Las consecuencias por definición, se asocian a unas causas, que dirimen responsabilidades. En este caso, la sentencia de culpabilidad se basa en tecnicismos, falsedades y mentiras descaradas, se pronuncia entre aplausos y vítores. El culpable es usted.
“Hemos vivido por encima de nuestras posibilidades, debemos apretarnos el cinturón”, dicta un tribunal donde se sientan los culpables. Se interpreta así un juicio injusto, donde el acusado no tiene abogado ni derecho a apelación. Los que deberían ser fiscales de toda sociedad madura, la prensa libre, son cómplices necesarios del engaño. Pese a que la sociedad se equivocó, Europa nos ha rescatado, y eso es bueno, parece ser el mensaje.
“Queda más contundencia con los gobiernos autonómicos, pero las recomendaciones de antes son hoy obligaciones. Rajoy lo ha entendido y eso es bueno para todos, aunque exija sacrificios. El Gobierno se esfuerza por hacer los deberes y, tarde o temprano, la UE y el BCE se lo premiarán”, escribe hoy Vicente Lozano en El Mundo. Vaselina para sus oídos.
Nuestro Gobierno hace los deberes que le marcan instancias superiores, supranacionales, ¿a quién representan? La teoría más dulce, la que nos enseñaron nuestros profesores en el colegio, es que representan al pueblo, que les elije democráticamente. La realidad es muy distinta, la soberanía de los ciudadanos no es más que un chiste. Los cargos políticos que administran las leyes y el dinero público sirven otros intereses.
"Rajoy lo ha entendido y eso es bueno para todos, aunque exija sacrificios" El Mundo.
Los sectores más vulnerables de la sociedad: parados, dependientes, jubilados, estudiantes, funcionarios y trabajadores, son los que reciben en la nuca el hachazo del gobierno, como agradecimiento a sus votos.
Sin embargo, los verdaderos culpables son otros. Se nos presentan con nombres abstractos: “mercados”, “cajas de ahorros”, “planes de urbanismo”, “prima de riesgo”, “activos tóxicos” o “fondos de inversión” , que reciben también el agradecimiento del Gobierno por los servicios prestados, con lo que llaman proceso de regularización de activos ocultos, coloquialmente más conocido como amnistía fiscal.
Es necesario concretar un poco más. Es necesario que los nombres abstractos se conviertan en nombres y apellidos, en sentencias que devuelvan al patrimonio público lo saqueado. Es el momento de demostrar madurez como sociedad, no podemos tolerar más engaños. No se sienta usted culpable.
