Sin ir más lejos, las entradas a los museos cuestan una media de 6 o 7 euros, incluso con el descuento de estudiante, jubilado o de grupo. A veces, entre tantas actividades y lugares de interés, se debe saber distinguir entre lo que merece la pena y lo que es solo una trampa sacacuartos. Con esta pequeña guía se pretende dar al viajero algunos trucos para conocer Viena de forma low cost, sin perderse nada.

  1. Pasear

La mejor forma de vivir una ciudad es paseándola. A pesar de la excelente y cómoda red de transporte público con la que cuenta Viena, caminar por sus calles permite conocerla a fondo. Las casas de estilo decimonónico de colores, los suelos empedrados y los múltiples monumentos de los Habsburgo, hacen de Viena un museo al aire libre.

Edificio de Secession, grupo artístico modernista de finales del siglo XIX y principios del XX situado en Karsplatz // Clara Fernández

Además de los elementos arquitectónicos, pasear por Mariahilfer Strasse, el Nashmark, un mercado de más de un kilómetro y medio de longitud en la famosa Karlsplatz, o Ringstrasse, el anillo que rodea el centro de la ciudad, siguiendo la línea de la antigua muralla; son un must de la capital austriaca.

Volviendo al transporte público, para llegar a lugares más alejados, pero que merecen la pena, como Schönbrunn, el parque del Danubio o el cementerio, existen pases de 24, 48 y 72 horas, así como semanales, que salen mejor de precio que los billetes sencillos. Para más información, la página oficial de Wiener Linien.

  1. Entrar en las iglesias

Entrar en los palacios y lugares de interés, como se decía, siempre cuesta dinero, excepto las iglesias. En la mayoría se puede entrar gratis, incluida la catedral de San Esteban, en Stephansplatz. Viena cuenta con iglesias de todas las épocas, estilos y cultos. Entre ellas destacan la Votivkirche, de estilo neogótico; la Minoritenkirche, gótica del siglo XIII; la Iglesia de San Miguel, románica del siglo XIII y donde se celebraron las exequias de Mozart y se tocó por primera vez su Réquiem.

Por su parte, la iglesia de San Pedro, a escasos metros de la catedral gótica, es la más antigua de la ciudad en origen. El edificio que se conserva en la actualidad es barroco, totalmente decorado en el interior. Como curiosidad, la iglesia rusa ortodoxa de la Santísima Trinidad también es totalmente gratuita, aunque no se pueden sacar fotos en su interior.

Iglesia ortodoxa rusa de la Santísima Trinidad // Clara Fernández

La iglesia barroca de San Carlos de Borromeo, Karlskirche, situada en la plaza de su mismo nombre, Karslplatz, no es gratuita. Cuesta 8€ sin ningún descuento, pero con algunos de ellos el precio baja bastante, al contrario que en otros lugares. El precio, sin embargo, no es solo por entrar, si no por subir en ascensor hasta la cúpula, más alta de lo que parece y, de paso, tener una panorámica de la ciudad desde sus ventanas superiores.

  1. Museos

A pesar de sus precios, hay algunos que realmente merecen la pena y si se investiga un poco, hay algunas fechas específicas en las que se puede entrar gratis, como la noche de los museos o el día de Austria, ambos en octubre (días 6 y 28 respectivamente).

Por ejemplo, el palacio Beldevere, donde se encuentra el famoso Beso de Klimt y una colección artística de gran calidad, abre sus puertas gratis cada último viernes del mes de 6 a 9 de la tarde. El primer domingo del mes, los museos de la ciudad de Viena abren gratuitamente. El principal es el de Karlsplatz, pero también hay otros como el Romano, el del Prater, la casa de Mozart, la de Haydn o el de los relojes.

Dentro del Museumsquartier hay una galería de arte exterior que siempre es gratis y cambia temporalmente. Para el resto de los museos de este lugar, sin embargo, hay que pagar. Lo mismo sucede con los dos grandes museos de Historia del Arte y de Historia Natural, el Tesoro de los Habsburgo, el palacio de Hofburg o la Biblioteca Nacional, donde siempre hay que pagar. Entrar o no, evidentemente, depende de los gustos e interés del visitante.

  1. Parques

Viena está repleta de parques y zonas verdes, que en primavera y verano se llenan de paseantes o bañistas, en el caso del parque del Danubio y su isla. Algunos son reminiscencias de los jardines y terrenos de la familia real, como Schönbrunn, o Prater. Volskgarten o el Stadtpark, también de visita obligada.

Explanada frente al palacio de Schönbrunn con la Gloriette al fondo // Clara Fernández
  1. Vistas

El urbanismo de Viena es muy curioso, circular y, desde las alturas, destacan las altas cúpulas de iglesias y palacios sobre los edificios. Subir a lugares como la noria del Prater o la torre del parque del Danubio, cuesta demasiado dinero para una vista que se puede obtener gratis (12 y 15€ respectivamente).

Terrazas de bares como la del hotel 25hours o la del Palacio de Justicia, ambas cerca de Volksgarten, ofrecen una vista de la ciudad desde dentro de esta. No obstante, no es necesario entrar en ningún edificio para disfrutar de las vistas desde la Gloriette de Schönbrunn o desde los jardines del Beldevere. A pesar de que desde su interior es algo mejor, desde fuera también se disfruta de una panorámica de la ciudad.

Por último, si se cuenta con algo más de tiempo y con un cielo despejado, subir a la colina de Leopoldsberg, a 40 minutos en transporte público de la ciudad, es un punto admirable para ver Viena desde el norte y gozar de un agradable paseo.

Esperamos que estos trucos sean de utilidad, aunque el más importante para aprovechar un viaje, sea a donde sea, es ir con ganas y entusiasmo, y ser cuidadosos y respetuosos con los habitantes y lugares que se visitan.