Los hermanos Brett y Drew Pierce arriesgaron con “The Wretched” y ganaron. La película fue estrenada en Estados Unidos en plena pandemia mundial y gracias a ello y a la permanencia de los autocines, se ha convertido en un estreno que ha batido récords.
La película fue, durante las semanas de coronavirus, la única novedad de las carteleras de los cines que decidieron abrir, y ha conseguido mantenerse número uno durante seis semanas. Es por esto por lo que decimos que ha batido récords, porque dichos números sólo lo lograron grandes producciones como “Avatar” o “Titanic”.
Fue la propia distribuidora, IFC la que se negó a cambiar la fecha de estreno de la pieza, y ofreció a los directores aprovechar la apertura de los autocines para promocionar el filme. Al ser una producción low-cost con un presupuesto de 66.000 dólares, no se disponía de una gran suma para su distribución, pero sin duda apostar por el autocine ha sido un acierto, ya que sólo en las primeras 6 semanas en cartelera recaudó más de 1 millón de dólares.
“Para Drew y para mí es raro. Estamos realmente contentos con el éxito de la película pero también nos sentimos mal por estar felices cuando las cosas están tan mal para la gente. Pero luego te dices que es una forma segura de escapar. Todos nos sentimos un poco aliviados cuando las cosas no están muy bien" explica Brett. El único que no está contento es el diseñador de sonido, que no lleva muy bien que su trabajo se esté escuchando a través de las radios de los coches en los autocines.
"Madre Oscura" en España
Los cines españoles estrenarán la cinta este verano. “The Wretched” llega de la mano de Selecta Visión bajo el título de “Madre Oscura”. Todavía no se sabe la fecha concreta de estreno en cines, pero sí sabemos que la podremos ver en la mayoría de cines del país. Está protagonizada por John-Paul Howard, Piper Curda (“Teen Beach Movie 2”, “Ant Farm”), Azie Tesfai (“Supergirl”), Kevin Bigley (“Upload”) y Zarah Mahler (“Beyond Skyline”, “Salt Water”).
La historia de “Madre Oscura nos cuenta la vida de Ben, un adolescente que visita la casa de su padre durante el verano y descubre algo aterrador. Un demonio que habita en la profundidad del bosque acecha a la familia que vive al lado. Esta entidad consigue poseer a la madre, quien comienza a aprovecharse de los niños de la localidad. Ben decide entonces iniciar una lucha contra este demonio antes de que sus macabras acciones sumen más víctimas.
El terror de los Pierce
Puede parecer que los hermanos Pierce abrazan el espíritu del cine independiente en el que su padre, Bart Pierce, trabajaba. Lo conocemos por los efectos especiales de clásicos del cine de terror como “Posesión Infernal” (The Evil Dead, 1981), estrenada hace casi 40 años ya. Sin embargo, pese a las comparaciones, este film tiene más en común con el cine de terror adolescente de Wes Craven hecho en los 80 y 90 (“Scream”, 1996). Deja de lado los sustos de volumen, recurso del que han abusado recientemente películas como “Expediente Warren” o “Insidious”, y resucita el mito de la bruja a través de su propia mitología.
Entre los momentos más interesantes son las apariciones en las que se ve a la bruja como una sombra con los ojos brillantes, con un efecto de CGI y un uso del plano holandés que enrarecen sus apariciones lo suficiente para crear incomodidad. Sin duda, una escena que a los amantes del terror puede recordar a filmes actuales como “Midsommar” (2019). Esta aparición en la puerta de la casa debe de encontrarse entre las mejores escenas de miedo del año, jugando tan solo con la voz de la mujer llamando a un niño en medio de la noche. También hay que reconocer que aunque esté hecha con muy poco, tiene una más que digna fotografía y puesta en escena.
El tipo de terror es un acierto, su trama también, pero también consigue tener, pese a su escaso presupuesto, una digna puesta en escena. Críticos del sector destacan que, pese al sinfín de guiños y cameos a otras obras que aparecen en ella, se trata de un proyecto que se atreve con todo lo que las gran productoras, como Blumhouse o Warner ya no se atreven.
