¿Es Tomás Fernando Flores el indicado para liderar el cambio de España en Eurovisión?
Foto: RTVE

Tras la debacle de España en el Festival de Eurovisión del pasado sábado muchos son quienes intentan encontrar un diagnóstico al porqué de otro mal resultado. Erróneo es rescatar la muy manida e inservible lista de excusas que algunos ya han sacado a pasear: Nos tienen manía, Europa no nos valora, complot, el realizador es muy malo...

La autocrítica, evitar en todo momento sacar conclusiones en base a premisas superficiales y tratar ante todo de hacer una valoración global de la situación de TVE en el festival es el método correcto para al menos hallar un diagnóstico cercano a la realidad con el que la televisión pública podría remontar, no en resultados, sino en la calidad de las candidaturas. Y es que no solo son los resultados, los varapalos de España en Eurovisión desde 2005 han sido del todo merecidos, inapelables, contundentes e indiscutibles. Alemanes y austriacos sí tienen este año motivos artísticos y musicales para decir que sus respectivos “zero points” han sido injustos pero hasta ahora España nunca ha podido lamentar con argumentos sólidos sus malos resultados y menos este año.

Pero vayamos por partes empezando por hacer balance de la última década de TVE en el festival con Federico Llano como Jefe de la Delegación (lo es desde 2002), cifras de sobra conocidas por muchos aunque no vienen mal recordarlas: Siete ocasiones por debajo del puesto 20 (2005, 2006, 2007, 2009, 2011, 2013, 2015), un 15º y 16º puesto (2008, 2010) y dos 10º lugares en 2012 y 2014 como mejores puestos en este intervalo. Datos que hablan por sí solos y que reflejan el bochornoso y lamentable trabajo de los responsables de TVE encargados de las candidaturas en el festival en esta última década. Datos que en cualquier otro país medianamente serio de Europa hubiera acarreado destituciones y dimisiones.

Algunos pensarán, no exentos de razón, que en estos diez años las canciones casi siempre han dejado que desear y que muchas de ellas han sido seleccionadas por el público por lo que la responsabilidad del “trío de ases” de TVE (Prieto, Mochales y Llano) es más bien relativa. Hasta ahí bien pero no podemos olvidar y obviar que la designación interna con canción (2006, 2015) solo artista (2012, 2013) o la puesta en marcha de dudosos procesos de selección públicos (2005-2011, 2014) que han desembocado casi todos ellos en pésimos resultados han sido fruto de una errática y desinteresada trayectoria por parte de la cúpula encargada de ello en TVE. Y como hay que ir a la raíz del problema, la clave, la raíz en este caso es esa, las decisiones casi todas equivocadas del “trío de ases”. Hay que ser justos y reconocer que aunque haya sido solo en dos ocasiones, el “trío de ases” acertó en designación o proceso de selección en 2012 y 2014, precisamente los únicos resultados salvables desde 2005 pero el balance sigue siendo desastrosamente desfavorable: 9 a 2

Cuando ningún artista y compositor de primerísimo nivel en el espectro musical español (salvando las honrosas excepciones de Guille Milkyway en la “pre” de 2008 y Pastora Soler en 2012) ha querido formar parte de estos procesos desde 2005 mientras que en casi todos los países han tenido al menos en una ocasión a un primer espada de su música nacional representándoles en el ESC delata la desidia del “trío de ases” para conseguir ese objetivo y el recelo que provocan a los mencionados primeros espadas del pop español desde 2005 hasta la fecha.  Este “trío de ases” tiene una trayectoria marcada por los bandazos, los vaivenes y demasiadas decisiones muy difíciles de explicar y de entender que en numerosas ocasiones ha provocado que España sea el hazmerreír de todo el continente.

Ni tan siquiera han cumplido con la labor de servicio público que se presupone a TVE empezando por proteger a los compositores españoles y por ende a la música española. En estos 10 años y 11 candidaturas solo 6 de 11, un poco más de la mitad, han sido creaciones musicales completamente españolas (2005, 2006, 2008, 2010, 2013). Y no es chovinismo barato, es lo que en los países más potentes de la industria musical europea como Italia, Francia y Suecia es una obviedad y una obligación como servicio público que es la de proteger y potenciar el arte propio. El negocio que han hecho los suecos a costa del erario público con un 10º lugar como mejor resultado es de absoluta vergüenza.

La televisión pública, la televisión pagada por todos (algo que nunca debemos olvidar) no debe seguir permitiendo que a costa de los impuestos de todos los españoles año sí y año también la Marca España de nuestra música se vea dilapidada y dañada por culpa de la más que demostrada y contrastada incompetencia de quienes han llevado las riendas de esto al igual tampoco no se puede permitir que unos pocos hagan negocio a costa de la televisión pública. Es inconcebible que los responsables de todo esto lleven más de una década sin rendir cuentas, sin dar explicaciones y sin que ninguno haya sido destituido. Es curioso además el hecho de que han sobrevivido hasta ahora a varios cambios de gobiernos los cuales trastornan todas las áreas independientemente de su rendimiento y que precisamente en una de las más calamitosas en resultados apenas haya sufrido cambios. Es difícil de entender, que como ha pasado esta semana, el Jefe de la Delegación se niegue a dar la cara y a realizar rueda de prensa posterior al festival la cual solo se da si hay buen resultado. 

