamet como Kevin Spacey. No me imagino a otro actor dando vida a este personaje, él le aportó sombras, hipocresía, encanto y sofisticación". Un aspecto más a tener en cuenta con Kevin es el rasgo adoptado en la versión original, donde Francis Urquhart (Ian Richardson), hablaba a cámara, al espectador. "Desde el principio queríamos utilizar el recurso de hablar a la cámara, ponerlo a disposición de Kevin ha sido perfecto, lo utiliza con sofisticación, complejidad y humor". El propio Spacey explica que "es un concepto tomado directamente de Shakespeare, he trabajado hace poco como Ricardo III en el teatro y el personaje hablaba directamente al público". Robin Wright es Claire Underwood, y se mostró muy contenta de haber participado en este trabajo: "es una forma endiablada de interpretar, que te exige colaborar con el director, David Fincher, y con Spacey. Ellos se veían muy seguros rodando una serie así. Todos colaboramos. A mí no me gusta levantarme para ir a trabajar pensando que no voy a participar en la creación. Llevo en esto 30 años y no quiero ser una marioneta. Ha sido un trabajo muy divertido porque es un trabajo muy adulto".

Spacey es Frank Underwood, jefe del grupo parlamentario demócrata en el Congreso de Estados Unidos. Cuando ganan las últimas elecciones cree que será nombrado Secretario de Estado, cree que ha sido totalmente decisivo en la victoria de las elecciones -posteriormente se lo confirman- y se lo promtieron. Sin embargo, le mantienen en su puesto. A partir de entonces, Underwood maquina una venganza que irá ganando posiciones de forma sutil, "así es como se acaba con una ballena, mordisco a mordisco". Frank es un político arribista que no duda en mover los pones como sea necesario para poder ganar la partida, su partida. Junto a él aparece su mujer, Claire, con quien forma un matrimonio ambivalente: pareja enamorada y medio para alcanzar el poder, ambos adoran el poder. Con Frank como protagonista absoluto, van apareciendo más personajes alrededor para poder desarrollar la línea argumental principal: su venganza.

Netflix sonríe. All-in y triunfo financiero

Netflix estrenó los 13 capítulos el 1 de febrero y cerró el primer trimestre de 2013 con 3 millones de dólares; el primer trimestre de 2012 registraron 5 millones de pérdidas

La superproducción de House of Cards (100 millones de dólares para las dos primeras temporadas, según varios medios*) no siguió el modelo habitual, un capítulo cada semana. A diferencia de las televisiones, por definición la plataforma Netflix no tiene una programación fija para todos los públicos, es una oferta a la carta. Un buffet libre. Los 13 capítulos de la primera temporada fueron estrenados el 1 de febrero de 2013, a la vez. Quien quisiera adquiría el producto entero. Más que una estrategia diseñada tras horas es un ejercicio de sentido común, si se ofrece servicio a la carta y la serie estaba ya producida no tenía sentido ir dosificando la dosis. Cada usuario podría elegir su propio uso. Para los no abonados, Netflix ofrecía el gancho de ver el primer capítulo de forma gratuita.

Los resultados económicos son un premio millonario para el all-in de Netflix. La plataforma cerró el primer trimestre de 2013 con 2,1 millones de euros de beneficio (2,7 millones de dólares); un contraste considerable con el mismo dato de 2012, entonces registró 3,5  millones de pérdidas (4,6 millones de dólares), según explicó Europa Press informando acerca de un comunicado emitido por Netflix. El número de suscriptores también aumentó, más de tres millones de usuarios elevaron la cifra de suscriptores a 36,3 millones. En Estados Unidos y Canadá, los socios pasaron de 25,17 a 29,15 millones, en el conjunto del resto de países se pasó de 6,12 a 7,14.

All-in y reconocimiento de la Academia, los Emmy

El reconocimiento ha llegado también desde la Academia de la televisión de Estados Unidos. La ficción de Fincher ha conseguido 9 nominaciones: Kevin Spacey como mejor actor en serie dramática, Robin Wright como mejor actriz en serie dramática, capítulo 1 (dirigido por David Fincher) como mejor capítulo dirigido en serie dramática, mejor drama, mejor tema música de cabecera (música de Jeff Beal) , capítulo 1 (música de Jeff Beal) como mejor composición musical original para serie, mejor casting en serie dramática, mejor secuencia de una sola cámara y mejor fotografía.

