¿Qué es democracia?

Democracia, proviene del griego, y significa poder ejercido (kratos) por el pueblo (demos). Sin embargo, en la antigua Atenas ese “demos”, creado por Clístenes, era una unidad administrativa perfectamente delimitada y funcional sobre la que se asentaba la democracia. En cambio, en los actuales regímenes representativos la aspiración a la democracia camina, principalmente, sobre dos hechos diferenciales: la participación popular y la división de poderes. El primero es clave para superar la concepción elitista de la política, mientras que el segundo es fundamental para evitar la concentración del poder que conduce al despotismo. Por esa razón, se tomarán estos elementos como referencia  para analizar los distintos programas electorales, los cuales serán presentados en el mismo orden que establece la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Partido Popular

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La primera propuesta relacionada con el tema del artículo, que aparece en el programa del partido conservador, es la de la reforma electoral. El cambio que propone esta formación está orientado a reforzar su reciente doctrina de que debe gobernar la lista más votada. De hecho, hablan de “costumbre constitucional” y de reforzar “el vínculo democrático”. A pesar de ello, habrá quienes consideren que la lista más votada sea la que merezca gobernar, aunque también otros entenderán más acertado que si varias fuerzas políticas han conseguido más votos, sean éstas las que deban alcanzar acuerdos para gobernar. Ahora bien, en realidad este aspecto no es tanto una cuestión relacionada con la democracia, sino con la justicia en sí del proceso electoral.

En cambio, para la ciudadanía este es un debate casi metafísico sujeto a fuertes convicciones subjetivas. Por el contrario, para el Partido Popular es una necesidad, puesto que todavía atraen mucho voto de la derecha, aunque ya no les asegura ninguna mayoría legislativa. Este hecho, sumado a lo que les cuesta entenderse con otros partidos, es lo que les motiva a impulsar reformas de este tipo, que recuerdan más a aquel “premio a la mayoría” que se aplicó en Italia. Tanto es así, que en el programa del partido conservador se propone que “una nueva regulación de las elecciones locales debería establecer una prima de gobernabilidad a aquellos partidos que hayan ganado claramente las elecciones”. Ese principio sería completado con un sistema de doble vuelta en el caso de que no exista una mayoría absoluta o una distancia considerable.

A continuación, el programa recoge algunas medidas para reformar el Congreso y el Senado, que no dejan de ser algo ambiguas pero que sostienen que mejorarían estos órganos. No obstante, hay un punto que evidencia la poca confianza que, en este caso, el Partido Popular tiene en la ciudadanía, dado que presenta la “posibilidad de que los ciudadanos impulsen el debate de Proposiciones no de ley en las comisiones parlamentarias”, como algo que contribuirá a hacer un Congreso más participativo. O sea, ¿los ciudadanos podrán impulsar el debate de proposiciones no de ley?, ¿se dan cuenta de la nimiedad que es eso? No solo porque sean proposiciones no de ley, sino porque podrán impulsar el debate que será tratado, no en el pleno de la cámara, sino en comisiones.

Asimismo, también hablan de mejorar la rendición de cuentas; la Iniciativa Legislativa Popular; el derecho de petición, aunque en ningún caso se detalla la manera en la que se va a conseguir.

Partido Socialista Obrero Español

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La formación progresista comienza su bloque de reformas democráticas, proponiendo que los dirigentes y candidatos de los partidos sean elegidos por sus propios afiliados. Esta propuesta recuerda a sus primarias, lo que supone un primer paso, pero que no termina en absoluto con el carácter partitocrático del sistema español. ¿Por qué? No solamente porque la candidatura con más medios (que suele ser la oficialista) tiene más posibilidades de imponerse al resto, sino porque el verdadero poder seguirá residiendo en aquellos que configuren la lista. Este rasgo es apreciable en el hecho de que los diputados acatan la disciplina de voto, aplauden y vitorean al líder y no cuestionan la autoridad del partido; principalmente, por el temor de no ser incluido en las listas electorales. En vez de eso, si estas listas se diseñaran fuera de las cúpulas del partido, quizá podríamos ver a diputados más libres.

Entretanto, también apuestan por limitar los aforamientos a los supuestos relacionados con el ejercicio de su cargo e incrementar la proporcionalidad de las listas electorales (así como su desbloqueo); aunque sin explicar cómo hacerlo. Ocurre algo sucedido cuando afirman que rebajarán las condiciones para presentar una Iniciativa Legislativa Popular. Ahora bien, en este caso sí introducen un matiz (meramente simbólico) interesante, como es dar la posibilidad a sus promotores de acudir a sede parlamentaria, para defender esas propuestas.

