En la historia del cine ha habido grandes actores que han destacado por su presencia imponente. Robert Mitchum o John Wayne son los mejores ejemplos de intérpretes cuya figura llenaban la pantalla sin abrir la boca y sin apenas esfuerzo interpretativo. Luego hay otros que emboban a los cinéfilos con sus grandes discursos y su capacidad de verborrea: Marlon Brando, James Stewart o Daniel Day-Lewis. Matthew McConaughey cumple ambas funciones. El galardonado intérprete no tuvo un comienzo fulgurante en el cine, de hecho fue el motivo de burla de sus propios compañeros de profesión. Sus papeles eran francamente vergonzosos y algunos le daban el sospechoso honor de ser considerado el peor actor de América. Películas como The Wedding Planner o Sahara dejan clara la condición del bueno de Matthew como hazmerreír de Hollywood.

Pero los tiempos empezaron a cambiar para Matthew, no se sabe si despidió a su agente o comenzó a tomarse su carrera en serio, en cualquier caso el cine agradece el cambio de estilo. Y ese cambio comenzó películas como Benice o Mud. El chico musculoso que se quitaba la camiseta sin exigencias del guión comenzó a atraer las miradas de los más escépticos y a convencer a la crítica de que podía aspirar a ser un actor solvente.

Su gran papel llegaría con Dallas Buyers Club. El actor está inmenso en un papel complicado que podía convertirse en un arma de doble filo: una visión excesivamente dramática del SIDA podría haber dejado a McConaughey al borde de la estacada de nuevo. Pero no fue así, el actor ofrece un trabajo nervioso y a veces hostil, mostrando una complicidad vital con su compañero Jared Leto. El chico de moda de los estudios estaba en racha y poco después de conseguir el Oscar y el Globo de oro al mejor actor se embarcó en una aventura televisiva.

Rust Cohle es ya historia de la televisión, el policía nihilista que deambula por los bajos fondos del sur profundo es ya todo un icono de la pequeña pantalla. Para el recuerdo quedan las quiméricas conversaciones con Woody Harlenson, su compañero en True Detective. Pero no pudo ser, el profesor de química más famoso de la historia de la televisión le arrebato el preciado Emmy al mejor actor pero sin duda se llevó el reconocimiento de la crítica.

Volvió a subirse al carro del éxito en Interestellar otro gran proyecto de Nolan en el que el actor demuestra su solidez interpretativa y además tuvo un pequeño papel en la ya de culto El Lobo de Wall Street. Nuevos proyectos se avecinan para este actor de Texas ya que en 2015 estrenara la nueva película de Gus Van Sant The Sea of Trees.

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