El noveno capítulo de "Pesadilla en la cocina" repite un menú ya conocido. A saber: restaurante con problemas económicos + dueños en situación límite (incluso enfermos) + cocineros vagos o inexpertos o ambas cosas + visita de Chicote (ropa colorida incluida) + menú insípido cuando no nefasto + cabreo del chef + visita a la cocina y cámara frigorífica + suciedad acumulada (ej: ratón muerto en lavavajillas averiado) y productos en mal estado + broncazo a los cocineros + prueba de servicio de sala con pésimos resultados + clientes insatisfechos + "ahora o nunca, hay que remontar esto chicos" + lavado de cara del restaurante + nueva carta, reducida y con productos frescos + segunda prueba de servicio, que al principio sigue la tónica habitual pero, de repente, ¡tachán! se convierte en un éxito + propietarios felices, camareros y cocineros también...resultado: audiencia enganchada esperando ya el especial de Navidad del gran Chicote.
Babú, un "dictador" entre fogones
El programa de hoy nos presentaba a Kumar y Jay, dos hermanos indios sin experiencia en gestión hostelera que se embarcan en el "Sagar". Son de trato agradable y exquisita educación, buena gente, pero anticlimax total en el contexto de un guión televisivo. Así pues, Chicote, que reconoce en un alarde de generosidad que el emperador que le sirven " está bueno pero no es para tirar cohetes", ha de buscar el conflicto en la cocina del restaurante. Y lo encuentra. Babú y su compinche Amrik se reparten (curry y aperitivos) las tareas y trabajan a un ritmo exasperante, las comandas (pocas) se acumulan y los comensales se desesperan. El dúo se aprovecha de que sus jefes están verdes para hacer y deshacer a su antojo y ponen música en el móvil. Chicote los pone a caldo y ellos se cansan de la camisa de colores "él no sabe", "queremos que se vaya" solicitan en su idioma a Jay, que hace de intérprete para el chef. Enojado e incrédulo sale de la cocina, sin dar réplica.
El cocinero del "mejor indio de Madrid" entra en escena
Como no le hacen caso, Chicote va en búsqueda de su colega, que dirige el que según sus palabras es "el mejor indio de Madrid". La visita espabila rápidamente al personal. Se deshechan salsas, se sirven raciones más generosas, se aparta la colonia post-servicio de la cocina, se sustituye el aceite de coco para cocinar...impera el sentido común. Pero...
La barrera idiomática, un edulcorante
El hecho de que los cocineros no hablen español impide una nueva exhibición del Chicote más lenguaraz ya que todos sus comentarios han de pasar el filtro de la traducción. Aunque también le da un giro cómico al asunto pues Babú comprende bastante el idioma y se aprovecha, ya que cuando no le gusta lo que hay se escuda en un "no entiendo". La suma de dueños buenazos y cocineros incapaces de replicar cocinan el "Pesadilla en la cocina" mas edulcorado de esta primera y exitosa temporada. Un acierto en la parrilla de La Sexta, que programa a continuación la versión original: "Kitchen Nightmares" con el chef escocés Gordon Ramsay.