Tanto, que en Huizhou, China han hecho una réplica de la plaza principal, imitando sus típicas casitas bajas de colores, de estilo barroco tardío. Se encuentra en la orilla sureste del lago de su mismo nombre, completamente rodeado de bellas cumbres nevadas por esta época. Parece casi imposible su propia existencia, apenas quinientos metros llanos antes del nacimiento de la ladera.

No es solo la apabullante naturaleza o las simpáticas casitas de tejados a dos aguas, encaramadas en las faldas de la montaña lo que atrae a más de un millón de turistas cada año. Hallstatt, actualmente de casi ochocientos habitantes, comienza su andadura en la Historia hace 7000 años, año arriba año abajo.

Primeros habitantes

Por aquel entonces y hasta hace unos pocos de cientos de años, la materia prima que mantenía al pueblo no era el turismo, sino la sal. Esta, convenientemente situada en el interior de una colina a 800 metros de altitud, proviene de un antiguo mar de sal, descompuesto hace cientos de millones de años.

Lago Hallstatt en la actualidad / Foto: Clara Fernández

Presumiblemente, las miles de sepulturas encontradas por el arqueólogo Johan Georg Ramsauer a mediados del siglo XIX pertenecían a unos de los ancestrales trabajadores de las minas de sal más antiguas jamás encontradas.

Además de la magnitud de su hallazgo, Hallstatt es el nombre de la cultura material centroeuropea entre el Bronce final y la Edad de Hierro, este yacimiento ha pasado a la Historia por el trabajo de documentación arqueológica. Los enterramientos y sus ajuares fueron reproducidos dibujos y croquis por este arqueólogo de manera fiel, dando paso a una Arqueología más metódica a partir de entonces.

Casas del pueblo en la ladera de la montaña / Foto: Clara Fernández

La sal, por su condición conservante, era un material muy demandado. Por lo tanto, la prehistórica Hallstatt se trataba de una comunidad rica y próspera y un punto esencial en las rutas de comercio, conclusiones a las que se llegan atendiendo a los lujosos ajuares, provenientes de zonas lejanas: cerámicas decoradas del sur de Baviera y el norte de Austria, ámbar del Báltico, marfil africano, etc.

Estas minas constituyen en la actualidad una atracción turística, aunque siguen en activo, pero con algunos trabajadores. Se accede a ellas en un funicular o caminando montaña arriba. Aparte del yacimiento, el complejo ofrece diversas actividades para realizar la visita de los pasadizos prehistóricos.

Excavaciones arqueológicas del centro de la ciudad

Siguiendo el curso de la Historia, debajo de la tienda de deportes, en frente del Museo de Patrimonio mundial de la localidad, se encuentran los restos de unas termas romanas, mezclados con restos medievales y modernas.

Al contrario que las minas, para las que hay que pagar la entrada, bajar a este sótano es gratis. Entre fotos de las recientes excavaciones, maquetas, fotos y objetos que nada tienen que ver con los restos arqueológicos, algunos materiales cerámicos y paneles de información en alemán, todo ello distribuido de manera aleatoria, se encuentran las bases de dichas estructuras.

Osario e iglesias

La iglesia gótica, que se empezó a construir en el siglo XII / Foto: Clara Fernández

 

Durante la Edad Media, Hallstatt se convierte de nuevo una ciudad comercial gracias a la industria minera. De esta forma se levanta una iglesia medieval, gótica, sobre los restos de un fortín romano. Esta se encuentra a menos de quinientos metros de la iglesia evangélica luterana neogótica, del siglo XIX.

Detrás de la iglesia gótica, se encuentra el cementerio de la ciudad, alojando una de las atracciones más visitadas: la casa de los huesos. Se trata de una pequeña cripta donde se guardan los huesos de más de mil personas desde mediados del siglo XVIII. Los cráneos están decorados con motivos vegetales junto con las fechas de nacimiento y muerte y nombre de sus dueños.

Interior del osario / © Krauß/Kraft 

Esto es así debido a una tradición austriaca y al poco espacio llano para enterramientos. Las tumbas solo se alquilaban durante diez años, por lo que, al cabo de ese tiempo, se debían trasladar a otro lugar. Este pequeño osario que sigue funcionando en la actualidad, el último cráneo data de 2004.

Los emperadores Habsburgo también se aprovecharon de las minas de sal de la zona, poseían una residencia en la ciudad, que pereció en un incendio en 1750. De esta época también datan las guerras de religión en Europa, que tuvieron su reflejo a pequeña escala en la ciudad de Hallstatt.

Iglesia evangélica luterana de Hallstatt / Foto: Clara Fernández

A finales del siglo XVII, el emperador José II permitió el culto protestante y así se construyó la primera iglesia protestante en Hallstatt, que no es la misma que se conserva en la actualidad.

Patrimonio de la Humanidad

El Museo Patrimonio de la Humanidad recuerda toda esta historia, la evolución de este centro minero hasta la actualidad, levantado con motivo de la declaración de la región y paisaje cultural, Salzkammergut, como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997.

Esta pequeña ciudad, localizada en esta preciosa región montañosa es un vestigio de valor incalculable del pasado y uno de los destinos favoritos para quien visita Austria. Como en todos los lugares turísticos, sus habitantes sufren la masificación de visitantes.

A pesar de que el turismo es ahora la actividad económica principal del pueblo y le ha sacado de la pobreza que sufría en los dos últimos siglos, también es motivo de sus quejas. Por ello, como siempre, como turistas hemos de ser respetuosos con el medio que visitamos y disfrutarlo, sí, pero de manera responsable.