El pasado 19 de marzo se estrenó la esperada serie "Sky Rojo" en Netflix. Teniendo en cuenta que se trata de una producción creada por Álex Pina y Esther Martínez Lobato (conocidos por otras series de éxito como "Vis a Vis" o "La Casa de Papel") y el potente elenco de actores formado por Verónica Sánchez, Enric Auquer, Miguel Ángel Silvestre, Lali Espósito, Asier Etxeandia y Yany Prado, las expectativas estaban por las nubes.
La verdad es que la serie no ha decepcionado. La historia de superación de tres prostitutas que luchan contra su proxeneta e intentan huir de ese agujero de sexo, drogas y alcohol hace que el espectador no pueda apartar los ojos de la pantalla.
Verónica Sánchez está espectacular en el papel de Coral. La actriz retrata perfectamente la dureza de ese mundo, al que ella llega de manera voluntaria buscando huir de un pasado oscuro y desaparecer del mapa. Yany Prado y Lali Espósito se unen a la actriz española creando un tándem perfecto. Juntas forman un retrato crudo y feminista mientras denuncian la situación de la trata de mujeres.
Es muy duro y necesario ver como los proxenetas se van a países pobres en busca de chicas guapas sin recursos y les prometen un futuro de ensueño en países como España, cuando en realidad el plan es prostituirlas. Es la pescadilla que se muerde la cola. Cuando las chicas llegan al país de destino ya tienen una gran deuda por el viaje, por lo que se ven obligadas a trabajar de lo que sea. Además, en ningún momento disponen de sus documentos de identidad y/o pasaporte, por lo que deben ceder. No eligen ser prostitutas.
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La historia de Gina (Yany Prado) es desoladora. Trabajar como prostituta para sustentar a tu familia creyendo que ellos piensan que eres camarera y acabar dándote cuenta de que tu familia ha sido partícipe de ese infierno, que tenían un pacto con la persona que tanto daño te ha hecho. Es una forma muy heavy de anular a una persona, de instrumentalizarla.
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Además, la serie presenta ocho capítulos de menos de media hora en el que todo el rato pasan cosas. Es muy fácil de ver. Acaba un capítulo y ya estás poniendo el siguiente.
En esta ficción encontramos algunas citas que pueden parecer intentos de romantizar o dulcificar la prostitución, como esta que dice el personaje de Miguel Ángel Silvestre: "Yo no las traigo a la prostitución. Las trae la pobreza. ¿Quieres acabar con la prostitución? Acaba con la pobreza. Si en Suiza les digo a las chicas que vengan a trabajar como camareras, no viene ninguna porque son ricas. Cuando voy a las favelas de Rio o a los suburbios de Medellín, ellas y sus familias se comportan como si les hubiese tocado la lotería. Saben perfectamente a lo que vienen. No prohíbas los clubs, prohíbe la pobreza". Está claro que hay un discurso que está mal. A las chicas en todo momento se les engaña, se les utiliza. No hay que acabar con la pobreza para acabar con la prostitución, sino con los hombres que pagan por esos servicios, "con los puteros" (como bien defienden las chicas en la serie).
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La audiencia debe tener dos dedos de frente para saber qué es real y qué no. Hay que entender que hay situaciones que se muestran como denuncia social buscando la empatía y otras que buscan despertar una reacción de asco y rabia al espectador.
Hay un aspecto que es importante destacar. La trata, en la vida real, no siempre es así. No hace falta que haya tanta sangre, una mafia detrás y un prostíbulo de lujo. A menudo millones de mujeres son sometidas en todo tipos de escenarios, de los cuales "Sky Rojo" ha elegido uno, el más excesivo, pero igual de malo que los demás.
En "Sky Rojo" se muestra la historia de tres chicas que no tienen nada qué perder y mucho que ganar: la libertad y la posibilidad de conseguir algo en la vida. Es dura, trepidante y rápida. Un caramelo que nos regala Netflix. Habrá que esperar a ver si la segunda temporada (que se estrenará en julio de este mismo año) mantiene el buen ritmo y consagra esta ficción como una gran serie.
