El pasado 25 de diciembre llegaba a la plataforma una nueva serie ambientada en el Londres de principios del SXIX, que a pocas horas de su estreno invadía las redes sociales creando una gran expectación. Bautizada como "un Gossip girl pre-victoriano", la serie adaptada de la saga literaria de Julia Quinn da mucho por el que celebrar y criticar.

Sinopsis 

"Los Bridgerton comienza con Daphne Bridgerton (Phoebe Dynevor),  en su debut en el competitivo mercado matrimonial de la Regencia londinense. Con el ánimo de seguir los pasos de sus padres y casarse por amor, las perspectivas de Daphne empiezan a desmoronarse cuando sale a la luz un diario repleto de escándalos sobre la alta sociedad escrito por la misteriosa Lady Whistledown que lanza calumnias sobre Daphne. La entrada en escena del rebelde Duque de Hastings (Regé-Jean Page), el soltero más deseado de la temporada, supone una válvula de escape para ambos, cuando deciden aliarse en una creciente batalla de ingenio para eludir las expectativas sociales sobre su futuro".          

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Rodaje de  'Bridgerton', 2020/ Vía Netflix

Modernidad

Un tópico que los espectadores no han dejado de resaltar es las libertades históricas que se toman los creadores, un hecho que probablemente moleste a historiadores y espectadores que han aproximado la obra a la escritora Jane Austen. Pero ciertamente, esta voluntad de innovación en el género de romance histórico es una apuesta muy acertada.

No deja de ser un producto para un público amplio, escapa la realidad histórica para dar paso a debates que se pueden transportar a la actualidad, y por su parte, se les da un entendimiento contemporáneo. Es preciso destacar varias de estas nuevas aportaciones.

En primer lugar, la diversidad de perfiles es el caso que más destaca. La reina, Simon Basset, Marina Thompson, entre otros, ocupan clases nobles de la alta esfera, una realidad que en pleno SXIX no sería más que una ilusión. Sin embargo, esta chocante propuesta no hace más que abrir la puerta a la diversidad cultural y étnica en una pieza audiovisual que como bien dice el nombre es ficción. El espectador no busca un perfil fiel a su entidad histórica, sino divertirse y entretenerse, y que mejor manera que aportando elementos que en vez de alejar al espectador lo acerquen al relato.

'Bridgerton', 2020/ Vía Netflix

En segundo lugar, aunque no sea una verdad extremadamente disfuncional con la época. En figuras como Eloise encontramos un mensaje protofeminista muy interesante. Pero la cuestión de género ahonda mucho más. Establece los roles de género convencionales en una Inglaterra de la Regencia, pero les aporta unas personalidades muy marcadas para cada caso. No solo se limita en la figura de la mujer, sino que vemos individuos que anhelan una libertad, romper los modelos propuestos en un contexto que les asfixia. Y buscan otras identidades como vía de escape. Por esa razón, la ansiedad es un gran tema en la trama. 

Eloise podría representar una intelectual, o simplemente alguien apasionado por la cultura, el querer aprender y conocer que se ve limitado por su género y posicionado con una única función. Habla de la mujer de la época y su único objetivo de casarse, matrimonios mayormente infelices, por la simple cuestión de ascender o mantener una posición social. Ya que era impensable que fuera capaz de hacer dinero por sí misma sin razón de sexo o alguna habilidad artística muy concreta como el canto.

"You have no idea what it us to be a women what it might feel like to have one's entire life reduced to a single moment. This is all I have been raised for. This is all I am. I have no other value".

Daphne Bridgerton

Este tópico, se contrapone con Lady Whistledown, quien con su diario y destapes de la alta sociedad consigue hacer su propia fortuna. Personaje que Eloise adora y admira por su voluntad.

