Residente es uno de los artistas puertorriqueños con más renombre. Autor de canciones como “Atrévete-te-te” o “Muerte en Hawaii”, su música se caracteriza por su estilo urbano y su carácter reivindicativo e inconformista. Al inicio de su carrera, el artista lanzó una canción contra el FBI cuya polémica lo convirtió en portada de todos los periódicos. Tiempo después, junto a su hermana y su hermanastro fundó Calle 13, grupo con el que estrenaría sus mayores éxitos.
El puertorriqueño se ha mostrado siempre muy comprometido con los temas sociales, haciendo honor a lo que rapea en sus letras, tanto con los de su pueblo como con asuntos internacionales. La solidaridad y la labor social caracterizan a René, el alma detrás de Residente. Siempre se ha mostrado como un revolucionario, un inconformista sin pelos en la lengua que usa la música para dar voz a los que el poder silencia. Pero esta vez no ha sido así.
El pasado viernes, en todas las plataformas digitales aparecía el título del nuevo sencillo de Residente: “René”. La canción, homónima a su autor, es una bomba sentimental y el resultado de una exploración interior tremenda. Residente lo ha hecho otra vez: ha cumplido con su carácter revolucionario, pero esta vez se ha revolucionado a sí mismo, sus entrañas, y con ello ha conseguido remover los corazones de todos aquellos que lo han escuchado. No en vano, la canción ha alcanzado ya las más de 33 millones de visualizaciones en YouTube y ha aparecido en centenares de portadas de la prensa musical. Y este es simplemente un pequeño indicio de su éxito, porque las redes sociales estallaron descompuestas y emocionadas con el estreno de la canción.
La canción posee un matiz indescriptible de sinceridad e invita, casi obliga, a la empatía con el rapero. Evoca la nostalgia del recuerdo pasado, de aquella infancia en que no se conocía la crueldad. Como bien publicó el artista en sus redes sociales, con “René” podemos conocerle un poco mejor.
En ella, Residente nos narra cómo ha evolucionado su vida y qué esconde esta. Puede parecer que la vida de un artista es un camino de rosas, un camino fantástico y alegre, ¿verdad? Pues René, en esta canción, nos lo desmiente; se abre en canal y deja salir todo lo que lleva dentro para que todos sus miedos y sus fantasmas tomen aire y lo dejen a él respirar. Narra, en cierto modo, cómo su infancia se fue volviendo dura y difícil y lo obligó a luchar, cómo asesinaron a gran parte de sus amigos, los miedos que lo acechan y lo encarcelan, los problemas que sufre… Es imprescindible escuchar la canción para entender lo que en ella se intenta (y se consigue) transmitir, y también lo es salir con el alma un tanto removida por la sinceridad y sensibilidad de la misma.
El tema no vino solo. Para enfatizar la intimidad que ya desprende la canción, esta viene acompañada de un vídeo musical en que, la mayor parte del tiempo, Residente rapea a la cámara mientras da vueltas a un campo de béisbol, símbolo de su infancia añorada. El vídeo está lleno de otros muchos símbolos: la botella de alcohol cuando habla de rap, la mesa con todos sus objetos de béisbol y fotos de su familia… Estos, conforme se va viendo el vídeo, se descubren uno a uno y van arrancando pinchazos de sentimientos en el pecho.
Un artista se define por lo que puede llegar a contar, y Residente se ha autoproclamado capaz de conmover a cualquiera que oiga su canción. "René" es sincera, es sensible; es una canción que no deja a nadie ileso, y eso la convierte inmediatamente en una gran canción.