España siempre ha sido un país potente en Eurovisión en el que cada pocos años conseguía muy buenos resultados y los datos antes mostrados debería hacer reflexionar a más de uno de a dónde queremos llegar en el festival, no se puede entender que una de las industrias musicales más potentes del mundo lleve 20 años sin alcanzar un mísero Top5. Al menos en paciencia algunos han llegado muy lejos. Esto debe terminar ya y de raíz.

Es por ello por lo que RTVE debe reaccionar ya, dar un golpe en la mesa que sea lo suficientemente contundente como para tratar de cambiar la peor dinámica de España en el festival de su historia. Ese golpe en la mesa, necesario y casi obligado a día de hoy no es otro que el de la renovación completa del equipo de responsables de TVE en el Festival de Eurovisión. La destitución fulminante de Toñi Prieto, Carlos Mochales y Federico Llano de sus respectivas responsabilidades en el Festival de Eurovisión y la designación en su lugar de un equipo, tal y como se da en casi todas las delegaciones que participan en el ESC de un perfil musical donde hayan expertos en música a la que incomprensiblemente se ha dado la espalda en todo este tiempo.

¿Quiénes son los más indicados para poder coger las riendas de Eurovisión en TVE y poder así iniciar la remontada? Difícil cuestión sin duda pero hay nombres que cumplen con ese perfil musical que debería tener el nuevo responsable en Eurovisión de RTVE. Una lista de posibles candidatos que cumplen con dicho perfil serían Luis Troquel, Alejandro Abad, José Ramón Pardo, Lara López, Beatriz Pécker, Julio Ródenas, Julio Ruíz, Mauro Canut o Tomás Fernando Flores.

Precisamente este último, Tomás Fernando Flores, actual director de Radio3 desde 2012, director y presentador desde 1998 de Siglo XXI, uno de los programas de radio de referencia en vanguardias musicales y comentarista en los festivales de 1987 y 1989 es quien mejor cumple con este perfil: Experto en actualidad y vanguardias musicales no solo en el ámbito internacional sino el nacional, experiencia en el festival, aunque lejana ya, Flores es conocedor de las entrañas de Eurovisión siendo además uno de sus mayores defensores (véase su intervención en el capítulo dedicado a Eurovisión en la serie documental Ochéntame en TVE). Otra de las características a tener en cuenta de TFF es su condición de “hombre de la casa”, en RTVE desde 1982 y director de Radio3 desde 2012 gracias a lo cual puede tener a su disposición para formar equipo de delegación en Eurovisión a parte de la amplia y brillante plantilla de Radio3, la radio musical de RTVE y que inexplicablemente nunca se ha hecho uso de ella para Eurovisión. Un periodista de las características de Tomás Fernando Flores tiene un enorme valor: Sus fuentes. Una inmensa agenda de compositores, artistas y grupos para poder elaborar una muy interesante candidatura para el festival, ya sea por elección interna o pre-selección.

Otro valor del manchego es sin duda estar ajeno al mundo eurofan, aquel al que como gran error ha intentado agradar este año el “trío de ases” para salir del paso. En Holanda, la designación de Anouk y The Common Linnets se hizo sin contar con la opinión eurofan y con la casi unánime oposición de los mismos que tuvieron que tragar como la AVROTROS conseguía sus mejores resultados del S. XXI en el festival sin contar con ellos. La RAI hizo lo propio en 2011 con un jazz anti-eurofan cuyo resultado no ha sido igualado aún por los italianos, en España a nadie le gustaba “Vuelve conmigo” ni Anabel Conde y tuvieron que ver como rozó la victoria en 1995. Los eurofans, no lo olvidemos, son minoría a la hora de votar en la gran final, su opinión, si bien es ruidosa en las redes sociales, es más bien residual.

Ahora planteamos la pregunta, ¿es Tomás Fernando Flores el indicado para liderar el cambio de España en Eurovisión? Lo que personalmente sí veo muy claro es que TVE debería hacer uso de una vez por todas de Radio3 para Eurovisión. La televisión belga lo ha hecho este 2015 con el resultado que todos conocemos, no solo la posición sino lo más importante, una de las mejores canciones de este festival. Y es que TVE debería explotar, en vez de acudir a los suecos de siempre, una de las virtudes que tiene la música en España y es tener una de las escenas indie y alternativas más importantes del mundo. Que se lo digan a los jienenses Supersubmarina que fueron elegidos hace unos meses por la revista Billboard como el mejor nuevo grupo de rock del mundo. Y sí, son de Jaen.

El resultado no es siempre lo más importante, como decía antes me dan envidia los ceros de Austria y Alemania este año, no por los propios ceros, obviamente, sino por el orgullo que se debe sentir allá por semejantes temazos, por la calidad de las propuestas. Simplemente, quedar últimos y acabar con la cabeza bien alta y esta vez sí, tener argumentos y poder quejarnos y sacar el libro de excusas. Pero mucho me temo que mientras continúen el “trío de ases” al frente de esto no podremos aspirar nunca a más que el décimo lugar en el mejor de los casos.

Desde aquí me sumo a la iniciativa de Dani Motiño con el HT #GanemosEurovision ¿Con Tomás Fernando Flores sería posible?

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