Pero por otro lado, se cede voz también a la figura del hombre. La toxicidad masculina y la incapacidad de poder expresar sus sentimientos. Un asunto fácilmente transportado a la actualidad, ya que por un lado tenemos a Anthony, quien debe asumir el papel de cabeza de familia por la muerte de su padre. Incapacitado de poder ejercer cualquier otro papel, debe actuar sin errar y se ve forzado a crecer de golpe. No puede casarse con a la mujer que quiere, por rango social, mientras sus hermanos pueden gozar de ciertas libertades y sus únicas preocupaciones se ciernen sobre sí mismos. A pesar de esto, los hermanos Bridgerton, tampoco están exentos de sus propios problemas de identidad.

Bridgerton', 2020/ Vía Netflix

Es así como un elemento común puede ser la ansiedad, manifestada en cada personaje de manera muy distinta, pero siempre asociada con su papel social, que se esperase supone que debe hacer y, su voluntad, aspiración real. Que bien lo anula o lo imposibilita.

Por otro lado, los factores de modernidad también se encuentran en escenarios como los diálogos, mezclados entre anglicismos y americanismos. Personajes fumando o una dulce sorpresa musicada con versiones de éxitos como "Thank u, next" reconvertidos por una orquesta en música clásica para un vals.

Entidad histórica: la realidad

Probablemente, te preguntes que realidad se esconde detrás de esta serie. Ya que en primera instancia parte de ser una adaptación de la saga de la escritora Julia Quinn, que lejos de ser novelas del SXIX, fueron publicadas desde el 2000 hasta 2013. Si contienen un minucioso ambiente y contexto histórico, pero no se datan en un mismo período histórico.

Un personaje extraído directamente de los sucesos históricos es la reina, una aportación de la propia serie respecto las novelas. La Reina Carlota fue una monarca de Inglaterra esposa de Jorge III. Sophia Charlotte de Mecklenburg-Strelitz, hija de un duque, se casó con Jorge III del Reino Unido en 1761, convirtiéndose en reina. Su matrimonio fue todo un ejemplo, ya que después de casi 60 años juntos, tuvieron 15 hijos, y su unión fue feliz. Al parecer el rey nunca fue infiel, y ambos se procesaban su amor en afectuosas cartas. Sin embargo, el período que relata la serie no es del todo desacertado, ya que debido a la enfermedad de Jorge III, mal diagnosticada como locura, tuvieron que vivir separados.

Sobre su personalidad poco se sabe, se interesaba por el arte y apoyó a Wolfgang Amadeus Mozart como bien se indica en la serie, y se preocupó por proporcionar una buena educación a sus hijas. Sobre sus rasgos como ser cotilla o extravagante poco se conoce, no hay muchos retratos y los pintores la palidecían, pero disfrutaba de la vida social.

Reina Carlota en ficción y realidad

El sexo: el gran monotema de la crítica

Un tema que ha invadido las redes sociales respecto la serie ha sido como a partir de ciertos capítulos las escenas de sexo se hacen muy frecuentes. Y siendo sincera es algo que a mí misma también me molestó en un inicio, no estamos hablando de un Juego de Tronos, pero en algún capítulo puede ser un tanto abrumador. Esta cuestión la resolví en cuanto leí una entrevista del portal TELVA a la actriz Phoebe Dynevor (Daphne Bridgerton) y el actor Jonathan Bailey (Anthony Bridgerton). Durante esta intervención la actriz declaraba:

"A través del amor ella se encuentra (...). Ella no sabe nada de sexo, intimidad... es algo que nunca se habla o se discute, (...) Y el despertar sexual de Daphne es clave: es ella quien toma la iniciativa, no quien es sexualizada. Hay una mirada femenina y se habla desde su perspectiva".

Y el actor Jonathan Bailey, posteriormente añadía:

"Hay mucho que decir con el sexo, y se puede decir de una manera muy inteligente. Y es lo que quiere reflejar la serie".

