Percepciones divididas ha tenido el último episodio emitido de Game of Thrones (GOT) en HBO. Y es que lo adelantado al finalizar el cuarto capítulo con la palabra “Dracarys” se cumplió por manos de Daenerys y Drogon, el último de sus tres dragones.
Pero antes de esta invasión, pudimos ver la ejecución de Lord Varys quien intentó convencer a Jon de que ocupara el Trono de hierro, y ante la negativa del otrora rey del norte y la preocupación de Tyrion, este último le cuenta a Daenerys sobre el plan de Varys el cual es tomado prisionero y asesinado por el fuego de Drogon.
Tyrion intenta convencer a la madre de dragones de no quemar Desembarco del rey debido a las vidas inocentes que se perderían, y que era más conveniente esperar la rendición de las tropas enemigas hasta que se hicieran sonar las campanas. Dicho y hecho, Daenerys montada en Drogon acaba con las Flota de hierro y con la Guardia dorada que custodiaba la entrada de la ciudad, facilitando, así, el ingreso de los Inmaculados y las tropas comandadas por Jon Snow provocando el sonido de campanas que anunciaban la sumisión.
No obstante, Daenerys decide quemar y destruir toda la ciudad con personas inocentes al interior. Mientras que El perro y Arya se dirigen para asesinar a La montaña y a Cersei respectivamente. Sin embargo, esta última desiste de su cometido por consejo de su acompañante, quien, logra vengarse de su hermano mayor, concluyendo así una rivalidad que los espectadores conocieron en la primera temporada.
Lo que molestó a muchos fanáticos fue el cambio repentino que tuvo Daenerys al quemar la ciudad. Muchos consideraron que el personaje fue arruinado porque no hubo un desenlace o un motivo concreto que explicara el reaccionar de Danny. En otras palabras, la madre de dragones se convirtió en aquello que siempre estigmatizó a su familia y desató su locura contra la gente inocente.
Varias personas veían en ella a una heredera digna y con mayor bondad que Cersei para ocupar el trono, pero, su ira y ambición de poder -que se ha apreciado de manera más notoria en esta última temporada- fue mayor, y la denominada quebrantadora de cadenas, liberó su dragón interno.
La actitud de Daenerys en el pasado capítulo no fue algo fortuito, tampoco fue algo que arruinara su personaje. En todas las temporadas anteriores hemos visto el sufrimiento de esta joven y como ha perdido a gente de su círculo cercano. Comenzando por su hermano, luego su esposo e hijo, dos dragones y sus leales acompañantes Sir Jorah y Missandei, siendo el asesinato de esta última, el detonante que la llevó a destruir todo.
Lo que vimos el pasado domingo no fue un error de los guionistas ni los creadores, fue sólo un capítulo de alta intensidad a los que GOT nos tiene acostumbrados. La serie en su extensión nos ha tenido vuelcos repentinos, a traiciones y muertes de los protagonistas y aquellos personajes con los cuales los espectadores logran encariñarse.
Esta producción audiovisual no es un cuento de hadas del cual podemos esperar un final feliz. Game of Thrones, es un drama político ambientado en la época medieval y que incorpora elementos de fantasía y, cuyo eje central es el poder absoluto de siete reinos y sobre lo que sus aspirantes están dispuestos hacer para sentarse en él.
Para finalizar, Arya, Jon y Tiryon ya se dieron cuenta de que Daenerys no está apta para gobernar. La profecía de la mujer roja sobre Arya puede referirse a la muerte de la madre de dragones o al propio Drogon ya que, sin él, Danny no hubiera logrado su cometido. Con respecto a Jaime y Cersei, es muy apresurado en sacar conclusiones sobre sus muertes. No sería extraño que en el último capítulo se les vea a ambos -o a uno de ellos- en Pentos o en otra ciudad al otro lado del mar estrecho.