Pregunta. Nominado al Premio Rojas de Teatro como mejor interpretación masculina… ¿Qué tal se encuentra?

Respuesta. Muy bien. Una sorpresa muy agradable cuando nos pasaron la información. Alberto, nuestro director, está nominado como mejor dirección escénica. Solamente compartir lista con Fernando Cayo y Gonzalo de Castro me parece un premio. No voy a estar muy pendiente de a quién se lo dan porque para mí, el premio, ya está dado. Para mí ya es suficiente.

P. Cine, televisión o teatro, ¿con cuál se queda?

R. El cine es lo que menos conozco. No es lo que menos me interesa, pero es lo que menos disfruto. Cada vez que hago algo de cine mi experiencia es muy pequeña entonces es lo que menos disfruto y controlo. No es que no me guste, sino que lo desconozco bastante. He hecho algo, pero no lo suficiente para decir que me gusta. Lo que más he hecho ha sido teatro y televisión y, dentro de eso, lo que me lleva a mis raíces es el teatro. Me di cuenta de que era algo que me enganchaba. Si me tengo que quedar con algo me quedo con el teatro y después con la televisión que, actualmente, es muy teatral.

P. ¿Considera, como afirman desde algunos medios, que es uno de sus grandes retos profesionales?

R. Nunca ha sido un reto. Lo que sí es mi personaje favorito desde la más tierna adolescencia cuando estudiaba arte dramático. Me parecía que Cyrano de Bergerac era el mejor personaje que se había escrito jamás. Me ha interesado siempre: siempre que ha caído algo de Cyrano en mis manos lo he visto. Siempre me ha entusiasmado, pero nunca con la esperanza de hacerlo algún día ya que estuve haciendo teatro hasta los diecinueve años para después estar mucho tiempo haciendo doblaje y acabar volviendo a la televisión. No estaba a mi alcance, pero con el tiempo se nos ofreció esa oportunidad… La pusimos en marcha Alberto Castillo-Ferrer, Ana Ruíz y yo, a ver que posibilidades había de hacerla porque era lo que nos apetecía. Ilusionamos a la gente necesaria, desarrollamos el proyecto y aquí estamos.

P. Ha vuelto a pisar las tablas del Lope de Vega después de más de 40 años, ¿qué sensaciones tiene?

R. ¡Muy buenas! Tengo unos recuerdos maravillosos cuando vine aquí con dieciséis años: lo recordaba como un espacio con solera donde lo representado adquiere una importancia teatral más pronunciada. Estaba deseando venir. Al entrar en el patio de butacas ha sido como: “Por fin!”. Es algo que tenía descartado, no pensaba que fuera a volver a hacer teatro en el Lope de Vega. Vengo con mucha ilusión más aún con Cyrano de Bergerac.

P. ¿Por qué decide José Luis Gil impulsar y desarrollar este proyecto?

R. Junto con nuestro director, Alberto, y la compañera, Ana Ruíz, lo ponemos en marcha para ver qué viabilidad había. Nos encontramos con un sí rotundo. Pienso que hay que ir a por todas. Toca, una vez se nos ha dado la oportunidad a nivel de producción, trabajar, trabajar y trabajar para hacerlo como queríamos hacerlo: tener un espectáculo del que nos sintiéramos orgullosos. Cosa que tenemos.

P. ¿Cómo es trabajar con Alberto Castillo-Ferrer?

R. Un placer. Él tiene las ideas muy claras. Todos trabajamos de la mano. Sabe muy bien aceptar ideas con las que surge un nuevo puzle que va reconstruyendo y enriqueciendo. Es muy creativo y muy sencillo. Siempre tiene en mente un trabajo amable y no un sufrimiento desmedido sino todo lo contrario. Así, vas a cada ensayo con ganas de ver que ocurre ya que se presta a ello.

P. ¿Qué puede esperar de esta obra el espectador?

R. Ver un espectáculo estupendo, maravilloso, que les va a entretener. Teatro puro desde la honestidad, el trabajo y la entrega que hemos puesto en él. Se lo van a pasar francamente bien y van a estar viendo un clásico del teatro que hace de una forma maestra algo tan bonito como es este género. Van a salir muy enriquecidos.

P. Estamos acostumbrados a verle detrás de la pantalla como Enrique Pastor, un personaje muy filosófico, ¿tiene miedo de que la persona que venga crea que va a seguir viendo a este personaje y no a Cyrano?

R. Si mira el cartel se va a dar cuenta que no. Va a ver al actor que interpreta a Enrique Pastor que, como actor, puede hacer otras cosas y que es el mismo. Creo que hay que quedarse con la otra parte: si Enrique Pastor es un personaje que le gusta, interpretado por un actor que le gusta, ¿por qué no ver a ese actor que le gusta en otras interpretaciones? Pueden tener similitudes en algún momento… No puedo tener un rostro para cada personaje. Aún así, salgo de Cyrano de Bergerac: con mi pelo, con mi prótesis de la nariz… Salgo vestido en otro tiempo y hablando en verso. Acepto el reto. Sé que les va a gustar.

P. ¿Le queda algún sueño por cumplir?

R. No tengo sueños que cumplir. No quiero más frustraciones de las que tengo en mi vida. Cada sueño que no se cumple es una pequeña frustración. No quiero más.

P. Después de hacer todo lo posible en esta profesión (protagonista de serie, doblaje, cine, galardones, director cinematográfico), ¿cuáles son sus siguientes metas profesionales?

R. Hacer Cyrano de Bergerac cada vez que lo representamos lo mejor que sé, hacer Enrique Pastor cada vez que voy a grabar lo mejor que sé, hacer mi trabajo lo mejor que sé. Que lo que vaya surgiendo sea algo que me apetezca y que me llene de ilusión y de ganas de hacerlo. No tengo grandes metas. Disfrutar mi trabajo que se lleva mucho tiempo de mi vida.