Una vez leídas estas aclaraciones y repasando el valor de ciertas escenas, podemos deducir como especialmente en la relación entre Daphne y Simon es un punto clave. Asistimos a la maduración, el proceso de toma de consciencia por parte de Daphne. Quien nunca se le ha hablado de sexo y tampoco se le ha permitido hablar sobre ello, este hecho, junto a los conflictos que se plantean en la relación tienen una gran relación con las escenas más íntimas. Frecuentes en algunos momentos, sí, pero porque condenar una serie por sus desnudos y escenas explícitas cuando vivimos rodeados de sexo en cualquier aspecto de nuestras vidas, en este caso las pantallas. Si es explícito, pero hoy en día cualquier audiovisual contiene una escena de sexo, mayormente sin sentidoaquí es un recurso más para explicar la evolución de un personaje, una relación y exponer ciertos problemas. No una licencia libre por parte de los creadores, sino que los libros también recuperan parte de esta voluntad.

Rodaje de  'Bridgerton', 2020/ Vía Netflix

Unas semejanzas muy marcadas

Mucho se ha comparado la dinámica romántica de la serie con 'Orgullo y prejuicio' de Jane Austen, ya que parten de un contexto histórico muy parecido y la tensión entre ambos personajes es parecida a Mr. Darcy y Elizabeth Bennet. No entraremos en discusiones de que pieza es mejor, ya que aunque comparten mucho, son distintas en varios sentidos. Si apuntaré como en la misma entrevista que mencionaba anteriormente, Phoebe Dynevor, señalaba esta semejanza y como ambas consiguen que esta tensión tenga al espectador pegado a la pantalla esperando que suceda. 'Bridgerton' va más allá, y te cuenta más allá del matrimonio, ya que expone otros conflictos e innova en la fórmula, pero Darcy y Elizabeth son dos personajes demasiado conocidos para el público y queda muy claro quien se influencia del otro, ya que 'Orgullo y prejuicio' es pionero, considerado un clásico.

'Orgullo y prejuicio' y 'Bridgerton'

Bebe, o se referencian, otras obras históricas como 'Downton Abbey' que se extiende desde antes de la Primera Guerra Mundial, fin de la jerarquía británica y es bien conocida por su gran ambientación costumbrista. Pero no se localiza en el mismo reinado ni momento. "Emma" es una película adaptada de la novela de Jane Austen del año 1815. Correlativa respecto 'Ogullo y Prejuicio' y película estrenada el febrero del mismo año que 'Bridgerton'.

Comparaciones, pero no tan impactantes como la primera que cruza a la mente de muchos con 'Gossip Girl'. Alejados del glamuroso Upper East Side de Nueva York, la serie recupera la esencia de gossip en un contexto que sorprende y encanta a muchos que nunca hubieran imaginado semejante cruce.   

Desenlace: una Lady Whistledown desenmascarada 

La voz de Julie Andrews acompaña la misteriosa identidad de Lady Whistledown quien posiciona la principal incógnita de la serie. Hasta el capítulo final no se revela su aparente identidad, bajo la investigación de varios personajes, especialmente de Eloise, se van vertiendo varias pistas que poco a poco conducen a la verdad. Un rostro que muchos han adorado en pantalla, pero no se convencían de que fuese Lady Whistledown en persona. El momento clave que finalmente baraja es la revelación del secreto de Marina Thompson, en ese momento muchas posibilidades apuntan a Penelope Featherington. Quien muestra, solo para los espectadores, su verdadera identidad. Un desenlace un tanto agridulce que no ha terminado de llevarse todos los aplausos. Pero que plantea ciertas hipótesis.

'Bridgerton', 2020/ Vía Netflix
'Bridgerton', 2020/ Vía Netflix

Una segunda temporada

Netflix no ha anunciado oficialmente su renovación, pero su gran éxito desde su estreno apunta una posible próxima entrega. El servicio de streaming, conocido por esperar 28 días iniciales después de su lanzamiento aún no se ha posicionado. El creador Chris Van Dunsen afirmó que le encantaría explorar más la historia, y dar más escenario a los hermanos y hermanas Bridgerton. La saga de libros de la que se ha adaptado cuenta con una colección de nueve obras que siguiendo el orden original, la segunda 'El vizconde que me amó', se centraría en Anthony Bridgerton.

Ahora mismo, solo cabe esperar que funcione tan bien como lo ha hecho hasta ahora, siendo una de las series más vistas en muchos países. Y que la renovación y producción esté más cerca de lo que parece.