En último lugar, se encuentra una reforma muy tímida del método de designación del Tribunal Constitucional. En la actualidad los 12 miembros de este órgano se designan de la siguiente manera: 4 por el congreso, 4 por el senado, 2 por el gobierno y 2 por el Consejo General del Poder Judicial. La propuesta del PSOE establece en su lugar que la mitad fueran elegidos por el Congreso y la otra mitad por el Senado (que los propondrían las comunidades autónomas). Esto no cambia nada, puesto que el poder legislativo, cuya mayoría designa también el poder ejecutivo (Gobierno,) seguiría siendo decisivo a la hora de conformar este tribunal. Así que, el partido ganador de las elecciones, como también aquellos que mayor representación obtuvieran, tendrían prácticamente la misma influencia en este órgano. Además, ¿qué pasa con el Consejo General del Poder Judicial, cuyos miembros se designan a partes iguales entre el Congreso y el Senado, y que además es el encargado de proponer los miembros del Tribunal Supremo? La independencia del poder judicial exige mucho más.

Ciudadanos

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La propuesta estrella del partido naranja es la supresión del Senado. En su lugar se crearía un Consejo de Presidentes de las Comunidades Autónomas, que asumiría la función de esta cámara. Al mismo tiempo, se contempla además la supresión de las Diputaciones Provinciales. Aunque, dado que actualmente estos órganos prestan ciertos servicios a los municipios de menos de 5000 habitantes, Ciudadanos apostaría por promocionar las fusiones entre municipios.

En el programa de esta formación política existe un apartado específico llamado: “más democracia, más representatividad, más participación”. No deja de ser curioso que se relacionen estos tres elementos como si fueran complementarios. Lo cierto es que, pese a que la representatividad pueda mejorar una posible rendición de cuentas, si ésta se potencia podría implicar menos participación. De hecho, este bloque comienza reconociendo a los partidos como protagonistas de la acción política, y por ello propone más democracia interna y más transparencia. Asimismo, sugieren una reforma electoral al estilo del Estado alemán, en el que “la elección de los diputados se hará simultáneamente entre escaños unipersonales y listas proporcionales, disponiendo en consecuencia cada elector de dos votos”.

Asimismo, también apuestan por reformas en el campo de la Iniciativa Legislativa Popular, como reducir a 250.000 el número de firmas y obligar al Congreso a tomarlas en consideración en el plazo máximo de 3 meses. No obstante, estos hechos tienen poca relevancia porque las trabas a las ILPs provienen de otros obstáculos. Por ejemplo, ¿se reformaría la mesa de la que depende la aceptación de las ILPs?, ¿va a aceptarse que las ILPs, también puedan versar sobre contenido reservado a las leyes orgánicas?

Al mismo tiempo, proponen poner fin a los aforamientos y a los suplicatorios, salvo imputaciones en casos relacionados con la actividad parlamentaria. Más adelante menciona la importancia de que haya “un legislativo más abierto, un ejecutivo sin privilegios irrazonables con la democracia del siglo XXI. Y un poder judicial realmente independiente”. Entonces, ¿qué proponen al respecto? La supresión del Consejo General del Poder Judicial, cuyas funciones serían asumidas por el presidente del Tribunal Supremo. Sin embargo, optan por que este cargo sea designado por una mayoría de 2 terceras partes del Congreso de los Diputados, aunque recalque que sean entre personas que no hayan tenido ninguna vinculación con partido alguno. No obstante, este maquillaje no constituye ningún poder judicial independiente, dado que la independencia de un poder se consigue desde el nacimiento del mismo.

Por el contrario, el Ministerio Fiscal se compondrá de personas que pueden presentarse libremente al cargo, siempre que reúnan unos requisitos determinados. Pero de nuevo aparecen más intromisiones del poder político, ya que el Congreso conformará una terna, de la cual el Gobierno elegirá finalmente al Fiscal General. Por otra parte, Ciudadanos plantea también la despolitización del Tribunal Constitucional. En este sentido, es importante que los miembros del mismo no hayan desempeñado cargos relevantes en los partidos durante los últimos 5 años. Aunque, también es llamativo el nuevo método de designación que propone este partido. Anteriormente se ha explicado cómo se designan sus miembros, ahora Ciudadanos decide que los 4 nombramientos pertenecientes al Senado (suprimido en su proyecto) recaigan en el Consejo de Presidentes de las Comunidades Autónomas (el órgano que lo sustituiría).

Asimismo, entre otras propuestas de la formación, se encuentran aquellas que optan por potenciar las comisiones de investigación del Congreso, aunque sin cuestionar que formen parte de él. También se contempla la eliminación de la figura del Decreto Ley, lo que restaría fuerza a los ejecutivos y potenciaría la actividad parlamentaria. Esta última medida es un avance, aunque no especialmente relevante, puesto que normalmente el ejecutivo ostenta también la mayoría parlamentaria.

