El terror de los probadores
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Si entrar en una tienda, a veces, supone una odisea; adentrarte en un probador puede ser ya un deporte de riesgo. 

Entras con las diez prendas permitidas, habías ahorrado muchísimo para poder hacerte con ellas. Esperar a rebajas no era una opción. Las has cogido de tu talla ¿estás segura?, sabes que te van a ir bien como el resto de prendas de tu armario. Te pruebas el primer vestido, pero, ¡oh, vaya! Te está muy grande, pero sabes que si te pruebas una talla menor esta no te entrará. Pasas a los pantalones, pero te das cuenta de que no parecen la segunda piel que parecía prometer debido a las bolsas que se forman y los metros de tela que sobra por todos lados. Qué raro, ¿verdad? Porque en la etiqueta pone bien claro que es tu talla. Y así un largo rato de desilusiones que te quitan las ganas de gastar ese dinero.

Parece algo banal, pero las secuelas pueden ser bastante grandes. Nada se acentúa más en un probador que la percepción de uno mismo. Si le sumamos eso a todas esas señales que el canon de belleza no para de mandar, no es para menos que muchas mujeres estén descontentas con su cuerpo. Como si el problema fueran ellas.

Por no mencionar el término body positive, el cual tiene muchas lagunas. Porque, vale que tengamos que aceptar cómo es nuestro cuerpo, quererlo y ver que somos igual de válidas que el resto. El problema está que muchas veces no somos felices con nuestro cuerpo, y eso hace que todo este sistema de auto aceptación se derrumbe. Es difícil encontrar un término medio. Y más difícil aún ignorar todo aquello que solo te hunde más.

Sin embargo, hay algo que se nos escapa y que es el problema de todo esto y es que el modelo de tallas actual, corresponde a cuerpos proporcionalmente imposibles. Son prendas y medidas pensadas para personas que se implican a dietas muy estrictas o a rutinas de ejercicio que se exceden del tiempo aconsejable. Partiendo también de la base de que cada cuerpo es un mundo y que por una razón u otra no pueden someterse a estas rutinas y costumbres.

Las diferentes modas que están surgiendo o volviendo a nuestras vidas deberían de ser un llamado a todos esos talleres que confeccionan prendas para cuerpos inexistentes y hacerles ver que puede haber personas con pecho pequeño y con caderas ancha y viceversa. Cada persona tiene medidas diferentes pues no se cortan por el mismo patrón, como así pretenden las marcas de moda. Quizás la odisea que pasamos algunas al probarnos ropa y que derivan, en casos muy extremos en desórdenes alimenticios y otras enfermedades. Las marcas deberían de ser más conscientes que hacer prendas de tallas tan limitadas e irreales es algo que dificulta su venta puesto que su cuota de mercado puede reducirse bastante. O que las medidas de las modelos sean 90-60-90 o menos, puesto que las clientas que se salen de ese molde no pueden llegar a identificarse o a llegar a imaginarse llevando esa ropa.

El mundo de la moda está cambiando así como la percepción de la sociedad  tiene de la belleza y de “lo que es un cuerpo bonito”. Ya va siendo hora de que el cambio ya no sea solo con la imagen de la marca y de sus modelos, sino también con el producto que es a la hora de la verdad lo que diferencia a las marcas dentro del mercado.

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