'Juventud, divino tesoro' escribió Rubén Darío. 'Ya te vas para no volver', continúa. Pese a todos los problemas que conlleva la adolescencia, es una época irrepetible. Sin responsabilidades ni problemas, el ser humano se siente libre para actuar, para vivir, en definitiva para disfrutar antes de que la juventud se marche y llegue la edad adulta.
En esa época de libertad casi absoluta se encuentra Jay (Maika Monroe), una chica que con la mayoría de edad recién cumplida, está dispuesta a perder la virginidad con su novio en la parte trasera del coche, como buenos estadounidenses.
Pero el placer deja paso al miedo cuando su pareja le cuenta un terrible secreto: una extraña criatura le persigue desde tiempo con el objetivo de matarle; tras el acto sexual, él está libre, ahora es Jay quien está maldita y en peligro.
La premisa es interesante. Una película de terror adolescente donde el sexo es tratado abiertamente y sin ningún ideal romántico pululando alrededor; donde los protagonistas no son responsables de su nuevo destino, ellos no han despertado ningún poder sobrenatural que ahora busca venganza, son simples víctimas inocentes.
Cabe destacar también el dilema moral en el que Robert Mitchell coloca a sus personajes: lo único que Jay tiene que hacer para liberarse de la maldición es acostarse con otro chico, pero se siente incapaz de cargar a alguien con la maldición.
los protagonistas no son responsables de su nuevo destino, son simples víctimas inocentes
Consecuente con esa idea, a Jay no le queda más remedio que huir de un enemigo incorpóreo, que adopta infinidad de formas y que puede aparecer en cualquier parte.
Esto obliga a la protagonista a permanecer en un estado de alerta constante, lo que la sume, junto al espectador, en un proceso de ansiedad y paranoia, tratando de protegerse de un mal que parece no tener solución.
Robert Mitchell, quien ya exploró la sexualidad y la adolescencia en su primer trabajo, borda en It follows el planteamiento y el nudo, pero falla el desenlace.
Lo que comienza pareciendo una cinta de terror alejada de lo típico, termina por entrar en lugares comunes, perdiendo todo lo construido en los dos primeros tercios de la película.
Una pena, porque It follows aspiraba a convertirse en un hito dentro del cine independiente y más concretamente del género de terror, que podría abrir la puerta a una nueva forma de contar historias. Pero parece que habrá que esperar todavía un poco más hasta que llegue esa película.