Razzmatazz sería testigo de uno de los mayores cambios en la música adolescente que hemos vivido en este siglo XXI. Con la noche ya cayendo en Barcelona, el joven australiano de tan solo 18 años Cody Simpson salía a escena con su banda y después de que su compañero Jackson Harris encendiera los motores de una velada que, al menos, no dejó indiferente a nadie.

"¡Cody, Cody, Cody!". Si fuera verdad eso de que tras repetir muchas veces un nombre se gasta, anoche Simpson se hubiera quedado sin él. Aparecieron en escena canciones como Free, la canción que da nombre al nuevo álbum del australiano que ya podremos ver el mes que viene en el mercado. La canción dice algo como "ella quiere ser libre", algo que Cody explicó brevemente a los asistentes. De esta manera, es como Cody Simpson se desvincula de su anterior discográfica para empezar un nuevo camino explorando con un nuevo sonido que nada tiene que envidiar al anterior.

Una voz mucho más formada, mucho más profesional y más crecida hizo olvidarse a los presentes de algunos de los éxitos del australiano como iYiYi, y es que Barcelona estaba descubriendo a un joven que ya no era el que los visitó la vez anterior. Así, algunos de los nuevos temas de Free sonaron uno tras otro cosechando una gran ovación, aunque de momento, para disgusto de las fans, tuvieron que conformarse con aplaudir y renegarse al hecho de que todavía no eran capaces de corearlos.

Pero no todo se redujo a silencio y aplausos. Pronto aparecieron temas como Sinkin' In de Surfers Paradise y su pegadizo "lalalalala" que enloquecieron a los asistentes, creando uno de los momentos más mágicos de la noche. Eso sí, un Sinkin' In mucho más personal y que evidenció una nueva madurez en el cantante, lo mismo que los constantes cambios de guitarra.

Seamos honestos, la guitarra no fue su única aliada esa noche, y es que su voz también estaba allí. Aunque solo fue durante una pieza, el joven australiano quiso deshacerse de todos los artificios posibles para quedarse desnudo ante su público y cantar juntos su Say Eo, que incluyó un pequeño baile sobre el escenario.

Foto: VAVEL

El subidón no decayó y, aprovechando el momento, salió a escena el tan coreado Pretty Brown Eyes, pero, como ya ocurriera antes, una nueva versión del tema adaptada a esta madurez musical que enganchó a los oyentes y les hizo aplaudir tan fuerte como si de dejarse la piel trataran. Junto a esta, RiRi o Rihanna también tuvo su momento en el show, y es que FourFiveSeconds cobró vida en la voz en la voz del cantante de Surfboard.

Con la vuelta al escenario de Jackson Harris para acompañar a Cody en un nuevo tema y risas acerca de que cantarían Nobody's Perfect de Hannah Montana (de la cual bromearon con que andaba por el camerino) la noche comenzó a tocar a su fin. El momento más especial y para el que los más acérrimos iban preparados apareció por fin. Flower sonó como nunca y mucho mejor que en la versión de estudio. Este tema fue el primer single y tema desvelado del nuevo trabajo del artista y uno de los preferidos de los fans. Decenas de margaritas aparecieron como un mar de flores que cubría las primeras filas del concierto. Todos tenían la suya y todos jugaron a ese particular "me quiere, no me quiere" con el cantante durante la actuación.

If It Don't Matter, Angel o el increíble ABC sonaron para dar paso a un falso adiós acompañado de un New Problems que enloqueció a los asistentes. Simpson volvió a salir a escena, esta vez para decir adiós definivitamente a Barcelona, y lo hizo con una muy personal cover de Three Little Birds de Bob Marley que termino con un caluroso "Barcelona. Thank you guys!".

El público no solo se dejó la voz, también las palmas convirtiéndose en coristas y animadores de concierto por unas horas. Lo que al menos quedó claro es que a todos nos llega el momento de crecer y parece que este proceso de transición ya tuvo lugar en el australiano hace tiempo. Ahora, es tiempo de ser libre.