En 1969, siete activistas fueron juzgados a raíz de las protestas en la Convención Demócrata del año anterior, este juicio supuso todo un evento mediático y político, que puso en entredicho el sistema judicial estadounidense y la posición del gobierno frente a los movimientos de la década de los 60.

Esta historia estuvo sobre la mesa de los estudios desde la década de los 90, cuando el reconocido director Steven Spielberg se intereso por el proyecto, aunque después pasó por las manos de Ben Stiller o Paul Greengrass, finalmente el reconocido guionista y ahora director, Aaron Sorkin ha llevado a cabo esta película.

Sorkin es una persona interesada en la política de su país, mostrandolo en series de gran reconocimiento como "El Ala Oeste de la Casa Blanca" o "The Newsroom", además de crear auténticos relatos de personajes en grandes películas como "La red social", guion por el que ganó el Oscar en 2010.  Pero en esta cinta, no solo escribe, sino que también dirige, siendo su segunda película tras "Molly's game", que tuvo un cierto reconocimiento por parte de la crítica y el público.

Sorkin se centra en este juicio para hablar de la lucha entre el progreso y el conservadurismo, indagar en la división de opiniones acerca de como luchar por parte de la izquierda, dando una perspectiva mediante la cual podemos sacar numerosas lecturas del momento actual. Todo esto tratado a buen ritmo, aunque puede que tarde algo en arrancar, y con un estilo academicista, que pese a chirriar en ciertos momentos, consigue llevarnos de la mano en todo momento hasta el final.

Un buen reparto encarna el espíritu de la historia

Sin duda uno de los puntos fuertes de la película es su reparto, que consigue elevar la historia. Todos ellos consiguen plasmar cada uno de los puntos de vistas de sus personajes, consiguiendo en mayor o menor medida un gran momento para el espectador, aunque en ocasiones este sea demasiado remarcado. Desde el inicio, Sorkin presenta a los personajes mostrando sus motivaciones por ir a las protestas y como cada uno de ellos concibe la lucha revolucionaria, sin duda uno de los grandes conflictos de la cinta. 

De entre los acusados, destaca Sacha Baron Cohen ("Borat") en su papel del activista Abbie Hoffman, que representa al ala más revolucionara y hippie del movimiento. Cohen mezcla de forma fantástica el humor y el tono revindicativo, yendo de menos a más, hasta su poderoso alegato final, que sin duda es el momento más importante de la cinta.  Esta mezcla de tonos, que se da sobre todo en su primer acto, se mantiene en parte gracias a la interpretación de Cohen, que aparece en escena como si estuviera realizando un monólogo de el club de la comedia.

Sacha Baron Cohen. Fuente: leadfypage.com

Otra interpretación que sobresale del resto es la de Mark Rylance (ganador de el Oscar por "El Puente de los Espías") como el abogado de los acusados. Rylance es el espejo del espectador mostrando la frustración ante las decisiones de dudosa legalidad del juez y la campaña de acoso y derribo de la fiscalía. Además de esto, consigue dotar al personaje de un estilo tranquilo, con algún comentario socarrón, que consigue una mayor empatía con el espectador.

Gran parte de la frustración ante la injustica del juicio se plasma en la interpretación de Frank Langella ("El desafio: Frost contra Nixon"), que encarna al conservador juez del caso, un personaje que podría irse de las manos al actor hacia una parodia malvada, pero que consigue controlar mostrando diferentes matices y canalizando el rencor hacia los acusados, generando indignación al espectador frente a sus acciones.

Completan el reparto, Eddie Redmayne (ganador de el Oscar por "La teoría del todo"), que realiza una buena interpretación, reflejando la cara menos revolucionara del movimiento, teniendo una importante evolución a lo largo de la cinta, siendo el personaje que más cambia. También están Yahya Abdul-Mateen II ("Watchmen"), Jeremy Strong ("Succession") y Joseph Gordon-Levitt ("500 días juntos"), todos ellos realizan una buena interpretación, aunque sus personajes no tienen demasiado recorrido en la cinta, pero consiguen tener un momento de atención que aprovechan, sobre todo Abdul-Mateen II, en una de las escenas más duras de la película.

Cabe destacar la actuación de Michael Keaton ("Birdman"), que en dos escenas consigue realizar un trabajo interesante y que logra captar la atención del espectador, además su personaje consigue que veamos otra cara de alguno de los protagonistas.

Eficaz, pero algo academicista.

Sorkin realiza un gran trabajo de guion, algo nada nuevo en él, dejando unos diálogos muy interesantes plasmando a la perfección las inquietudes de los personajes y las diferencias entre ellos. Es en la dirección, donde aunque es correcta, la historia pierde un poco de fuelle. 

El primer acto puede resultar algo confuso, y aunque los personajes están bien presentados, se abusa un poco de "recurso wikipedia" al mostrar los nombres en grafismo y con un montaje algo apurado. En esta primera mitad, los tintes cómicos son más visibles, con diálogos más irónicos y chispeantes, pero esto provoca que ciertos personajes se luzcan, mientras otros se pierdan un poco o pequen de casi paródicos, como en ciertos momentos Gordon Levitt y Abdul-Mateen II.

A medida que la historia avanza, las motivaciones de los personajes van cambiando y los conflictos se acentúan de manera progresiva e interesante, aunque se vean algunos de los engranajes y semillas del guion, estas en su gran parte ayudan más que estorban. La aparición de Keaton, es el punto de inflexión clave, a partir de ese momento el ritmo y la tensión aumenta, hasta llegar a la catarsis final. 

Fotograma "El juicio de los 7 de Chicago". Fuente: Collinder.com

La película tiene un mensaje político claro, aunque este no está mostrado de una forma simple y evidente, sino que aparece a través del conflicto de los personajes, unificando un mensaje dentro de la diversidad de pensamiento de los mismos. Pese a estar ambientada en los años 60, su punto de vista acerca de la justicia y las movilizaciones sociales, tienen un importante calado actual, en plena campaña electoral en EEUU.

La cinta es el primer gran estreno orientado a la temporada de premios, los medios especializados vaticinan que podríamos estar ante una de las favoritas para competir en los Oscars del próximo mes de Abril, señalando sus opciones a mejor película, mejor dirección, mejor guion y mejor actor secundario (categoría donde compite todo el reparto) para Langella y Baron Cohen.

En resumen, "El juicio de los 7 de Chicago" es una buena película desde su guion hasta su reparto, que nos acerca a un hecho real interesante de la historia estadounidense, pero que tarda en coger el ritmo necesario y resulta en ocasiones algo clásica y "biópica" en lo bueno y en lo malo.

NOTA: 7'5/10.

Lo mejor: Su reparto, en especial Baron Cohen y Langella, junto con su guion.

Lo peor: La falta de ritmo en su primer acto y el uso evidente de ciertos recursos que la convierten en algo academicista.