Es el premio principal, el más codiciado, el que todos los miembros del equipo quieren ganar. La película que se alce con el trofeo será la que estará en boca de todos tras su entrega. Tres thrillers y dos dramas compiten por él, pero Raúl Arévalo parece ser el alumno más aventajado este año. Su 'Tarde para la ira' parte como gran favorita en una ceremonia que, gracias al estupendo nivel del que ha gozado el cine español este año, podría ser muy repartida.

El hombre de las mil caras, de Alberto Rodríguez

Alberto Rodríguez generó mucha expectación cuando anunció su siguiente proyecto: la historia real del ex director de la Guardia Civil, Luis Roldán, y su relación con Francisco Paesa, un estafador y ex espía del CNI que consiguió engañar a todo un país. No solo la historia era ambiciosa, el trailer no podía pintar mejor, y la estupenda trayectoria de un realizador que encandiló a todo el mundo con 'La isla mínima', su anterior película y gran triunfadora en los Goya de 2015, hacía presagiar otro acierto del director sevillano. Las altas expectativas, sin embargo, nos han cegado a todos. La película a defraudado a gran parte de la crítica; pero que no esté a la altura de su último trabajo, no significa que sea una mala película. Esta radiografía de la España de la corrupción juega muy bien sus cartas, incluso, se permite cierto escarceo con la comedia que le sienta muy bien. Tiene unas interpretaciones y una dirección sobresalientes, pero falla en algo fundamental en un thriller, y que si han conseguido los otros dos nominados: no te deja pegado a la butaca durante sus dos horas.

Julieta, de Pedro Almodóvar

Después del fracaso a muchos niveles que supuso 'Los amantes pasajeros', Pedro Almodóvar nos ha traído un drama de mujeres, de esos que suelen dársele tan bien. Siendo superior a su anterior película, podría parecer que Pedro está de vuelta. Sin embargo, su Julieta no conquista. Almodóvar deja de lado sus caracteristicas excentricidades y las reserva a momentos puntuales para ofrecernos un drama que no termina de llegar al espectador. Es como si el director hubiese puesto el piloto automático en un film que ni siquiera se preocupa por resaltar la diversidad de unos personajes que, siendo en su mayoría gallegos y andaluces, hablan todos con un acento neutro y una dicción perfecta. La película elegida para representar a España en los Oscar, por mucho que lleve la firma del principal representante de nuestro cine en el extranjero, está muy por debajo del resto de sus trabajos, y poco tiene que hacer contra sus rivales en esta categoría.

Que Dios nos perdone, de Rodrigo Sorogoyen

Sorogoyen pilló a todo el mundo desprevenido con 'Stockholm', una película pequeña, financiada a través de crowfunding y en la que, pese a pequeños defectos, había muestras de un gran talento tanto detrás de las cámaras, como en la escritura de un guión que firmaba junto a Isabel Peña. Esta simbiosis se ha vuelto a repetir para una historia más ambiciosa, más grande, y de la que todos y cada uno de los responsables salen airosos. Que Dios nos perdone duele. Duelen sus cruentas imágenes, las soberbias interpretaciones de unos personajes heridos (inmensos Roberto Álamo y Antonio de la Torre), duele el retorcido día a día de un villano que pone la piel de gallina. Si 'El hombre de las mil caras' no conseguía clavar en la butaca al espectador, esta película no da tregua. No parece ser la favorita, ni es la que más ruido está haciendo, pero quizá dé la sorpresa a última hora. Una película con muchas capas y que puede mirar por encima del hombro al resto de las nominadas.

Un monstruo viene a verme, de Juan Antonio Bayona

La favorita del público, la gran llorada de la temporada. Este drama revestido de película fantástica encandiló a la crítica y, sobretodo, al público, que acudió en masa a verla convertiéndola en una de las películas más exitosas del cine español. Sin duda es algo a tener en cuenta y que puede que los académicos agradezcan con algún premio importante (no en vano es la que parte con más nominaciones, 12). A nivel técnico va a arrasar, pero no está tan claro que la película o el director, Juan Antonio Bayona vayan a alzarse con el galardón. Pese a que es un gran film, tras su caro envoltorio se encuentra una película quizá menos redonda que otras de las nominadas. Además, el ruido que hizo inicialmente cuando se presentó en el Festival Inernacional de Cine de Toronto (tiff.), que hasta la situaba como una potente candidata al Oscar, se ha ido desvaneciendo hasta el punto de haber sido ninguneada en Hollywood, dónde ha pasado sin pena ni gloria por las salas y dónde ningún académico ha parecido acordarse del próximo director de 'Jurrasic World'.

Tarde para la ira, de Raúl Arévalo

La gran favorita, la que asombró en el Festival de Venecia en el que Ruth Díaz se alzó con un premio a su interpretación. Este thriller dirigido por el debutante Raúl Arévalo, quien es un habitual delante de las cámaras en las producciones patrias, ha encandilado a todo el mundo con el talento exhibido aquí. La película asombra por su crudeza, por el brío tras las cámaras de Arévalo, que ofrece un relato denso, pero en el que el ritmo no decae. Las grandes interpretaciones, lo bien hilvanado que está el guión, la sucia fotografía que dota al film del sabor de los mejores thrillers clásicos (está rodada en Super 16mm) y, finalmente, el que Arévalo sea un interprete muy reconocido y valorado en la industria (y que la película sea muy redonda para tratarse de un debut) puede que sean los factores que terminen de inclinar la balanza a su favor.

Hace tiempo que hemos dejado atrás el estigma del erotismo y la guerra civil. Nuestro cine está jugando en primera división, algo que no ha pasado desapercibido para crítica y público. Esperemos que este año venga cargado de tan buen cine como el anterior; pero lo que está claro es que, gane quien gane el sábado, el mayor premio de 2016 habrá sido para el espectador.