Puede que a muchos les sorprenda, pero hablar de David Lynch dejó de ser hace mucho tiempo hablar de películas o de series de televisión. Realmente, Lynch nunca se redujo a eso.
Cierto es, que al pensar en él no pueden dejar de venirnos a la mente El Hombre Elefante, Twin Peaks o Terciopelo Azul, pero reducirnos a eso, solo sería querer ver la punta del iceberg de lo que es el de Montana. A lo largo de su vida ha sentido atracción por la pintura, la fotografía, el diseño de muebles, la actuación, la dirección y la música.
En todo lo que toca deja su sello de ensoñación y surrealismo, como si al encontrarnos ante una de sus creaciones cayéramos en un trance onírico donde Lynch, amo y señor de la obra, dispone hasta el último detalle, pues trabaja todas las cosas como piezas de un puzzle perfectamente confeccionado. Todo ha de encajar, ya que es la única forma de conseguir la atmósfera adecuada para que la historia transcurra.
The Big Dream es su segundo disco de estudio y el 16 de agosto ha sido el día marcado para su lanzamiento. 11 temas originales y una versión de The Ballad of Hollins Brown de Bob Dylan componen un álbum que el propio Lynch, durante una rueda de prensa convocada para hablar del lanzamiento, ha calificado como blues moderno: "La mayoría de las canciones comienzan con una especie de jam blues y luego avanzamos sobre eso. Lo que nace es un híbrido, algo modernizado del blues básico". También se ha pronunciado sobre el tema The Ballad of Hollins, pues realmente, más que ser una versión de Dylan, es una interpretación de la que Nina Simone había hecho del tema. Además, el disco lleva como bonus track I’m Waiting Here, un tema ya estrenado el tres de junio en el que participa la suiza Lykke Li.
Nos llama la atención que al contrario del anterior disco, Crazy Clown Time, Lynch no se haya refugiado tanto en los instrumentos y le haya dado a la voz —su voz— un mayor protagonismo, lo cual acaba dando a los algo más de 55 minutos del disco, una esencia demasiado monótona pero eso sí, con momentos estelares como Star Dream Girl o la anteriormente mencionada I’m Waiting Here. Un disco que desde luego no lleva ninguno de los que serán los temas del verano de 2013, pero al que se le puede prever un envejecimiento tan bueno como el de su creador.