Paula Carmona es una joven actriz que ha creado, dirigido y protagonizado la obra "De dolor en dolor. Como pez en coca cola, como flores sin jardín". Esta pieza, que gira en torno a los sentimientos que nacen a partir del dolor y la propia experiencia del sufrimiento, estará en la Sala Off de La Latina los días 6 y 20 de febrero a las 21:00 horas.

Pregunta: Sabemos que habéis tenido que suspender una función por el coronavirus, por lo que antes que nada nos gustaría saber qué tal están.

Respuesta: Estamos todos bien. Al final aquí cae todo el mundo. Tras una función, una de las actrices dio positivo y fuimos saliendo uno a uno, yo la primera. Ahora ya estamos bien, a tope para seguir.

P: Antes de entrar en la obra, me gustaría saber un poco más de su vida. ¿Cuándo se dio cuenta de que quería ser artista?

R: Yo de pequeña era muy tímida. A mi madre le daba mucho coraje y empezó a decirme que por qué no me apuntaba a teatro. Yo quería hacer danza, de hecho la hice un año y la quitaron del cole. Luego, con ocho años, me apunté a una academia teatral que abrieron al lado de mi casa. Estaba dirigida por Pilar Masa y por su pareja de aquel entonces, José Luis Torrijos. En ese momento entré en el mundillo y no me fui de la academia hasta que la cerraron. Me tuvieron que echar (risas).

P: En el mundo de la interpretación, ¿tiene algún referente que le inspire especialmente?

R: Yo es que he aprendido todo de Pilar Masa. La he visto dar clase, seguir su camino artístico... No lo ha tenido fácil y me ha dado algunas oportunidades muy valiosas como por ejemplo hacer una ayuda de dirección en el Teatro Lara. Para mí, ella es un gran referente que siempre estará ahí.

P: Vivimos en los tiempos de las plataformas de streaming donde las películas y las series se llevan todo el reconocimiento. ¿Cree que la sociedad debe valorar más el teatro?

R: No tenemos ningún tipo de cultura teatral. En el instituto damos lo mínimo, saber quién es Lope de Vega y poco más. Por esto, no estamos entrenados para ir al teatro. El poco teatro que "existe" y que la gente conoce se ha quedado un poco desfasado. Hay dos problemas, la poca cultura teatral y que, por no tener esa cultura, no nos llegan la mayoría de los espectáculos que hay en el mercado. Nos enseñan a ir a lo cómodo, a abrir el ordenador y ponerte una serie, que a mí también me encanta, pero me gustaría que se inculcase ir a ver una función de teatro.

P: Entrando ya en materia de la obra, ¿cómo ha sido el proceso artístico: creación, ensayos... en tiempos de coronavirus?

R: Pues hemos tenido mucha suerte en ese sentido. No hemos tenido ningún susto hasta estas navidades que tuvimos que cancelar la función. Parece que el destino estaba a nuestro favor. El tema mascarilla es algo rarísimo y una mierda. La cara es el reflejo del alma y ha sido muy difícil. A nivel técnico, respiración... Desde luego también nos hemos dado cuenta de que se puede aprovechar mucho la parte de los ojos, que al fin y al cabo es lo que ahora vemos de la gente. No sé, creo que en general hemos tenido suerte, algunos colegas lo han pasado fatal debido al miedo, a contactos, cancelación de bolos... Ha sido una situación muy dura.

Además, aparte de la dureza de la situación, el teatro ha sido uno de los sectores más damnificados. Ha sido el último en permitir distancias, en abrir tras los cierres... Todo en esta vida es un negocio y una sala solo te contrata si vendes entradas. Es frustrante no poder sentarte al lado de alguien (ambos con mascarillas) para ver una obra, pero sí ir apretado en el metro. En el cine por ejemplo el aforo reducido se quitó antes que en el teatro. Tenemos que pensar que lo que pagas de entrada no es lo que gana la compañía; la sala, técnicos... no se gana tanto dinero.

P: ¿Cómo nació la obra que hoy viene a presentar?

R: Nació del dolor. Al final, es universal. Cada uno tiene su dolor y su contexto, pero no hay variantes desconocidas. Unos sufren de unas cosas y otros de otras, pero los dolores son para todos lo mismo. La obra viene de una época muy dolorosa y de un tema silenciado. Cuando preguntamos a alguien "¿qué tal?" no nos esperamos un "fatal". Es un tema tabú que, por ejemplo, las redes sociales también se encargan de silenciar y mostrar solo las cosas bonitas. Durante la pandemia hemos visto cómo cada vez hay más gente con problemas de salud mental, y hay que visibilizarlo. Creo que no sabemos gestionar las emociones negativas y pienso que de esto había que hablar. La obra aborda este tema sin caer en el tópico de la tragedia, tiene muchísimo color, elementos visuales "opuestos" al dolor... 

Se puede hablar del dolor de una manera natural, sin banalizarlo pero sabiendo que existe y que está ahí.

P: En esta obra no solo dirige sino que también actúa. ¿Cómo ha sido dirigirse a sí misma?

R: Pues creo que me ha resultado más difícil dirigir al grupo entero que a mí misma. Nunca había dirigido nada tan grande y es complicado gestionar tantas emociones, cuadrar ensayos, horarios, crear equipo... pienso que eso ha sido lo más difícil, más que escribirla o dirigirme. También creo que al fin y al cabo, esta obra es muy personal y está escrita por mí, por lo que yo tenía muy claro qué era lo que estaba contando en cada momento. Esto también era un reto a la hora de explicárselo a los demás y conseguir que ellos empatizasen, pero creo que lo hemos conseguido y que ha quedado algo muy bonito.

P: ¿Qué te gustaría transmitir con esta obra?

R: Mis, tus, sus, nuestros, vuestros, suyos, dolores universales y coloreados.

P: ¡Qué frase tan bonita! Me gustaría preguntar también por qué la gente debería ir a ver su obra.

P: La gente puede pensar primero que qué pereza ir a ver algo sobre el dolor, pero creo que hay que vencer eso y normalizar este sentimiento. Debe dejar de ser tabú. He intentado que sea un tipo de teatro asociativo, performance, no es una historia con presentación, desarrollo y final. Es algo personal que busca la empatía. La obra busca que te lleves algo a casa, que te remuevas, que vivas el espectáculo en primera persona.

P: Nos has comentado que la actuación lleva diferentes estilos artísticos: danza, efectos visuales... ¿Le gusta experimentar e investigar nuevas formas de expresión y salirse  de la concepción tradicional de teatro?

R: Sí, tenemos también proyecciones, baile... Me gusta mucho el llamado teatro asociativo donde todo se mezcle y es que al final tiene muchas cosas de mí. Tiene música que me gusta, danza... hasta química (risas), porque yo estudio química aparte de dedicarme a la actuación. Creo que es muy bonito unir diferentes ramas artísticas y crear algo que te llegue.

P: Para terminar, nos gustaría que nos dejases una recomendación de obra, serie, película...

R: Yo soy muy fan de la novela negra, series de crímenes... Ahora han salido unas miniseries en Netflix que son buenísimas. Una es "Kitz" que es alemana y me ha parecido muy buena y la otra es "Stay Close".

Pero bueno, como tenemos que reivindicar el teatro, recomiendo a todo el mundo la compañía La Zaranza que estrena dentro de poco en el Fernán Gómez.