Un 18 de agosto de 1949 en Herzogenaurach (Alemania) se fundó la compañía de fabricante de calzado y ropa deportiva Adidas. Una compañía que pasó de ser un taller familiar a convertirse en uno de los arquetipos corporativos convencionales, a protagonizar la eterna dicotomía empresarial, a presentarse en primera línea de batalla a la guerra de las marcas que alimenta la voracidad de una sociedad de consumo que obliga constantemente al consumidor a elegir: Coca Cola - Pepsi; McDonalds - Burger King; Microsoft - Apple; Visa - MasterCard ; Canon - Nikon; Samsung - Iphone (Apple)…. Adidas - Nike.

En el duelo por el patrocinio del deporte mundial; además de la competencia futbolística, la de Adidas y Nike es una historia de competencia publicitaria. Tan histórica como la protagonizada por Adidas con Puma o Nike con Reebook, pero quizás en la actualidad mucho más representativa. Pero en el caso de Adidas existe una fascinante historia de evolución e invención que la conecta a la vivencia de una familia y a la creatividad de un personaje nacido un 3 de noviembre de 1900 en la citada localidad alemana. Su nombre Adolf Dassler, uno de los más relevantes creativos del deporte y el equipamiento deportivo de la historia. Su padre Christoph, dedicado al oficio de zapatero en una fábrica y su madre entregada al otro oficio familiar, la panadería. Dos oficios con los que creció y modelaron su personalidad, el de panadero –para el que fue formado por tradición familiar- y el de zapatero –en el que acabó encontrando su verdadera vocación-.

Como decíamos, la de panadero es una profesión que casi no pudo ejercer debido al estallido de la Primera Guerra Mundial. Adolf tuvo que marcharse al ejército y a su regreso en 1919, -a la conclusión de la Primera Guerra Mundial, con 19 años de edad-, decidió emprender una idea y una vocación en el viejo lavadero de la tienda de su madre: confeccionar unas zapatillas para hacer deporte. Idea para la que recibió el total apoyo de su familia, que tomó cuerpo y forma en 1924, cuando junto a su hermano Rudolf fundó la Fábrica de Calzado (Deportivo) Hermanos Dassler. Empresa bautizada inicialmente con el nombre de “Gebrüder Dassler Schuhfabrik” y, que en sus inicios tuvo en plantilla únicamente a 12 empleados. Su hermano Rudolf, más extrovertido, se encargaba de las tareas administrativas y comunicación, mientras que Adolf, más reservado, trabajaba en el desarrollo y la producción.

De 25 zapatillas al triunfo de Jesse Owens

Foto: Adidas

Su empresa era por aquel entonces una modesta fábrica cuya producción se reducía a 25 zapatillas diarias, pero gracias a las brillantes ideas de Adi pronto pasaron a convertirse en el referente de equipamiento deportivo de muchos atletas. En los JJOO de Ámsterdam de 1928 equiparon a varios conjuntos de atletas. El primer atleta que consiguió una medalla con el calzado Dassler fue el alemán Arthur Jonath, que en los JJOO de Los Ángeles 1932, logró el bronce en los 100 metros lisos. Posteriormente en los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, los deportistas que utilizaron zapatillas Dassler lograron la impactante cifra de 40 medallas, incluyendo los cinco míticos metales conseguidos por el no menos legendario Jesse Owens, el rayo de Alabama.

Coincidiendo con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, la empresa estuvo cerca de llegar a su disolución, ambos hermanos fueron llamados a filas y la planta fue confiscada por el ejército alemán. Un año más tarde Adi pudo regresar para trabajar para el ejército alemán y a la finalización de la misma mantuvo su producción para el ejército, aunque en ese momento para el de los EEUU, a cambio de material. Un material que le sirvió para mantener vivo su proyecto, aunque ya sin su hermano Rudolf, que en 1947 y debido a unos conflictos personales, se desvinculó de Adolf y fundó la empresa Puma, también reconocida a nivel mundial.

