Como hemos ido adelantando en anteriores artículos, Netflix se ha propuesto revolucionar el calendario de estrenos aprovechando la falta de grandes títulos en las salas y con la mirada puesta en la temporada de premios.

Tras la divisoria “Estoy pensando en dejarlo”, la plataforma estrena la adaptación dirigida por Antonio Campos del best sellar “El diablo a todas horas” que cuenta con uno de los repartos más nutridos y talentosos del año. 

La violencia irá marcando la vida de diferentes personas en la América profunda de los años 50 y 60, con un fuerte fanatismo religioso y la corrupción policial entre bastidores. En esta historia apenas existe sitio para la esperanza y la bondad, viviendo situaciones traumáticas para sus protagonistas y de cierto impacto para el espectador, aunque la cinta se deja ver y no es todo lo sórdida e impactante que podría llegar a ser, para no expulsar a los más sensibles.

La correcta ambientación y dirección de Campos consigue una atmósfera envolvente, aunque no sea del todo siniestra y arriesgue poco en ciertas situaciones visualmente. Pese a ello es sólida y tiene momentos muy bien creados.

Mucho más que un reparto de póster

Cuando juntas a tantos actores de renombre es difícil en ocasiones equilibrar y dar el espacio suficiente para que la propuesta funcione y no se quede todo en un desfile de estrellas. Pese a que por un momento, podría haberse convertido en una cinta de actuaciones descafeinadas o faltas del tono necesario, todo el reparto está a la altura y dota a sus personajes de la profundidad que el guion no les da. 

Tom Holland, abandona el traje de Spiderman y ofrece una sólida actuación que dota de fuerza al tramo final de la cinta, al igual que su personaje, su interpretación va de menos a más, ganando robusteza pero sin perder esa mirada de inocencia que logra que comprendamos las inquietudes y el trauma que sufre. Sin duda, este papel va a dar al joven actor británico cierto empaque de cara a futuros papeles más dramáticos.

Junto con Holland, es Robert Pattinson quien está más a tono, su personaje es uno de los pertubadores y el actor consigue con pocas escenas crear a todo un monstruo con piel de cordero que alterara a los protagonistas. Aunque pueda parecer algo sobreactuado en ciertos momentos, consigue crear un halo de cinismo al personaje, que sostiene ciertas escenas de gran peso (ojo a las escenas con Holland). 

Pero desde mi punto de vista, la mejor actuación la vemos en el actor Bill Skarsgård, el conocido payaso de It, es lo mejor del primer acto de la cinta, con una actuación llena de matices, de la cual carece el guion, y saca lo máximo en el poco desarrollo y duración que se le da a su personaje, que es clave para entender la situación posterior del personaje de Holland. 

Bill Skarsgård. Fuente: IMDB.com

Por el otro lado, Sebastian Stan ("Capitán América") y Harry Melling ("Harry Poter") consiguen ser un buen complemento ante el trio protagonista y dejan momentos bastantes buenos con sus sólidas interpretaciones, que dan más que lo que el guion les da.

Mientras en el lado femenino, destaca Eliza Scanlen ("Mujercitas") que logra transmitir la inocencia que es destrozada por el mal con una delicadez admirable. Más oscuro es el personaje de Riley Keoug ("Max max: furia en la carretera") que logra transmitir los distintos matices de su alter ego, consiguiendo que mantengamos el interés en la trama más floja y peor tratada de la cinta. 

POCA PROFUNDIDAD PARA TAN SÓRDIDA HISTORIA

Estamos frente a una historia, que sin ser del todo original, es interesante y algo sórdida, un relato donde el fanatismo religioso fractura al ser humano llevándolo a sacar su lado más violento destrozando a su paso la inocencia y la bondad. Todo ello, lo percibimos gracias a los personajes, y sobre todo las interpretaciones, no gracias al guion y la dirección. La historia no esta lo suficientemente bien contada y eso frustra en ocasiones a la película.

Robert Pattinson. Fuente: imdb.com

Es una adaptación que provoca que tengamos ganas de leer el libro, debido a que nos quedamos con las ganas de saber más de estos personajes, y eso es problema de la narración. Desde el primer momento, se nos da la idea de que estamos ante un entresijo de historias cruzadas al estilo "Magnolia", aunque después no se plasma como tal. 

La voz en off es innecesaria por momentos y trata de reseñar la profundidad de los personajes de forma incorrecta. El director tendría que haber buscado un mayor impacto visual y haber callado la voz en off, dejando que los actores expresen por ellos mismos y resulte menos cargante para el espectador, subrayando elementos que ya sabemos y que no profundizan lo suficiente.

Los dilemas morales aparecen de manera clara pero superficial, podría haber sido más profunda, incómoda y desgarradora, si hubiera sido más ambiciosa visualmente, esa poca valentía frustra diversos momentos. La historia pedía algo más, otra visión

Narrativamente, la cinta está mal contada en su primer acto, las piezas no encajan, volviendo de un sitio a otro de manera errónea, no es hasta el tercer acto cuando todo explota, cuando todo tiene sentido y aunque se vuelve un guion previsible, si consigue crear el climáx suficiente para que el espectador se enganche y merezca la pena aguantar la errática primera hora.

EN RESUMEN

"El diablo a todas horas" es una película interesante y todo un derroche de grandes interpretaciones que palían el mal desarrollo narrativo y la falta de valentía visual. Es correcta y sólida, pero nos queda la sensación del gran proyecto que podría llegar a ser en otras manos. 

NOTA: 7/10.

LO MEJOR: Las interpretaciones, en especial Holland, Pattinson y Skarsgård, que sostienen la película en todo momento.

LO PEOR: La poca profundidad y ambición visual de la película.