El cine independiente puede ser entendido como aquel cine en el que el director tiene un control total sobre la obra que realiza, obra que suele reflejar a aquellos sectores sociales que no aparecen en el cine mainstream. Con esta amplia premisa son muchos los autores que se aventuran a realizar sus obras fuera de los cauces convencionales del start system. Autores que de una u otra forma poseen una forma diferente de enfrentarse a la cámara, la libertad en la producción les permite la experimentación cinematográfica, aspecto clave en la historia del cine mundial. Aunque estos conceptos son heterogéneos y dependen en cierta media del autor y su contexto cinematográfico, podemos decir que el cine independiente vive un buen momento y encuentra un elevado público dispuesto a visionar sus obras.
El año 2016 puede ser recordado por el gran público como el año de las grandes franquicias cinematográficas. Monstruos, magos, superhéroes, más superhéroes y un puñado más de superhéroes han rondado y acaparado la mayor parte de la recaudación. Ante este panorama el cine independiente aún puede sentirse orgulloso de llegar a buena parte de la población por medio de circuitos más independientes y galas de premios. En este recorrido planetario de celuloide atravesaremos varios continentes, cojan palomitas.
América
En la sede de los grandes estudios hacerse un nombre como autor independiente resulta ahora relativamente más sencillo, son muchas las grandes compañías que invierten sus "sobras" en financiar este tipo de filmes. Un ejemplo de ello es El nacimiento de una nación. La que resultó la gran vencedora del pasado festival de Sundance parece haberse desinflado tras los escándalos de su director. Del mismo festival destaca Swiss Army Man de Dan Kwan y Daniel Scheinert. Nombres nuevos que han surgido con fuerza como los de Robert Eggers y su Bruja que nos heló la sangre en la América victoriana y Andrew Ahn con Spa Night.
Autores más consagrados como los hermanos Coen nos trajeron su frustrada comedia ¡Ave Cesar!, mientras que Woody Allen tuvo algo de más éxito con Cafe Society. Sin duda los grandes protagonistas del circuito salen de las manos de directores como Barry Jenkins (Moonlight), Kelly Reichardt (Certain Woman), Jeff Nichols (Loving), Jim Jurmusch, Matt Ross (Captain fantastic) o directoras como Andrea Arnold y su esperitual American Honney. El gigante canadiense alberga a uno de los autores más interesantes del cine contemporáneo como es Xavier dolan y su película Solo el fin del mundo.
No se pueden olvidar títulos más geográficamente al sur como es la brasileña Aquarius de Kleber Mendonça Filho, Neruda de Pablo Larraín, El ciudadano Ilustre de Mariano Cohn y Gastón Duprat o Era el cielo de Marco Dutra. El continente se ensancha hacia el sur cinematográficamente hablando.
Europa
En lo que concierne al cine europeo tiene una enorme preponderancia Francia con títulos como Elle, El porvenir, Nocturama, La muerte de Luis XIV, Frantz o Ma Loute. Directores icónicos como Ken Loach, Thomas Vinterberg o Pedro Almodovar han vuelto a la dirección con excelentes resultados. Fuego en el mar, documental realizado por Gianfranco Rosi consiguió alzarse con el gran premio en Berlín por su plasmación del drama de los refugiados. Pero sin duda este ha sido el año del despertar de Europa del este, títulos como Los exámenes, Sieranevada, Goddless o Dogs.
En el caso español extraordinarias películas como las Furias, La reconquista, Que dios nos perdone, Tarde para la ira o el Rey Tuerto han sido, la mayor parte de ellas, ignoradas por los circuitos nacionales. Sin duda una de las grandes triunfadoras del año es la alemana Toni Erdman, una sátira social sobre el capitalismo que seguramente protagonice la mayor parte de los aplausos del año.
Asia
El cine asiático sigue su gigantesca expansión con un prolífico número de directores en los que destacamos los directores de Oriente medio como Asghar Farhadi y su Viajante, el egipcio Mohamed Diab con Clash o Maha Haj con Asuntos de familia. Más al este está el caso de las coreanas El extraño de Na Hong-jin y La doncella de Park Chan-wook. Después de la tormenta y Harmonium han sido lo más destacado del cine japones. The Woman Who Left dio la sorpresa en Venecia al alzarse con el León de oro.
Multitud de miradas, novedosas, transgresoras, valientes y provocativas que en la mayor parte de los casos no llegarán a ver la luz de los ojos del gran público. El cine se globaliza y no se lo pueden perder.