Noche del sábado 14 de octubre, la Plaza de Toros de Granada se encontraba preparada para recibir a dos de los grupos que más revuelo han causado en los últimos tiempos. Porque si los detractores de Hombres G se pensaban que se había terminado su hora, Taburete llegó para recordarles que esto no ha terminado y que aún les quedan muchas jodas por vivir.

Devuélveme mi joda

Dieron las 21:00 de la noche y poco a poco la gente se iba animando, lo que empezó pareciendo media plaza vacía acabó con todos los asientos ocupados y un ruedo donde jóvenes y otros un poco mayores se unían para dar voz a lo que toda España ya venía anunciando y de lo que ellos mismos se sienten orgullosos, el renacimiento del espíritu "pijo".

De pronto, las luces desaparecieron y poco a poco fueron saliendo imágenes de los componentes del grupo en las pantallas. La gente enloquecida comenzó a gritar y la bomba culminó cuando Willy y sus chicos saltaron al escenario con México DF con un ritmo mucho más cañero de a lo que tienen acostumbrados a sus fans en los discos y claro, el publicó respondió. Desde ahí, comenzó un incesante baile de personas de todas las edades que saltaban y reían con este ritmo pop-rock de aire mexicano que llevan impresas las canciones del grupo y que ciertamente transmitieron buen rollo durante toda la noche. Los asistentes parecían un coro cantando al unísono Luna (voy a por ti) y Dr. Charas, esta última en honor a Manuel Hevia batería del grupo y (para los que no lo sepan) doctor en urología, que anoche no pudo asistir a la cita con la ciudad de la Alhambra.

La noche siguió con otras dedicaciones, como con Las últimas flores dirigido a una mujer que Willy tachó de "indispensable", María Dolores. Una canción con un ritmo de balada y fusión flamenco donde muchos destacarían la voz del cantante, (que también) pero que brilló por la actuación de la orquesta con un papel muy destacable durante toda la velada. Además, se notaba el compadreo en el escenario, la amistad y la alegría en coreografías que si bien no resultaban como lo ensayado, daban una imagen mucho mejor de lo que habrían esperado y que se contagió a todo el público con el tema Kaiserlautern, cuando llegó el momento más esperado, David Summers subió al escenario y todas las generaciones allí reunidas cantaron juntas por Taburete.

Siguió el repertorio de los madrileños con Los hijos del soul, primer tema "en inglés" de los chicos de Willy, Dos tequilas y Rey del contrabando, siguiendo el grito de "¡Que viva la puta joda!". Pero entre estos temas cabe señalar uno que levantó la politización de lo que hasta ahora había sido un concierto divertido y exento de polémica, El toro y la luna, su versión rock de una canción que si bien, lleva una vida en el folclore de nuestro país pasando sin pena ni gloria, hoy por hoy levanta sentimientos nacionalistas como los que se vivieron ayer. Donde se escuchó a un público aclamando desde el inofensivo "que viva España" hasta un tal vez más puntillero "Puigdemont a prisión". Voces a las que el grupo no respondió pero que tal vez si justifiquen algunas de las calificaciones que han recibido sus seguidores durante estos años.

¡Voy a pasármelo bien!

Hubo una pausa, más gritos por España y de pronto el silencio. Hombres G aparecía en escena con Voy a pasármelo bien y entonces sí que toda la plaza de toros se levantaba. Parecía que no hubieran pasado 30 años desde que Summers y los suyos pisaran un escenario por primera vez, estábamos de nuevo en los 80 y Granada lo sabía. Comenzó la carrera de temas para recordar con No te escaparás, El ataque de las chicas cocodrilo y Si no te tengo a ti. Y cuando llegaron a Lo noto volvió a aparecer el David Summers más seductor, el que enamoraba a todas las chicas aunque él se considerase "ni mucho ni poco ni para comerse el coco" y el publico cayó en su red.

A este le siguieron el Indiana Jones más cañero que nos hizo a todos odiar un poco al pobre doctor Jones y Suéltate el pelo que, como era de esperar, finalizó con el reglamentario lanzamiento de sujetador incluido como hacía tiempo que no se veía en un concierto.

Desde ahí, Willy volvió a subir al escenario para acompañar a Hombres G en canciones con las que enamorar como Te quiero, unida a otras con el resto de su grupo como Walter Palmeras (aunque en un tono más flamenco del que acostumbran), Mariposas, antecedida por la llamada a la grada de Antón Carreño y una muy aclamada Amos del piano bar.

Aunque cuando realmente desató la locura fue en el momento en el que sonó la batería y un corazón apareció en las pantallas: Marta tiene un marcapasos.

El público, por el que no parecían pasar las horas, se volcó desde entonces (más aún de lo que venían haciendo) para corear el resto del concierto con Estás en nuestro bar, Sirenas, una muy esperada por todos Devuélveme a mi chica, y por los más jóvenes: Caminito al motel.

Terminando con otro de los momentos estrella de la noche y tal vez el más destacable, cuando toda la plaza de toros se unió para escuchar, disfrutar y gritar ¡Venezia! Chupito de tequila y cigarro en mano, acompañaron a Hombres G y a Taburete en un cierre de concierto que como se apuntaba, unió a dos generaciones en una sola voz coreada por el público de Granada y completamente entregados en una noche en la que los 80 y el presente quedaron congelados por un momento.