Con una historia arraigada a la industria del carbón, la minería y el acero, Dortmund es el mayor espejo de gran parte de las urbes que le rodean dentro de la región de Renania del Norte-Westfalia. Una ciudad con un gran índice de inmigración (que procede principalmente de Turquía y países del este) y con una tasa de paro superior al índice de desempleo del país.
Dividida en varios distritos, si al llegar a su estación principal (Hauptbahnhof) decidimos tomar la salida norte o la sur podremos observar una gran diferencia entre una zona u otra. El norte de la ciudad es la consecuencia exacta de la alta inmigración y los problemas sociales que suele acarrear: barrios completamente entremezclados, con alto índice de delincuencia y cada vez más vacíos de alemanes, quienes por su parte buscan la seguridad y el bienestar en cualquier otro distrito de la metrópoli.
Consumo en tiempos de crisis
Corren tiempos de austeridad en el viejo continente, unos países sufren sus consecuencias más que otros, y son estos últimos los que más presión ejercen sobre los primeros para que efectúen políticas de recortes que, en líneas generales, nunca afectarían tan desmesuradamente al bolsillo de sus habitantes.
En Westenhellweg, la calle principal de la ciudad y una de las más importantes a nivel comercial de todo el país, no es inusual ver a centenas de miles de personas cargadas de bolsas que concurren a diario el largo y el ancho de la misma, desembolsando grandes sumas de dinero y contribuyendo a la gran "fiebre del consumo" que se respira en el ambiente.
Tampoco debe sorprender a cualquier viajero cruzarse con personas ataviadas con algún símbolo o prenda del equipo de fútbol de la ciudad: el Borussia. Actual campeón de la Bundesliga que está escribiendo una de sus páginas más doradas, con una masa social en crecimiento y cuya pasión emerge por encima de lo puramente futbolístico. La ciudad entera está volcada con los “amarillos” y así lo demuestra engalanando cualquier rincón de la misma con sus símbolos.
Sin ser una ciudad especialmente atractiva para el turismo, Dortmund guarda lugares dignos de ver, como el Westfalenpark, el templo del Borussia (Signal Iduna Park), el Casino Hohensyburg o cualquiera de sus espigadas iglesias, algunas de ellas (como la de Santa María) con gran valor artístico en sus altares.También posee uno de los puertos fluviales más grandes de Europa, situado al norte de la ciudad, donde fluye el río Ruhr.
Culturalmente, es una urbe con una gran tradición musical y teatral. La Dortmunder Philharmoniker es desde 1887 algo de lo que enorgullecerse para sus ciudadanos.