ADIDAS, la constante evolución

Posteriormente, Adolf Dassler siguió con su trabajo en solitario, el 18 de agosto de 1949, bajo el nombre de Adidas AG. rebautizó y registró legalmente su nueva empresa. El citado nombre surgió del nombre de su fundador, “Adi” es el diminutivo de Adolf, y “das” la primera sílaba del apellido. La gran obsesión de Adi era conseguir un calzado deportivo que eliminara los grandes inconvenientes que presentaba el calzado inglés utilizado hasta ese momento y, hasta poco antes de la Segunda Guerra Mundial. Se da la circunstancia de que el tipo de botas que se utilizaban, eran fabricadas con la intención de proteger las lesiones en los dedos de los pies, es por ello que su composición era la siguiente: bota fabricada en piel con punta reforzada y suela rígida. Una bota con tacos de cuero clavados y una correa alrededor del empeine y corte alto para proteger el pie. La bota en cuestión era sin duda segura, pero a su vez muy incómoda y cuando las condiciones meteorológicas no acompañaban se convertían en un pesado lastre para el atleta o jugador. Este hecho llevó a Dassler al estudio y la experimentación del calzado deportivo, siempre partiendo de la base de la bota inglesa. Fue así como en 1925 este ‘ingeniero del calzado’ registró su primera patente de la bota ligera, para atletismo unas zapatillas con clavos forjados a mano y para el fútbol unas botas de fútbol con tacos de cuero clavados a la suela. Ya en su primera versión eran más ligeras que la inglesa e incluso llegó a ser decisiva en un Campeonato del Mundo.

"Das Wunder von Bern"

En la película que se produjo en 2003 titulada Das Wunder von Bern (El milagro de Berna), y que hizo referencia al Mundial conquistado por Alemania en Suiza de 1954, se expone como una de las llaves del éxito del combinado alemán a las botas diseñadas por Adi Dassler. Y es que Adi suministró a la selección nacional de Alemania el calzado para la Copa Mundial de la FIFA, un calzado que tenía como principal innovación sus tacos intercambiables de nylon y su ligereza. La mayoría de los participantes prefirieron el estilo clásico de bota inglesa buscando la seguridad de lo ya conocido, pero Alemania, Austria, y Suiza, optaron por el avance tecnológico. Y éste acabó convirtiéndose en uno de los factores desequilibrantes para la victoria de la República Federal de Alemania en el embarrado estadio Wankdorf de Berna ante los 'Mágicos Magyares'.

Aparte de las diversas teorías que circulan desde aquel día buscando razones para justificar la derrota de la sensacional selección húngara, no cabe duda que el calzado jugó un papel importante en aquella legendaria final. La torrencial lluvia caída aquella tarde propició el desolador y pésimo estado del terreno de juego, totalmente embarrado y con la hierba muy alta, por tanto muy blando, por lo que la dureza de las botas inglesas sirvieron de muy poco. Es por ello que a medida que fueron pasando los minutos, el peso y la comodidad de las botas Dassler fueron imponiendo su ligereza y contribuyendo al ‘Milagro de Berna’, además, claro está, de otros factores futbolísticos que compusieron el victorioso puzzle de los hombres de Sepp Herberger.

Este hecho sin duda no pasó desapercibido y supuso para la marca, además de la mejor publicidad, un boom en todo el mundo deportivo y futbolístico. A partir de este legendario momento, Dassler creó un imperio al que luego dio continuidad y solidez en el tiempo su hijo Horts. En 1959 Adi y su hijo Horst establecieron una nueva sucursal en Francia con la que lograron la internacionalidad de la marca. En poco tiempo los futbolistas se decantaron definitivamente por el producto de Adi y, ya en el Mundial de México de 1970, el 85% de los jugadores ya utilizaban sus productos.

Trabajó estrechamente con el medio deportivo y estudió incesantemente en el diseño y la evolución, no sólo de las botas y el calzado deportivo, sino en numerosos equipamientos deportivos como balones, equipaciones… Sus diseños fueron magníficos y a día de hoy siguen vigentes en muchos de los casos. En el tema de las botas podemos destacar los dos modelos de botas que se estrenaron en la Copa Mundial de la FIFA Argentina 1978, que todavía se fabrican en la actualidad sin apenas modificaciones y gozan de una gran popularidad entre los deportistas: “Copa Mundial”, con tacos inyectados, y el “World Cup”, con tacos intercambiables.

