José Coronado, Premio Málaga Sur: "No tenía vocación de actor, pensaba que era una profesión de privilegiados o hijos de"
José Coronado esta mañana en el Paseo Marítimo Antonio Banderas de Málaga. (Fotos: tatar.es(c)2013. @_Criis91.)

Ha sido durante mucho tiempo el galán español por excelencia, aunque asegura que con el tiempo ha terminado por ser el "tipo duro de la película". Sea como fuere, José Coronado es uno de los actores más reconocidos y queridos del cine patrio. Su calidad interpretativa la avala una trayectoria impecable delante de las cámaras. Precisamente ha sido este largo y exitoso camino el que le ha llevado directamente hacia el Premio Málaga Sur, que otorga la XVI Edición del Festival de Málaga, en colaboración con Diario Sur. "Cuando me lo comunicaron pensé: Me estoy haciendo viejo", afirmó esta tarde el protagonista de No habrá paz para los malvados durante su encuentro con la prensa.

Casi trés décadas después de su bautismo en el cine con Kim Densalat en el film Waka-Waka, el actor confiesa que la actuación le llegó por sorpresa. Por aquel entonces, Coronado trabajaba en la hostelería y decidió apuntarse a unas clases de interpretación para reducir el estrés que padecía por su rutina diaria. "No tenía vocación de actor, pensaba que era una profesión de privilegiados o de hijos de", apuntó el artista, quien reconoció que ha sido ahora, y con 40 películas en su filmografía, cuando ha comenzado a asimilar todo el éxito cosechado. "He empezado a creerme que puedo aportar algo para la industria".

Al echar la vista atrás, José Coronado se sorprende de la cantidad de personajes a los que ha prestado su rostro. No obstante, recuerda uno con especial cariño. "Es un homosexual que perdía a su pareja por el sida", personaje de una obra de teatro que representó al comienzo de su andadura interpretativa y del cual dijo "me permitió enriquecerme de forma extraordinaria".

Enrique Urbizu, su director fetiche

Tal vez el cariño lo tenga depositado en el anterior personaje, pero no puede evitar dibujar una sonrisa en el rostro cuando recuerda el personaje de ficción que más aplausos y reconocimientos le ha valido en todo este tiempo: Santos Trinidad de No habrá paz para los malvados. "Un personaje que adoro por lo que ha significado", precisó. La cinta de Enrique Urbizu fue uno de los éxitos revelación de la pasada temporada, y para Coronado el artífice de todo ello es precisamente la persona que se escondía detrás de las cámaras. "Enrique Urbizu es el mejor director de thriller de España", afirmó con rotundidad.

Gracias a este personaje, José Coronado ganó el Premio Goya, el José María Forqué, el premio de la Unión de Actores o el Fotograma de Plata. Una larga lista de premios que asegura no le han cambiado como persona ni como intérprete. "Los premios te exigen no fallar pero no por ello he cambiado mis hábitos o mi forma de trabajar", defendió, a la vez que reconocía que es muy perfeccionista a la hora de comenzar a crear un personaje. "Soy muy obsesivo y atormento a todo el que esté a mi lado cuando estoy construyendo un personaje", apostilló.

Una vez más, la difícil situación que atraviesa la industria cultural, y muy especialmente el cine, en nuestro país salió a relucir durante su encuentro con los medios. Coronado dijo ser consciente del período por el que atraviesa el sector. "Nuestro sector es uno de los más castigados. Ahora mismo levantar una película en España es casi imposible. Yo he bajado mi sueldo estos dos, tres últimos años casi a la mitad", confesó, de todas formas, puntualiza que todavía puede dar las gracias de seguir trabajando en lo que más le gusta. "Tengo que reconocer que la suerte me ha favorecido mucho", finalizó.

Esta noche, José Coronado recogerá su premio en una gala homenaje celebrada en el Teatro Cervantes. El acto pone punto y final a un día cargado de reconocimientos para el actor que al mediodía ha inaugurado, como viene siendo costumbre, el monolito con su nombre en el Paseo Marítimo Antonio Banderas. 

 

Aquí os dejamos el momento en el que José Coronado inmortalizaba con sus huellas el monolito con su nombre en el Paseo Marítimo Antonio Banderas de Málaga.

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