Arenal Sound no es sólo un festival, es una experiencia. Arenal Sound es música. Arenal Sound es poder bailar sobre la arena, bañarte en la playa privada y desaparecer entre el mogollón en un concierto para saltar como si nadie te viera. Arenal Sound es contemplar atardeceres y descubrir los amaneceres más bonitos que recuerdes desde el Beach Club. Es convivir durante seis días en un camping a orillas del mar con los amigos de siempre y con los que vas conociendo edición tras edición. Arenal Sound es indie, rock, pop y electrónica. Cada año que pasa, miles de experiencias más se unen a nuestra historia.
De esta manera define la organización del Arenal Sound a un festival que año tras año congrega a un mayor número de jóvenes en la localidad castellonense de Burriana para disfrutar de una semana cargada de emociones. Con lo que no contaban, era con una invitada especial que no estaba escrita en el cartel, la lluvia. Una lluvia que apareció durante los primeros días en forma de tormentas de gran intensidad. Numerosos conciertos suspendidos a causa del fuerte temporal y miles de personas desalojadas de los campings por las inundaciones sufridas en algunas zonas, hacían que la motivación de muchos sounders se viese mermada.
Pero las ganas por salir adelante y no perder las esperanzas de disfrutar de una semana mágica, fueron mayores a la desesperación por no poder ver a algunos artistas de la talla de John Newman, Vitalic, Nero o una gran parte del concierto de los esperados Rudimental. La Pegatina o Supersubmarina consiguieron aliarse durante jueves y viernes con el cielo para crear una atmósfera mágica que envolvió al público y puso el viento de cara sobre un escenario Desperados entregado y con muchas ganas de música y espectáculo. En la jornada del viernes, tras el concierto de los de Baeza, que hicieron vibrar al público con una combinación de canciones de su último disco y otras que les dieron a conocer como LN Granada o Kevin Mcallister, Carlos Sadness vio como los relámpagos y las tormetas que tanto aparecen en sus letras, acompañaron su concierto sobre el escenario Negrita hasta que la lluvia volvió a hacer acto de presencia provocando la suspensión de la actividad en el recinto una jornada más.
La jornada del sábado, con unas mejores previsiones, arrancó por la tarde con los murcianos Second sobre el escenario, logrando crear un rincón exquisito lleno de nuevas sensaciones hacia un público lleno de ganas que cambió posteriormente las tormentas de días anteriores por una tormenta de arena cantanda por miles de voces al ritmo de Dorian, que llenó de fuerza el Desperados. Mismo escenario que horas después gozaría con una de las bandas más esperadas de la presente edición, The Kooks. El penúltimo día de festival, marcado al fin por la estabilidad metereológica, llegó a su fin con un Zedd que puso en pie a los presentes con una sesión de música eléctrónica de mucha calidad.
Llegó el domingo y con él los momentos para las despedidas. Por la mañana, la organización anunciaba que definitivamente las australianas Miriam y Olivia Nervo asistirían de nuevo a Burriana para ofrecer su sesión aplazada por la lluvia el viernes. Antes de ellas, Tom Odell puso altas dosis de calidad musical e intensidad sobre el escenario erizando la piel con su Another Love.
Tras él, llegó el esperado momento de Nervo. Las gemelas cedieron toda su energía sobre la mesa de mezclas y ésta fue contagiada a las decenas de miles de personas que soltaron adrenalina con temazos durante la hora y media de concierto.
Tras el multitudinario concierto de Mika, la música electrónica marcó esta última jornada. Además de la celebración de la Clandestine Sound por la tarde con la presencia de Eric Prydz como invitado de lujo, el domingo contó con los platos de Vinai o The Zombie Kids, que cerraron un festival eléctrico en todos los sentidos.
Dicen que las tormentas hacen que los árboles echen raíces más fuertes y en este Arenal Sound, los asistentes plantaron sus pies con fuerza sobre el recinto para disfrutar de la magia de la música a pesar de las adversidades imprevistas.