Las tres líneas paralelas se convirtieron en el sello distintivo de la compañía de vestuario y calzado. Tampoco podemos pasar por alto el excelente trabajo realizado en la evolución de los esféricos, especialmente desde que en 1962 en la Copa del Mundo de Chile de 1962, Adidas se hizo con el monopolio de la Copa del Mundo. El estudio del avance tecnológico de los esféricos se convirtió entonces en otra de las máximas de la empresa, que trabajó en la perfección geométrica en aquella estructura de 32 cascos, 20 hexágonos o 12 pentágonos. El diseño y la creación exclusiva para México 1970 del primer balón especialmente producido para un mundial: el Telstar, más visible para las cámaras de televisión, en blanco y negro, un balón del que se realizó una versión mejorada para el Mundial de Alemania de 1974.

Cuatro años más tarde y fruto de la evolución constante en este campo, Adidas revolucionó el mercado con la aparición del Tango Adidas, un balón fabricado especialmente para el Mundial de Argentina de 1978, que ofrecía mayor resistencia en el golpeo y liviandad en el vuelo de la pelota. Inspirado en la típica música bonaerense. Una revolucionaria versión para la época que se adaptaba magníficamente bien a los factores climáticos y que acabó con el sufrimiento de los grandes cabeceadores por la liviandad de su peso. Sin duda uno de los mejores balones de la historia. A partir de ese momento, la evolución fue constante y si el Tango Adidas fue revolucionario, el Tango España consiguió mejorarlo. Tenía las costuras selladas con material sintético por lo que mejoró aún más su adaptación al agua. Redujo el aumento de peso por humedad. Posteriormente los materiales sintéticos se fueron abriendo camino y la competitividad del mercado fue cada vez a más.

Adolf Dassler, el zapatero de Herzogenaurach

Foto: ADIDAS

Resulta incuestionable la contribución de “El zapatero de Herzogenaurach” en la evolución de los equipamientos deportivos y el confort de sus deportistas. Por ello esta efeméride va indisolublemente ligada al recuerdo histórico de Adi Dassler, fallecido el 6 de septiembre de 1978 en Herzogenaurach (Alemania) a la edad de 51 años, momento en el que su hijo Horst y su esposa Käthe heredaron una marca reconocida en el ámbito mundial que sin duda vivió los mejores momentos con Adi Dassler como cabeza visible. Una multinacional que tiene fábricas distribuidas por todo el planeta, siendo África, China, y por su puesto Alemania, donde hay más presencia de ellas, aunque América tampoco se queda atrás, porque más de 200 fábricas quedan allí ubicadas.

La calidad del producto es indudable, la evolución sigue presente en el mercado y la fabricación del material deportivo, aunque en este mundo tan visual, en el que la publicidad hipnotiza a millones de personas, sigue siendo cruciales los fichajes humanos. Es incluso más relevante que el producto, el hecho de firmar a una de las grandes estrellas del firmamento del deporte. Lo inició Adidas con Jesse Owens, lo dejó patente Nike con la imagen de Michael Jordan, que cambió para siempre la historia de la multinacional norteamericana. Y lo podemos vivir en el fútbol mundial, pues como todos sabemos Adidas tiene en la bota izquierda de Messi a su gran embajador, en contraposición con Ronaldo, controlado por Nike. Ambos curiosamente en clara disonancia a las marcas que visten tanto a Fc.Barcelona como a Real Madrid.

El mundo ha cambiado mucho y en el viejo lavadero de la tienda de la madre de Dassler, no hay ningún creativo desarrollando unas zapatillas. Hoy los diseñadores del calzado deportivo a medida, trabajan en un ordenador a partir de un modelo 3D del pie del deportista, que encajará como un guante en el calzado a utilizar. El desarrollo ha dado paso a la absoluta personalización del diseño y, si ADIDAS hace unas zapatillas exclusivas para Leo, es porque la estrella es una marca por sí misma. Por ello el sueño de Adi Dassler continúa, porque para un desarrollador del calzado como él, habría sido un enorme placer seguir evolucionando hacia la zapatilla perfecta, independientemente del crucial componente capitalista del marketing y la publicidad en la sociedad de consumo, y su bombardeo constante hacia el consumidor. Lo único cierto es que ADIDAS, 65 años después de su fundación, sigue en lo más alto, gracias a la inventiva de un panadero que se metió a zapatero para hacerse unas buenas zapatillas para correr.