Unos bailes hipnóticos que te hacen desear que pudieras tener la misma destreza que los protagonistas de sus videoclips, la sensualidad desprendida de una melodía armoniosa y atravesada por la evolución de distintos géneros, unos decorados sencillos pero que desprenden arte por todos sus extremos... Parece lógico asumir que Jungle es puro espectáculo todavía desconocido para muchos amantes de una música íntegra y alejada de los convencionalismos del sonido más comercial.
Jungle: sus primeros inicios
La banda británica fue fundada por Josh Lloyd-Watson y Tom McFarland en 2013, dos amigos pertenecientes al barrio londinense de Shepherd's Bush. En ocasiones han sido relacionados con una banda llamada Born Blonde que, ciertamente, nunca llegó al reconocimiento alcanzado por la la actual Jungle.
Así, desde 2013, la banda se ha desarrollado bajo un halo de misterio en torno a su identidad y con los dos integrantes conocidos por sus seudónimos «J» y «T», que prefieren mantenerse alejados de los vídeos que acompañan a sus canciones con el objetivo de lograr que la protagonista sea la música, y no los rostros encargados de tocarla.
«Es la edad de Internet, la gente acabará descubriendo nuestra identidad», dice T. «No estamos tratando de ocultar quiénes somos, solo queremos ser conocidos por la música y lo que creamos visualmente», confesaban a la revista Esquire en 2014.
Y es que Jungle no es una banda que destaque precisamente por mostrar su cara a la prensa, pero tampoco se ocultan a través de máscaras, como podemos ver en artistas como Sia o Daft Punk. La cuestión del anonimato no es más que una propuesta revolucionaria por la que preservar la honestidad de su banda.
Para interpretar música en vivo, Jungle se expandió a un equipo de siete integrantes, liderado por J y T. A menudo, han presentado su proyecto al mundo no en forma de banda, sino de colectivo. Lo cierto es que lo que vemos en sus conciertos no son solo músicos: también encontramos bailarines, técnicos... en definitiva, una genuina mezcla de profesionales sobresalientes en sus diversas disciplinas que forman una auténtica familia.
Toda una revolución del neo-soul
No hay patrones que puedan definir el sonido de Jungle, etéreo, irresistible, inefable. Con éxitos como Time, Happy Man o Casio, y dos álbumes -uno de ellos su homónimo Jungle (2014), y For Ever (2018), la banda inglesa ha hecho bailar a todo el público con un sonido que ha pasado de los clubes londinenses hasta megafestivales como Glastonbury o Lollapalooza. Sin embargo, son muchos quienes han accedido a conocer a los británicos gracias a su colaboración en múltiples videojuegos (FIFA 2015) y series de televisión.
Es innegable que Jungle ha cosechado una excelente reputación como renovadores del funk de mediados de los setenta, con pinceladas del soul, groove y la música disco más chispeante. El cóctel de instrumentos del que pueden disfrutar quienes acuden a sus espectáculos conforma un sonido selvático y melódico que obliga a bailar a cualquiera que se permita el gusto de disfrutarlos en directo.
Pero el sonido no es lo único que hace de Jungle un equipo distinto a lo que solemos ver. Éstos ponen especial esfuerzo en la estética de sus vídeos musicales, caracterizados por una simplicidad que los convierte en auténticas piezas artísticas, y que invitan a la audiencia a conectar con la música sin enfocarse en detalles banales, y que juegan con el baile como si de un instrumento más se tratase.
En un mundo en el que incluso el arte se rige por la ley de la demanda, Jungle apuesta por un «proyecto emocionalmente honesto y fruto de la amistad» realizado esencialmente por ellos mismos, con pura dedicación, y que, lejos de predecir qué puede gustar a la audiencia, se vale de la libertad creativa de sus autores para crear un sonido íntimo y excepcional.
Jungle recientemente interpretó en el Show de Jimmy Kimmel una de sus canciones más conocidas, Heavy, California.
