En multitud de ocasiones, las películas de terror suelen regirse por el mismo patrón: sucesos paranormales, sobresaltos inesperados y una trama sin demasiado sentido. En “Déjame salir”, nada de esto ocurre, lo cual es de agradecer para el espectador.
El largometraje es una obra muy original hecha para la reflexión de los asistentes a la sala. Toca temas muy profundos, como es la discriminación racial, y lo hace mezclando la comedia y el terror.
Desde la primera escena, la situación es inquietante y mantiene al espectador en total alerta. Pese a esto, “Déjame salir” no es una película que vaya a provocar muchos gritos y malos ratos. Es un thriller psicológico conducido por el factor sorpresa, que mantendrá en constante alerta al púbico, con algunos puntos gore al final de su metraje. A partir de que Catherine Keener y Bradley Whitford aparecen en pantalla, la cinta adquiere un clímax aterrador y bastante impactante.
Sin embargo, no todo es positivo en esta película, que ha logrado ser una de las sorpresas del año en cuanto a taquilla se refiere, convirtiéndose en una obra de culto. “Déjame salir” se presenta como un thriller psicológico con tintes de comedia. Los momentos cómicos no ayudan para nada a la producción protagonizada por Daniel Kaluuya. Su guion hace sacar de contexto al espectador, con escenas muy largas y que no ayudan en nada. El filme se ha presentado como una de las mejores películas de terror de los últimos tiempos, pese a que sus momentos de susto son mínimos y la parte cómica no logra desprender ni una sola carcajada.
“Déjame salir” se salva por la originalidad de su propuesta, su abundante crítica social y el factor sorpresa. El resultado es una historia macabra en torno al sometimiento que los blancos han ejercido sobre los afroamericanos.
Valoración: 3,5/5
Lo mejor: La originalidad de su propuesta y el desconcierto que generan sus escenas
Lo peor: El largometraje hubiese sido impecable si se hubieran eliminado todas sus partes cómicas