El Padre James recibe una amenaza de muerte en el confesionario: un feligrés declara que lo asesinará dentro de siete días. Evocando el talante de las grandes tragedias griegas, esta película expone el encuentro de un hombre ante la fatalidad del destino, aludiendo al calvario más recordado de la Historia, el del propio Jesucristo.
Calvary, la obra más reciente de John Michael McDonagh, pone sobre la mesa el asunto de la desconfianza frente a la Iglesia Católica en un país como Irlanda, sacudido frecuentemente por los casos de pederastia perpetrados por miembros del clero. El protagonista, un sacerdote que pretende cumplir su labor desde una vocación honesta, se enfrenta a la hostilidad de unos parroquianos que sienten, de muchas maneras, el peso de la religión como una sombra incómoda que se cierne sobre ellos, de la cual quieren deshacerse como sea.
De esta manera, el espectador asiste a un paisaje compuesto por personajes variopintos en el que todos son sospechosos. La espléndida actuación de Brendan Gleeson sugiere que en este paisaje, portar una sotana equivale a cargar una cruz. Un hábito que en otros tiempos significó dignidad, jerarquía y respeto, en la actualidad de este contexto implica el estigma de un pasado que duele. Y esto acarrea un precio que alguien debe pagar.
Calvary recuerda la pertinencia de los relatos que abordan conflictos y dilemas de una sociedad desde su particular punto de vista y sentido del humor. El filme replantea el papel de las religiones en la era contemporánea y aun así, deja al espectador en libertad de formarse una opinión propia. Una obra como pocas.
Título: Calvary.
Año: 2014.
Director: John Michael McDonagh.
País: Irlanda y Reino Unido.
Duración: 102 minutos.
Reparto: Brendan Gleeson, Chris O'Dowd, Kelly Reilly, Domhnall Gleeson, Aidan Gillen, Dylan Moran, Isaach de Bankolé.
Tráiler: