El jueves 15 de agosto llegó a las pantallas españolas Erasé una vez... en Hollywood, afamada desde el Festival de Cannes que tuvo lugar el pasado mes de mayo. El director, Quentin Tarantino, rogó a los críticos en ese mismo festival a través de una carta que no hicieran spoiler alguno sobre la película y así se ha cumplido hasta la fecha. 

La cinta puede resumirse en tres palabras: "oda a Hollywood". La profesión del director le ha llevado a realizar este homenaje al mundo que le rodea. Para ello usa el Hollywood de finales de los 60 como campamento base. Los protagonistas son Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), una vieja gloria de los antiguos westerns, y su doble de acción, Cliff Booth (Brad Pitt), que se enfrentan al cambio que vive la industria cinematográfica hacia un estilo más hippie. En este Hollywood de estilo más bohemio la estrella es Sharon Tate (Margot Robbie).

La película debió ser más un entretenimiento que trabajo como tal para Quentin Tarantino ya que la cinta está cargada de elementos de su propio universo interior. El homenaje a su mundo viene dado a través de factores que el propio Tarantino adora dentro del mundo del cine. Por eso, es muy probable que la audiencia no comprenda bien la estructura de esta obra, estando acostumbrados a otro estilo por parte del director. 

El relato puede parecer lento y los diálogos, con frecuencia, no llevan a ninguna parte. Pero cuando uno se fija en los detalles que introduce el director, puede encontrarlos más que lucrativos. En un filme en el que no habría cabida para las artes marciales, Tarantino encuentra la forma perfecta para introducir una de sus aficiones cinéfilas a través del personaje de Bruce Lee. 

El director consigue poner el foco en los detalles más que en la propia trama y, casualmente, esos detalles son sus pequeñas aficiones dentro del mundo del cine. Por eso mismo aparecen subtramas que podrían trasladar al espectador a una película totalmente diferente del oeste, entre otros. 

Hablando del elenco, solo puede haber una palabra que lo describa: soberbio. No había una forma mejor de describir el mundo hollywoodiense que a través de dos de sus caras más conocidas en la actualidad: Leonardo DiCaprio y Brad Pitt.

La interpretación de ambos no deja que desear y sería raro que uno de los dos no optase a la posición de nominado a Óscar. Sin embargo, Tarantino peca de no sacar partido a una Margot Robbie que está en el punto álgido de su carrera. Además, su parecido con la actriz Sharon Tate podría haber dado mucho más juego en la producción. 

No puede olvidarse uno de los puntos fuertes de Tarantino: la banda sonora. Muy especializada incluso con anuncios de radio de finales de los 60, la música no debió ser difícil de escoger contando con Simon&Garfunkel o Deep Purple como clásicos de la época. Además, se incluye a Los Bravos y Paul Revere como estrellas de la película en el sonido ambiente. 

En resumen, lo mejor es ir al cine sin expectativa alguna y salir preguntándose ¿por qué Tarantino haría esto? Esa es la única forma de entender la cinta de forma correcta y de disfrutarla: poniéndose en la piel del brillante Tarantino.