Dijo en su momento el escritor y periodista estadounidense Ernest Hemingway en su recopilatorio de memorias París era una fiesta, que "Nunca hay que escribir sobre un lugar hasta que estés lejos de él".
Sobre la historia de España se ha escrito mucho, pero ésta no se repite si no es en la mente de aquellas personas que no la conocen. Es por ello que un director vasco, Koldo Serra, decidió hace cuatro años ponerse manos a la obra para narrar audiovisualmente, en forma de largometraje, el primer ataque masivo y aéreo contra una localidad de la retaguardia. El filme no podía llevar otro nombre que no fuese el de la propia ciudad que tras aquel 27 de abril de 1937 pasó a formar parte de los libros de historia. Gernika.
Pero cabe destacar que con esta película su equipo precisamente quiso alejarse de la clase magistral de historia sobre los espectadores, para proporcionarles principalmente entretenimiento y emoción. Quién busque en Gernika una guion centrado en contar con exactitud el entramado bélico, no lo va a encontrar. En esta producción se puede hallar mucho más que eso. Su director partió de contar la historia desde el punto de vista de los periodistas y fotógrafos que vivieron una censura bestial durante aquellos convulsos años.
Con un reparto que mezcla intérpretes nacionales e internacionales, la película pretende de este modo llegar a tantos rincones del mundo como ya lo ha hecho el suceso del Bombardeo de Gernika a lo largo de las décadas.
James D'Arcy y María Valverde ejercen de ejes centrales en un batallón interpretativo que cuenta con mucha munición y que es dosificada durante las casi dos horas de metraje. Serra sabía las armas que tenía para llevar ejecutar un trabajo de estas características, puesto en el punto de mira desde el día uno de rodaje y supo aprovecharlas en gran parte. Otras de las claves que da consistencia al plano de verdad es la conexión entre el personaje de María Valverde y el de Bárbara Goenaga. Esta simbiosis circula por la trama con la fluidez del agua cristalina y otros secundarios como Ingrid García Jonsson o Jack Davenport también suman su gran hacer a las diferentes subtramas presentes en un guion que basa su contenido durante la primera hora y cuarto de filme en un drama romántico entre los diferentes personajes.
Es quizás este uno de los aspectos que más dudas causa en una cinta poderosa visual e interpretativamente pero que no logra conectar al 100% emocionalmente con el espectador durante su parte alejada del apartado bélico. La historia de amor entre el trío amoroso formado por Teresa, Henry y Vasil queda soterrada por el verídico y consistente bombardeo que se da cita en el largometraje a lo largo de la última media hora de película.
Otra de las bazas de la película es el tener la consistencia de haber sido rodada en los idiomas originales de los bandos que quedan representados. Ver una película bélica en versión original con esta característica es una gozada y Gernika gana enteros con esta acertada decisión. Doblar esta película será un atentado que únicamente favorecerá a la comercialidad del producto.
Con todo, este filme por fin ha conseguido convencer y vencer los fantasmas de anteriores intentos de transmitir sucesos históricos de la historia española, pero que finalmente pasaron por la cartelera nacional sin pena ni gloria. Gernika tiene poder para proclamar su fuerza por todo el mundo. Koldo Serra y su equipo descenderán el 9 de septiembre de 2016 en las salas de cine para dar guerra. Pero para proporcionar a los espectadores una guerra sin armas, sino de almas.