El arte tradicionalmente surgido de la escasez, de la capacidad del ser humano para transformar el dolor en alegría, la siempre libre imaginación y los sentimientos más profundos en creatividad, expresión, lleva tiempo clamando por que se le otorguen títulos de nobleza. Existen muy pocas actividades humanas tan nobles como el arte, el artista es un valiente que elige el camino que más ama para realizarse y expresar su sentido existencial, pero quizás el más complejo. Del filo cortante de la vida, de esas ‘fatiguitas’ que tanto se pasan, surge la pulsión creativa conectada con la sensibilidad, con la capacidad de observación, la inteligencia emocional, y la habilidad para extraer luz de las sombras.
La vida del artista es un continuo viaje por las líneas de expresión personal, por la magnitud imaginaria, la certidumbre del no lugar, la incertidumbre del todo o nada de los mundos flotantes. El camino vital del artista es una versión susceptible de múltiples y contradictorias interpretaciones, una trama compleja de instantes perfectos y decisiones erróneas, la búsqueda de la belleza en los barrios del dolor y el placer, en las ventanas de las musas, donde las cosas más bellas se construyen en la noche y se desvanecen en la mañana.
Concurso Internacional de pintura
Todas las artes se esfuerzan hoy día en efectuar una maniobra de salvación, ya que la dilatación universal de la creación se convirtió en su pesadilla, su persecución, su fuga; el Arte, como el Universo, está en continua expansión. Podría formar parte incluso de un ‘Multiverso’ pero pese a constituir una forma de expresión que activa endorfinas y genera felicidad se expande en el vacío a veces sin encontrar apoyos. Es una de esas actividades por las que merece mucho la pena luchar; precisa del artista para continuar su expansión y nadie como otro artista puede llegar a comprender lo importante de la citada afirmación. Por esa razón la pica en Flandes que ha puesto Argentina María López Tristancho junto a su grupo de músicos, su productora y el apoyo de Cajasol, adquiere una relevancia capital en el fomento y desarrollo de la citada teoría. Si los artistas no se apoyan entre ellos quién lo va a hacer, por eso cuando su equipo de trabajo tuvo la feliz idea de redondear el proyecto de su próximo disco La vida del artista con la organización de un Concurso Internacional de pintura, en realidad estaban contribuyendo a la expansión de ese universo artístico.
“¿Y por qué no organizamos un Concurso Internacional de Pintura?” fueron las palabras mágicas, y de aquellas palabras, pinceladas, latidos de colores, el vasto mundo de la imaginación de pintores que pusieron trazos a la vida de Argentina, a la vida del artista, a sus vidas. Llegaron numerosas obras siendo seleccionadas para la fase final 26 creaciones de otros tantos artistas, con un elevado nivel destacando sobremanera la imaginación, luz y colores de todas ellas. De hecho, como muy bien ha declarado la onubense, "ha sido muy difícil la elección por el gran nivel de propuestas recibidas desde todas partes del mundo, estoy muy agradecida a todos los pintores porque han puesto su corazón a nuestra llamada y también a nuestro patrocinador del concurso la Fundación Cajasol, ha sido muy emocionante todo el proceso."
Finalmente el trabajo galardonado con el privilegio de encabezar gráficamente la portada fue Francisco Javier Rodríguez, natural de Ayamonte (Huelva). Una obra con la que Argentina se siente identificada y representa de forma magnífica el desgarro de la vida del artista, del creador, sus colores, sus matices, sus duendes, sus luces y sus sombras. Dotado con un premio económico de 3.000 euros sin duda el valor material del mismo pasa a un segundo plano, pues el dibujo del pintor onubense dará sin duda la vuelta al mundo dada la calidad artística de la cantaora.
De hecho da vida al 5º disco de la artista, que saldrá al mercado el 12 de Mayo 2017 para poner en valor la cultura, el día a día de personas que ven el mundo de una forma diferente y lo interpretan de una manera especialmente compleja en los tiempos que corren. Para un trabajo plagado de colaboraciones: Juan Diego (actor), Benjamín Prado (escritor), Alberto Manzano (escritor), Manuel Moya (escritor), Julio Resende (pianista portugués), Jesús Guerrero (guitarrista), Santiago Lara (guitarrista), Torombo, Los Mellis, José Carrasco, Joan Albert Amargós (arreglista) y José Carra (arreglista) entre otros.
Un disco en el que Argentina sigue evolucionando con nuevos sonidos y registros, pero portando como siempre el flamenco como bandera. Con el imponente torrente de voz de la cantaora onubense, el duende en la maleta y un buen puñado de obras con alma y corazón que ya forman parte de su familia. La familia del cante, del arte que hace feliz a la gente en tiempos tan críticos como duros. Un nuevo mensaje en una botella lanzado al Universo del arte, en el que Argentina es ya un huracán visceral que devuelve al público a su propio cuerpo tras un viaje fuera de él. Todo para poner en valor, a la creación artística sea la disciplina que sea.
