Cada vez es más complicado salir de una sala de cine con la sensación de haber visto una película prácticamente redonda y equilibrada, con un guion perfectamente medido, con una dirección impecable y con unas actuaciones sobresalientes. “El buen patrón”, último filme de Fernando León de Aranoa, consigue que el espectador abandone la butaca con la percepción de haber visto una obra maestra, y es que el retrato que hace de las personas que mueven los hilos de una empresa, sus chanchullos y su poca honestidad es tan real que provoca escalofríos.
“El buen patrón” cuenta la historia de Blanco, un carismático propietario de una empresa que fabrica balanzas industriales y que espera la visita de una comisión que decidirá su destino y la obtención de un premio local a la Excelencia Empresarial. Todo tiene que estar perfecto para su visita, pero una serie de acontecimientos harán que Blanco tenga que cruzar todas las líneas que uno se pueda imaginar, generando una sucesión de acontecimientos de imprevisibles consecuencias.
Fernando León de Aranoa pretende con “El buen patrón” hacer una sátira en torno a la figura de un empresario de básculas del que se nos muestra más de una semana de su vida. El personaje de Blanco es especialmente complejo y reconocible, con una gran cantidad de capas especialmente bien definidas que Javier Bardem compone de manera excepcional y que provocará en el espectador gran rechazo al recordarle a personas con las que seguro que se ha encontrado en su pasado y que a lo mejor están en su presente.
“El buen patrón” es un filme ácido en el que no dejan de suceder cosas, cada una más brillante que la anterior, lo que consigue que el espectador esté en todo momento con la incertidumbre de cómo van a resolverse los acontecimientos y qué giros de guion nos tiene preparados Aranoa. Blanco se convierte en uno de los mejores personajes de 2021, tan despreciables como fascinantes, y el cineasta nos regala el que probablemente sea su largometraje más redondo, disfrutable y conectado con la realidad. Está tan cargado de veracidad que no sabemos que uno no sabe si reír, gritar, llorar o las tres cosas a la vez.
Valoración: 4,5/5
Lo mejor: La forma en la que está narrada, su tono, su ritmo y la composición de personaje que hace Javier Bardem
Lo peor: Que la historia sea un fiel retrato de la sociedad y que todo el mundo se haya topado con algún Blanco en su vida