Podemos

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El nuevo partido propone medidas tan innovadoras como la del revocatorio. Esta figura es conocida porque a los dos años del mandato es posible celebrar un referéndum en el que si la ciudadanía así lo entiende terminaría en unas nuevas elecciones. Ahora bien, el programa de esta fuerza política estima que, para celebrar este referéndum, una comisión del propio Congreso debe determinar el grado de cumplimiento electoral. ¿Qué carencias presenta este método? En primer lugar, no es un órgano ajeno al Congreso quien evalúe si éste está cumpliendo el programa del gobierno. Al no ser así, se está optando por el modelo de las actuales comisiones de investigación del Congreso, que en definitiva implica que los diputados se acaben investigando a sí mismos. Además, en este caso, es previsible que un hipotético gobierno de Podemos (constituido también como grupo parlamentario), también tuviera representación en esa comisión, con la consabida pérdida de imparcialidad que ello supondría.

Asimismo, más adelante apuestan por mejorar la Iniciativa Legislativa Popular, aunque igual que Partido Popular y Partido Socialista, no detallan demasiado cómo piensan hacerlo. Sin embargo, también optan por incluir otras tres figuras como son la Iniciativa de Procesos Deliberativos, la Iniciativa de Veto Popular y la Iniciativa de Consulta Popular. Evidentemente, aunque necesiten ser desarrollados son elementos que suscitan, al menos, curiosidad. Además,  también contemplan la creación de “espacios mixtos de deliberación durante la tramitación legislativa donde participen representantes políticos, personal técnico y ciudadanía”. En principio, esta propuesta parece muy avanzada, aunque convendría conocer si la ciudadanía tendría en estas reuniones “voz y voto” o solo voz. No se trata de una cuestión baladí.

Por otra parte, la formación morada propone a su vez una reforma electoral, en la que se pretende sustituir la circunscripción provincial por la autonómica. Es cierto que las características de la circunscripción provincial han favorecido la sobre representación de los partidos regionalistas frente a los partidos pequeños de ámbito estatal. Pese a ello, la circunscripción autonómica no terminará del todo con este problema, aunque sí puede ser aprovechada por Podemos, porque muchas de sus alianzas actuales tienen lugar en el marco autonómico. Además, también se afirma que utilizarían “fórmulas de la media mayor que garanticen la igualdad del peso del voto de todos los ciudadanos”. Y, ¿qué es eso de “fórmulas de la media mayor”? Sencillamente son fórmulas proporcionales, como la actualmente empleada fórmula D´ Hondt, que utilizan divisores. Ahora bien, falta concreción, ¿por qué no se sugieren otras fórmulas como el Cociente Droop o el Sistema de Hare?

Podemos también apuesta por unas primarias parecidas a las del PSOE, lo que supone que terminará presentando los mismos problemas mencionados anteriormente. Respecto a la elección del Tribunal Constitucional, el programa establece una original medida basada en lo que ellos llaman una “cuota de rechazo”. Pero, de nuevo aparece el mismo problema: acaban siendo los partidos políticos quienes eligen los miembros de este órgano. Quizá la propuesta con más potencialidad de Podemos, que también ha pasado desapercibida, es la llamada “Ley de Paredes de Cristal”. La primera parte de esta norma no estaría tan relacionada con el ejercicio del poder por la ciudadanía, sino con la transparencia. En cambio, la segunda de ellas destaca la figura del “escaño ciudadano”, que permitiría hacer llegar propuestas ciudadanas al Parlamento. En esencia, es otra manera de articular la Iniciativa Legislativa Popular, pero puede resultar más ágil.

En último lugar,  desde Podemos se apuesta por potenciar la participación ciudadana en la gestión pública. Para ello, la medida más destacable es la instauración de unos órganos ciudadanos, dotados de carácter decisorio, que deliberarían con el personal técnico y político. Lo más relevante es ese carácter decisorio, aunque será importante que las decisiones de esos espacios sean vinculantes, y que las reuniones no sean monopolizadas por ese personal técnico y político.

Conclusiones

Los programas del Partido Popular y del PSOE son, en este campo, más limitados y previsibles. De hecho, el partido conservador parece tener un mayor interés en conseguir aplicar su doctrina de que gobierne la lista más votada. Mientras tanto, el PSOE propone como modelo de democracia interna sus primarias, a la vez que sugiere unas tímidos cambios entre los que destaca la gatopardista reforma del Tribunal Constitucional. Por el contrario, los nuevos partidos presentan en sus respectivos programas electorales una cantidad mayor de puntos relacionados con la democracia. Ahora bien, tampoco se aprecia en estas formaciones una voluntad realmente transformadora, puesto que sus propuestas no alcanzan la raíz del problema.

A su vez, es llamativo como ninguna propuesta de los cuatro partidos implicaría tener un poder judicial independiente. Dado que, la independencia entre los tres poderes reside en que estos se configuren de manera autónoma. En tanto en cuanto uno designe los miembros del otro, no habrá independencia alguna. No obstante, estas carencias son comprensibles si tenemos en cuenta un hecho fundamental: los partidos políticos no utilizan las elecciones para compartir el poder, sino para obtenerlo.