El ascenso de la extrema derecha no es un hecho que solo se haya visualizado en Estados Unidos con la victoria en las elecciones presidenciales del magnate republicano Donald Trump. En Europa, son varios los partidos políticos que han experimentado una creciente popularidad en los últimos años: el Frente Nacional (FN) en Francia, el Partido de la Libertad (PVV) en Holanda, el Partido por la Libertad (FPÖ) en Austria y Alternativa para Alemania (AFD) son claros ejemplos de que los populismos de derechas están volviendo a florecer.
El Frente Nacional, liderado por Marine Le Pen se presenta a las elecciones presidenciales con suficientes motivos como para ser optimista. Las encuestas vaticinan que obtendrá entre un 25-28% de los votos en la primera vuelta que se celebrará en Abril de este mismo año, y que lo más seguro le permitirá participar en la segunda vuelta del mes de mayo.
El PVV también ha experimentado una creciente popularidad en Holanda, encabezado por Geert Wilders. Las encuestas les dan como favoritos en las elecciones legislativas en Marzo de 2017, aunque tendría que formar coalición con otros partidos para poder formar gobierno en Holanda, ya que no conseguiría la mayoría absoluta. Aquí es cuando aparece el partido de Jacques Monasch “Nuevas Maneras” también con tendencias xenófobas. Con estos dos partidos se podría facilitar un gobierno ultranacionalista.
El Partido por la Libertad en Austria estuvo a punto de ganar las elecciones presidenciales en Diciembre del pasado año. El candidato Norbert Hofer perdió por una ligerísima diferencia contra el candidato ecologista Alexander Van der Bellen. Este resultado deja al país en una situación crítica con la población muy polarizada.
Cabe destacar también lo que las últimas encuestas están prediciendo en Alemania; AFD podría llegar a sacar representación en el Bundestag alemán, el ultranacionalismo había permanecido apartado de la política desde que cayó el III Reich alemán.
Francia, Holanda, Austria y Alemania son solo unos pocos ejemplos de países europeos donde el racismo y el nacionalismo están cogiendo fuerza y recibiendo mucho apoyo; son varios los países vecinos que están experimentando tal proceso.
No se veía tal ascenso de la extrema derecha desde el triunfo del fascismo y el nazismo en Europa.
Ahora es cuando uno podría preguntarse: “¿Y en España por qué no?”. España sufrió 40 años de dictadura fascista y la gente ha cogido un mínimo de consciencia de lo que no se debe volver a repetir en nuestro país. Aunque también debe destacarse que de cara a las próximas elecciones nacionales, las diferentes organizaciones fascistas se van a unificar para así intentar sacar una mayor representación en el Congreso de los Diputados.
Son varias las causas que han provocado que el nacionalismo y la xenofobia estén en pleno auge, principalmente, la crisis financiera que afectó y sigue afectando negativamente a todos los países europeos, eso sí, algunos peor que a otros. Las políticas neoliberales han demostrado ser ineficientes, las cuales han provocado una mayor desigualdad ecónomica entre la población y el descontento por parte de esta. La incapacidad de la Unión Europea para hacerle frente y solucionarla ha provocado el auge del nacionalismo; prueba de ello es Donald Trump que pretende acabar con los acuerdos de librecomercio y poner en práctica el proteccionismo económico. Las consecuencias de la globalización han hecho que los países opten por políticas más aislacionistas.
Otra causa, y no por ello menos importante, son los crecientes ataques terroristas que han sufrido algunas grandes ciudades europeas durante los últimos meses. ISIS se ha convertido en la principal amenaza y está provocando mucho miedo y desconfianza entre los ciudadanos con sus respectivos gobiernos.
Ante esta situación de incertidumbre, habrá que esperar para saber estos partidos políticos llegan al gobierno llevando a cabo sus programas y provocan cambios en la esfera política mundial o si solo se queda en un espejismo.