9 nominaciones en los Emmy de 2013 suponen un éxito sin precedentes, House of Cards es la primera serie on line nominada como mejor drama

La gala de entrega de los premios será el próximo 22 de septiembre, Neil Patrick Harris será el conductor de una ceremonia donde se entregarán hasta 102 galardones sobre los trabajos artísticos necesarios para sacar adelante una producción televisiva. Gane o no algún premio House of Cards, su éxito ya ha llegado, compartir nominación con las grandes ficciones que hegemonizan las críticas en los últimos años habiendo nacido casi en el anonimato es un logro de dimensiones enormes. La mejor promoción de House of Cards ha llegado a través de las críticas halagadoras a su resultado.

Esto no habría sido posible si, en 2008, la Academia de la Televisión no hubiera modificado las reglas para permitir que cualquier serie pudiera ser presentada a concurso sin importar el modo de llegar al espectador. Apenas cinco ediciones más tarde, House of Cards se presenta como el abanderado del nuevo modelo audiovisual.

* 100 millones para las dos temporadas supone, por ejemplo, 20 millones menos que la única temporada de la memorable Band of Brothers o 50 menos que su secuela de una única temporada The Pacific. Por poner algunos ejemplos.

Principales nominaciones

Mejor drama

Breaking bad

Homeland

Mad Men

House of Cards

Game of Thrones

Downton Abbey

Mejor actor de drama

Hugh Bonneville, por Downton Abbey

Bryan Cranston, por Breaking Bad

Jon Hamm, por Mad Men

Damian Lewis, por Homeland

Jeff Daniels, por The Newsroom

Kevin Spacey, por House of cards

Mejor actriz de drama

Claire Daines, por Homeland

Connie Britton, por Nashville

Vera Farmiga, por Bates Motel

Michelle Dockery, por Downton Abbey

Elisabeth Moss, por Mad Men

Kerry Washinghton, por Scandal

Robin Wright, por House of Cards

Mejor actor de reparto de drama

Bobby Cannavale, por Boardwalk Empire

Jonathan Banks, por Breaking Bad

Aaron Paul, por Breaking Bad

Jim Carter, por Downton Abbey

Peter Dinklage, por Game of Thrones

Mandy Patinkin, por Homeland

Mejor actriz de reparto de drama

Anna Gunn, por Breaking Bad

Maggie Smith, por Downton Abbey

Emilia Clarke, por Game of Thrones

Christine Baranski, por The Good Wife

Morena Baccarin, por Homeland

Christina Hendriks, Mad Men

Mejor comedia

30 rock

The Big Bang Theory

Modern Family

Veep

Girls

Louie

Mejor actriz de comedia

Laura Dern, por Enlightened

Lena Dunham, por Girls

Edie Falco, por Nurse Jackie

Tina Fey, por 30 Rock

Julia Louis-Dreyfus, por Veep

Amy Poehler, por Parks and Recreation

Mejor actor de comedia

Alec Baldwin, por 30 Rock

Jason Bateman, por Arrested Development

Louis CK, por Louie

Don Cheadle, por House of Lies

Matt Le Blanc, por Episodes

Jim Parsons, por The Big Bang Theory

Mejor actriz de reparto de comedia

Mayim Bialik, por The Big Bang Theory

Jane Lynch, por Glee

Julie Bowen, por Modern Family

Sofia Vergara, por Modern Family

Merritt Wever, Nurse Jackie

Jane Krakowski, por 30 rock

Anna Chlumski, por Veep

Mejor actor de reparto de comedia

Adam Driver, por Girls

Jesse Tyler Ferguson, por Modern Family

Ed O'Neill, por Modern Family

Ty Burrell, por Modern Family

Bill Hader, por Saturday Night Live

Tony Hale, por Veep

Mejor miniserie o película para televisión

Behind the Candelabra

American Horror Story: Asylum

The Bible

Phil Spector

Top of the Lake

Mejor actor de miniserie o película para televisión

Al Pacino, por Phil Spector

Michael Douglas, por Behind the Candelabra

Matt Damon, por Behind the Candelabra

Toby Jones, por The Girl

Benedict Cumberbatch, por Parade's End

Mejor actriz de miniserie o película para televisión

Jessica Lange, por American Horror Story: Asylum

Laura Linney, por The Big C: Hereafter

Helen Mirren, por Phil Spector

Sigourney Weaver, por Political Animals

Elisabeth Moss, por Top of the Lake

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