Pokémon, Mortal Kombat, Angry Birds… y un larguísimo etcétera de títulos con los que se ha disfrutado en la mayoría en diferentes plataformas, desde la PlayStation, la XBox o la Game Boy, hasta la Nintendo Switch, la futura PS 5... o incluso en el dispositivo móvil. Los videojuegos han hecho conocer miles de historias diferentes, unas mejores, otras peores, unas más largas y elaboradas, u otras cortas y sencillas. Como con los libros, el siguiente paso lógico para una historia de éxito sería pasar la gran pantalla, pero a diferencia de las historias de las novelas, las películas sobre videojuegos no suelen tener mucho éxito ni suelen ser demasiado buenas, con algunas excepciones por supuesto. ¿Por qué pasa esto?

Porqué las películas de videojuegos no triunfan

No hay solo una respuesta para esto. Técnicamente hablando, los guiones de videojuegos y los de películas son totalmente diferentes. No se puede comparar un guión de dos horas y media con otro de 100 horas; resumir tanto en tan poco resulta en una película apresurada, con unos personajes que no consiguen conectar con el espectador, si no lo conocen ya por haber jugado al videojuego. Un videojuego abarca muchísimas cosas, tanto personajes como otros elementos importantes de la historia y el mundo en el que transcurre, y se necesita muchísimo tiempo del que no se dispone en la gran pantalla. Además, no se puede dejar de pasar por alto el hecho de que normalmente, a no ser que una gran compañía se encargue de producir la película, los largometrajes sobre videojuegos suelen ser de bajo presupuesto, con unos efectos que dejan bastante que desear, por lo que cuando se espera ver a Scorpion de Mortal Kombat en todo su esplendor quemando gente con bolas de fuego y empalando a más gente con su cadena, viendo el resultado, ni siquiera hay ganas de fijarse en la historia, ni en nada más, porque simplemente no se está viendo el juego esperado, por mucho que la película lleve su título.

Imagen película Mortal Kombat

Esas eran las razones técnicas, pero no la razón principal por la que este tipo de películas no triunfan, la razón es algo más sentimental. Cuando se ve una película, se sienten cosas. Hace reír, llorar, enfadarse... las películas hacen emocionarse pero, al final de todo, lo que ha pasado es que han contado una historia, siendo cada uno un mero espectador de la película. En los videojuegos pasa algo totalmente diferente, no cuentan una historia, se vive la historia. Hay que meterse en la piel del protagonista y vivir su historia. Esa batalla contra Bowser y salvar a la princesa, morir una y otra vez contra el jefe final de la historia antes de vencerle y que se te escape un grito de emoción, jugar una partida online con los amigos, elegir entre Bulbasaur, Charmander o Squirttle... y otros tantos momentos que se quedan grabados en la memoria. Se toman decisiones, y en una película es imposible vivir la experiencia de la misma manera, por lo que los recuerdos del videojuego siempre serán mejores que las sensaciones que deja la película, incluso habiendo gustado. 

El fenómeno Detective Pikachu

Imagen publicitaria película Detective Pikachu

El año pasado se estrenó Detective Pikachu, la que muchos consideran la mejor película de videojuegos. ¿Porqué es así? Existen, a día de hoy, 32 entregas de la saga principal, desde Pokémon Rojo y Pokémon Azul en 1996, hasta los últimos que salieron el pasado 2019, Pokémon Espada y Pokémon Escudo, más la grandísima cantidad de spin-offs como Pokémon Ranger o Pokémon Mundo Misterioso, por nombrar algunos. Con tantísimas historias, ¿Qué se debe adaptar?  La respuesta es nada. Exacto, Detective Pikachu supo contrarrestar el reincidente problema de guión al adaptar un videojuego al cine, y simplemente creó una nueva historia, diferente a la de cualquier juego de la franquicia, que aunque tomase el nombre de uno de los spin-offs, tuvo un guión totalmente diferente y nuevo para el cine, adaptado a las exigencias de este formato, utilizando el elemento más importante de estos videojuegos: los pokémon. El auténtico atractivo de la saga son sus criaturas, a las que todos conocen en mayor o menor medida (¿quién no conoce a Pikachu?), y por eso mismo no necesitaba un guión súper elaborado, con uno simple pero bueno bastaba, porque supieron identificar cuál era el elemento que llevaría a la gente a ver la película. 

Y parece que las demás empresas se han empezado a darse cuenta de que es lo importante a la hora de crear una película sobre videojuegos, como en el caso de la recién estrenada Sonic, donde con un guión simple pero que funciona, se han centrado en la figura del súper veloz erizo azul, presentándolo como todos lo conocen, como el Sonic que se añoraban y querían ver (que cambiasen su extraño aspecto inicial a uno que gustara a los fans ayudó mucho). En este aspecto, han sabido hacer los mismos que hizo Detective Pikachu, han usado el elemento principal de su franquicia y aprovechándolo al máximo para contentar al espectador con una nueva historia simple, pero que muestre lo que no se quiere dejar de ver, en este caso a Sonic, como el protagonista principal y dejando de lado durante la película a otros personajes menos conocidos, que posiblemente lleguen para una secuela.

Comparación primer Sonic (trailer) y segundo Sonic (rediseño)

Se espera que con el tiempo, todas las películas basadas en los videojuegos que tanto se han disfrutado evolucionen lo suficiente no solo para hacer que gusten a los fans, (cosa que si se hace bien no es demasiado difícil), sino que sean lo suficientemente buenas para hacer que más gente se interese por estas aventuras de consola, y que logren mostrar que existen buenos juegos más allá del FIFA.