La nueva película de Lorene Scafaria, estrenada el 8 de noviembre de este mismo año y con Jennifer López como cara más destacada de un elenco de grandes artistas, ha sido uno de los bombazos de este tramo final de año gracias a un relato basado en hechos reales en el que un grupo de mujeres, después de la caída de Wall Street, se dedican a estafar a los más ricos aprovechándose de su lujuria y de los deseos más oscuros de estos multimillonarios.
Lo más destacado de la película lo encontramos por un lado en su perspectiva narrativa, a modo de relato, a través de las preguntas sobre su vida que le va formulando una periodista (Julies Stiles) a Destiny (Constanse Wu), una de las protagonistas de la película. Ella le va relatando como empezó todo, en 2008, cuando todo iba sobre ruedas y en un momento de euforia en el que a los clientes del club de striptease les sobraba el dinero y todas las chicas tenían para dar tomar, pasando por la caída de Wall Street y posterior hundimiento de Destiny, hasta que decidió comenzar a estafar a los antiguos clientes del club años después junto a su antigua compañera “Ramona” (Jennifer López). Precisamente este último personaje es uno de los que más glamour le dan a la película, mostrándose cercana y preocupada por su amigas en unas ocasiones, fría y despiadada en las otras. Una de las mejores actuaciones de la actriz estadounidense en toda su carrera y cuyo papel trascendental en la película analizaré más adelante.
El tono de la película y la forma de afrontar una de las peores crisis de la historia hacen sumar puntos a la película, en la que las protagonistas juegan el papel de Robin Hood, robando a los más ricos pero para quedárselo ellas, llevándolo a los límites más extremos. Juegan con la psicología del estafado, los cuales después de ser acorralados en el club, drogados y sableados hasta el último centavo, no se atrevían a decir porque ocurrió eso a sus familias ni a la policía.
No es una película que deje grandes lecciones morales, aunque sí que permite ver al espectador ese punto oculto de la cosmopolita sociedad estadounidense, con estos clubs de striptease en los que las mujeres en ocasiones se ven obligadas a vender su cuerpo para poder sobrevivir, ante poderosos empresarios con muchos más recursos que ellas. También resulta muy interesante como enfoca la caída de Wall Street y el hundimiento de la economía desde un punto de vista que pocas veces habíamos podido ver en el cine.
En resumen, una película entretenida de ver, en la que el tono picaresco, las gamberradas y la sorna son la nota predominante. Mención especial a la actuación de Jennifer López, sobre la que ya indicamos al principio que es uno de los puntos fuertes de la obra y que permite dar sentido y dirección a la misma. Un personaje duro, independiente, capaz de convertirse en mejor amiga y peor enemiga de Destiny en cuestión de escenas y que le da a la obra ese punto de incertidumbre y misterio al no saber nunca por donde te va a salir, en contraste a lo previsibles que son el resto de protagonistas durante la película. Realmente merece la pena ver la película en una segunda ocasión para dedicarnos exclusivamente a la complejidad de este personaje.