Andrés Suárez volvía a tierras gaditanas.

Cómo contaba para VAVEL unos días antes, Cádiz para Suárez era su segundo hogar, el lugar donde habían nacido alguno de los maestros que tanto defiende. Un gallego con un amor incondicional por el sur de Andalucía volvía a pisar por cuarta vez las tierras gaditanas. Por cuarta vez en la provincia, pero por primera en un pueblo del interior.

El Fairplay Golf & Spa Resort acogía con todas las entradas vendidas a Andrés Suárez en un concierto íntimo, de no más de quinientas personas, en una sala acogedora y escondida. “Los grandes conciertos se hacen cantando a centímetros de la gente”, reflexionaba quién pretende llenar el próximo 21 de noviembre el WiZink Center junto a Elvira Sastre con el espectáculo #Desordenados.

Foto: Silvia Rueda Lozano

Andrés Suárez es un hombre de cualquier escenario. Eso está claro.

Veinte minutos después de lo previsto, hacía su entrada triunfal en una sala en la que las cervezas y la sed por la música de cantautor estaban empezando a acaparar al público. Hubo impaciencia los últimos cinco minutos de espera. La sala empezaba a llamarlo, a silbar, a hacer ruidos para hacerse notar. Pero lo bueno siempre merece la pena esperarlo.

Te di vida y media abría el concierto. Un Andrés Suárez con guitarra en mano empezaba a levantar las primeras voces de los más fans. Más tarde, el gallego reflexionaba con humor sobre su público. “Me encanta estar tan cerca de vosotros. Así puedo ver cómo los acompañantes cantan como si se supieran la letra”, bromeaba provocando un chascarrillo que duró para el resto del concierto.  

Tras un par de temas a guitarra, el cantante llamaba al escenario a su otro acompañante de la noche. Marino Saiz, pianista y violinista, le daba el toque que le faltaba al concierto: el de la magia y el de la risa. Suárez bromeaba con el hecho de que, el único defecto que conocía del músico era que, cuando entraba en un ataque de risa, era difícil sacarlo. “Se han cancelado conciertos por un ataque de risa de Marino”, afirmaba. No llegó a cancelarse el concierto, pero el público le provocó más de un ataque de risa difícil de controlar en un par de ocasiones.

Foto: Silvia Rueda Lozano

Más de un 36, No saben de ti, Tal vez te acuerdes de mí, Tengo 26 Fueron algunos de los temas que sonaron en la sala del hotel de Benalup-Casas Viejas. Momentos íntimos de voz y guitarra, solos de guitarra y piano, de violín y guitarra, subidas y bajadas de intensidad, cambios de volumen… Toda una montaña rusa de emociones las que provocaba en un público que no dudaba en cantarle las letras al aldeano de Pantín.

Hubo tiempo para la música y para las reflexiones. Para hablar sobre los maestros, los idiomas, las historias de composición en Cuba, la cultura, y sobre todo, sobre la música. "La música está por encima de todo", sentenciaba en uno de sus speech.

Foto: Silvia Rueda Lozano

Y también hubo tiempo para hablar de un nuevo disco.

Andrés Suárez confesaba en el concierto que su octavo disco estaba en proceso de nacer. Afirmaba que las canciones están casi listas, y que el proceso de grabación está al caer. Pero, antes, quiso presentar uno de los temas al público para conocer su acogida. “No sé si es porque estoy más Disney que nunca, pero quiero compartir con vosotros esto”.

Antes de empezar a presentar el tema, el gallego admitía que no tenía ningún problema en que sus conciertos se grabaran, pero que no quería que el nuevo tema fuera publicado en redes. De pronto, un sonoro “¿por qué?”, con tono de incredulidad, de algunos de los asistentes, espetó al cantante. Él se echó a reír al ver la escena. "Estamos en Cádiz. Puede pasar cualquier cosa", afirmaba.

Una vez pasado el momento cómico, Andrés Suárez presentaba ante el público el tema más emotivo de toda la noche. Todavía puedo oírte aludía a un amigo de la infancia del cantante que confesaba haber muerto de sobredosis con 14 años. Un tema con desgarro, con dolor, lleno de melancolía y añoranza, pero sobre todo de cariño. Pudieron verse lágrimas en los ojos de algunos de los asistentes y un claro cambio de humor en el cantautor con un tema que quizás sea su próximo single.

Foto: Silvia Rueda Lozano

El concierto terminó con varios bises. El cantante admitió que pasaba de hacer la absurda salida del escenario en la que el público le pide nuevas canciones y él vuelve al escenario fingiendo incredulidad, y prefería cantar más temas en ese rato. Uno tras otro se sucedieron los temas más conocidos: Ahí va la niña, Voy a volver a quererte, Volar sin ti… Hasta llegar al tema que enamora al fan gaditano.

Andrés Suárez y Marino Saiz se quitaban de detrás de los micros y se acercaban hasta el filo del pequeño escenario para cantar en una intimísima versión el tema La vi bailar flamenco. Enamora al fan gaditano porque habla de Cádiz, de un gallego en Cádiz. “Dime a mí que hace un gallego en Cádiz soñando bulerías, Diez de abril la vi bailar flamenco, Y me cambió la vida” terminan los versos del tema.

Foto: Silvia Rueda Lozano

En ese instante, pudo verse como un gallego anclaba su bandera en tierras gaditanas para mostrar que las tenía conquistadas.

El concierto terminó con el conocido tema Perdón por los bailes, que el cantante tuvo suerte de compartir junto al cantautor cubano Pablo Milanés. Un tema de 8 minutos originalmente que quedó en muchos menos pero que finalizó con un sublime solo de voz acompañado en la lejanía por el violín. La sala supo a Galicia por unos instantes.

Andrés Suárez en Cádiz se convierte en gaditano sin dejar de ser gallego. Y su música hace que el entorno huela a Atlántico, sepa a sal marina y se sienta Galicia sin salir de Cádiz. Un concierto de Andrés Suárez es un viaje a Galicia con todos los sentidos a través de la música.

Foto: Silvia Rueda Lozano